Capitulo 29

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Al recalcarle que no soy su novia, realmente pensé que borraría esa sonrisa, pero no, más bien fue lo contrario, sonrió más abiertamente separando su rostro un poco de mío, lo suficiente para que que pueda respirar sin esnifar ese aroma suyo tan irritantemente adictivo.

– tienes razón, no eres mi novia, eres mi esposa, señora Scott.

Dice aquello al mismo tiempo que entrelaza sus dedos con los míos como dándole más poder a sus palabras, dándole un significado mucho mayor y aplastantemente abrumador, ¿por qué mi pecho se siente extraño? Es como si hubieran miles de...

Pajaritos?- se burla esa voz.

Sí, miles de pajaritos revoloteando por ahí, porque siento esa extraña felicidad emergiendo desde lo más profundo de mi ser?. Me muerdo el labio para evitar así sonreír de la forma que quiero hacerlo, al final opto por apoyar mi frente sobre su hombro con la esperanza de que no haya visto aquello, espero que tampoco se haya dado cuenta de mis mejillas sonrojadas.

– sé que debería alejarte de mí, sé que terminaré por destruirte...lo sé, te lastimaré y me odiarás, cuando sepas la verdad, me odiaras – murmura apretando mi mano con fuerza, mi corazón se detiene teniendo el mismo miedo que el – pero no puedo, prométeme que no me odiarás.

Lentamente elevo el rostro y miro esos orbes llenos de preocupación, miedo, con una sonrisa elevo su mano a la altura de mis labios y deposito un beso sobre sus nudillos, no sé qué tan grave es lo que oculta, quizás solo es el hecho de que es un gangster, y eso yo ya lo sé, no le temo a los secretos, no creo que nada de lo que oculte logre que me haga cambiar de opinión, simplemente lo veo imposible, ni aunque Matt emergiera de la tierra, me haría pensar diferente con respecto a nosotros.

– duerme conmigo – le pido.

No lo hagas, él ya te lo dijo, te lastimará, aléjate!!!

Ignoro esa voz en mi cabeza que no hace más que confundirme.

– promételo – dice con el semblante serio.

– lo prometo.

Si necesita que lo diga, no tengo problema con eso, se lo diré mil veces si hace falta, no soy una persona que odia con facilidad a las personas, realmente tiene que ser algo gravísimo como para que ese sentimiento crezca en mi, y aún así no podría odiarlo, tal vez me sienta decepcionada, pero odiarlo, definitivamente no.

En silencio lo arrastro por la cocina en dirección a las escaleras, ignoro totalmente a mi tío acurrucado detrás de un montón de almohadas de los sofás, ocultándose de la furia en mi interior que no se desató, no sé si dormirá así, pero realmente no me importa. Cierro la puerta detrás de mí sintiéndome de pronto nerviosa, Axel me mira fijamente pero no sonríe, no parece él mismo de siempre, luce como si quisiera decirme algo, abre la boca y la vuelve a cerrar frunciendo el ceño.

– sucede algo?– pregunto.

Ignorándome camina hacia la cama y se tumba sobre ella con sus manos detrás de su cabeza y la vista pegada en el techo, empiezo a arrepentirme de haberle dicho que duerma conmigo, tal vez fue un error, no me refiero a su actitud fría y distante, me refiero a lo que conlleva dormir con otra persona, las pesadillas, los gritos, no quiero que me vea llorar más de lo que ya lo hizo.

– una vez me preguntaste si me alguna vez me había enamorado – asiento con la cabeza aún cuando no puede verme pues sigue con la vista pegada en el techo – no te quedes ahí, no muerdo – sonríe palmeando el lugar libre a su lado. Sin decir nada me acuesto a su lado, de costado para verle mejor – llevo enamorado de la misma chica desde que tenía diecisiete años, aun después de diez años, no puedo olvidarme de ella – gira su cuerpo y nuestras miradas se encuentran, ¿por qué siento esa opresión en el pecho al escuchar su confesión?– cuando la conocí ella tenía siete, no fue amor a primera vista, me enamoré mucho después, pero la primera vez que la vi...– con una sonrisa coloca un mechón que cayó sobre mi cara, detrás de mi oreja y acaricia con suavidad el contorno de mi rostro, una corriente eléctrica se hace con mi cuerpo, erizandome la piel – cuando la vi, me pareció una niña extraña, todos los niños jugaban y ella solo los miraba, no parecía admirar la felicidad de ellos, más bien es como si se sintiera irritada, quise acercarme pero otro chico se me adelantó, ¿sabes lo que hizo cuando el niño le cogio la mano para llevarla a jugar?– sonríe como si ese recuerdo le hiciera inmensamente feliz, yo solo niego con la cabeza – ella lo golpeó y le gritó que no la tocase – su sonrisa se vuelve triste y melancólica – supe que me había enamorado el día que hablé con ella, era hermosa, no aparentaba ser alguien quien no era, ella tenía demonios y no intentaba ocultarlo, ¿cómo una niña de diez años puede tener demonios dominándola?– pasa su brazo por debajo de mi cabeza, con su mano libre me coge de la cintura y me pega a él – esa noche era halloween, era la única que no iba disfrazada, recuerdo ese día como si fuera ayer – susurra.

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