Capitulo 14

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Aún no se me quita la pesadilla que tuve anoche, no tenía nada que ver con el tema de David, pero aún así me perturba de alguna forma, había olvidado por completo lo que se sentía ser torturada, es como si el dolor y las heridas ya cicatrizadas se volvieran a abrir, por supuesto todos esos hombres están muertos, yo me encargué personalmente que asi fuera, pero ese sentimiento de debilidad no me abandonaba.

– buenos días.

Con un asentimiento de cabeza saludo a mi secretaria, pronto vuelve la vista hacia el ordenador, continuando con lo que sea que esté haciendo pero yo me detengo al no ver a nadie frente a la puerta de mi despacho, Danna no está, con un suspiro entro a mi despacho para confirmar que efectivamente, ella no está aquí tampoco, ayer no pude revisar el trabajo que le envié por lo que esperaba tener esos papeles encima de mi escritorio pero lo único que hay ahí, es la pila de documentos que debo revisar.

Deberías despedirla por irresponsable.

Ignoro a esa vocecita y tomo asiento, tal vez hoy llegue tarde, valoro mucho la puntualidad, pero conociendo como conozco a mi hermana, se que se habrá demorado en retocar su maquillaje, en buscar un chofer entre los hombres de mamá que quiera traerla porque ella no sabe conducir, cuando llegue pienso castigarla de una forma nada amigable, es más, deseará no volver nunca más.

Pero ella nunca llegó, las horas pasaban y Danna no aparecía, la furia en mi interior crecía a medidas que las horas en el reloj avanzaba y mi hermana no me deleitaba con su presencia, la furia dio paso a la curiosidad, quizás fui demasiado dura con ella, quizás...

Olvídate de ella, concéntrate en David.

Sacudo mi cabeza haciendo caso (por primera vez) a esa voz, no es tiempo de andar indagando en los problemas de mi hermana, tengo un juego entre manos y pienso ganar, pero necesitaré la ayuda de mi padre, el me ayudará indirectamente dado que el tiene negocios con ese hombre, lo único que tengo que hacer es proponerle a mi padre un trato que no podrá rechazar, necesito solo una semana para terminar con el negocio de Miles, por lo que tengo que convencer a mi padre de dejarme a mí esos negocios y....

– señorita Evans, el señor MacFox está aquí.

Mi secretaria se asoma por la puerta y dice aquello con voz dulce, como si ese tono justificase su interrupción, no entiendo porqué no me llama al teléfono, por algo está ahí.

– es el amigo de su abuelo – aclara al ver mi mirada extrañada.

Busco en mis memorias ese apellido pero con la información que me acaba de dar, solo se me ocurre que puede ser Zac, creía que a estas alturas habría huido de la ciudad o que se mantendría en la sombra, liderando el grupo traficantes novatos que Chris creó.

– está bien, que pase y llama a Carter Company, pide una cita para esta noche con el señor Carter – le ordeno.

Guardo los papeles desperdigados por mi escritorio mientras que mis hombres se encargan de asegurarse que el no lleve nada peligroso para mi salud, apago la pantalla de mi ordenador a la vez que Zac se acerca a grandes zancadas, viste con una polo manga larga de cuello alto negro, jean del mismo color y zapatillas vans, su cabello está tan despeinado como lo recordaba, barba perfectamente recortada, sus grisácea mirada escanea mi despacho como si buscase algo realmente interesante.

– te suena de algo David Miles?– pregunta sin andarse con rodeos.

Sonrío al escuchar ese nombre, sinceramente tenía la esperanza de que alguien supiera de el, que me brindara más información de la que me dio Nana, aunque dudo que sepa algo más por lo que me decanto por fingir ignorancia.

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