Prologo

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Es en ese momento en el que lo veo, paseándose por la discoteca como si fuera suya, una cazadora negra a juego con su camiseta, cabello castaño peinado hacia arriba, barba perfectamente recortada, jeans gastados, sus ojos marrones, en ningún momento dejan los míos que lo miran con horror, mi cuerpo se paraliza, los latidos de mi corazón se incrementan hasta el punto de temer que en algún momento colapse y deje de latir, un nudo se forma en mi garganta y a pesar de querer salir corriendo y ocultarme en el lugar más recóndito del planeta, mis piernas se niegan a moverse, mi mente revive una y otra vez esa fatídica noche crispándome la piel, aumentando ese sentimiento de suciedad y repugnancia por mi propio cuerpo, me odio a mi misma, así de simple.

Con una sonrisa se acerca a una chica y baila con ella, mueve su cadera restregando su sexo por el culo de la chica que muy gustosamente acepta ese tipo de baile tan sexual, no sabía porque no dejaba de mirarlo, ni el a mi, pero lo único que sé es que...

Él volvió.

Miro a Kris deseando que me vuelva a repetir si quiero irme, pero está bastante bien distraído, apreto la copa en mis manos con fuerza cuando el de ojos marrones se empieza a acercar, le grito mentalmente a mis piernas que empieces a moverse, pero no me obedecen, miro desesperada a mi alrededor en busca de algún tipo de ayuda, pero nadie parece darse cuenta del hombre peligroso que se me acerca.

– querida Sam, me alegro haber esperado tanto tiempo para esto, tu cuerpo ha evolucionado favorablemente – ronronea mordiéndose el labio inferior.

Mi cerebro empieza a maquinar mil maneras de escapar de esta, pero está completamente en blanco, lo único que se me ocurre es golpearlo y salir corriendo, esa sería una buena opción de no ser que no puedo mover un solo músculo, desesperada vuelvo a mirar a mi tío en busca de ayuda, pero el baila y sonríe completamente ajeno a mi sufrimiento, al miedo que mi cuerpo siente con la cercanía de este hombre.

– esta noche será larga para nosotros, pero te prometo una cosa...– coloca su gran mano sobre mi cuello, ejerce presión y tira de mi pegando su aquerosa boca a mi oreja – te va a doler mucho, cariño.

Mi corazón literalmente dejó de latir por un segundo, mis ojos automáticamente se llenaron de lágrimas, odiaba sentirme así, tan débil...tan dependiente de la protección de terceros.

– menos mal que te encuentro, papá está preocupado por ti, vámonos.

Y si más, el castaño me coge de la muñeca y tira de mi alejándome de las garras de ese monstruo, se abre paso entre las personas que bailan como si no hubiera un mañana, nunca antes en mi vida me había alegrado tanto de ver a mi hermano pequeño, salimos fuera del local pero para el no es suficiente, con paso ligero me arrastra hacia el el parking del antro.

– nunca entenderé porqué te gusta exponerte al peligro, debes alejarte de Kris y....

Al escuchar aquello me suelto de su mano al instante, el no me sacó de ahí por el hombre a mi lado, ni siquiera fue capaz de ver el peligro que estaba a mi lado, no, el solo se concentró en sacarme de ahí para alejarme de mi tío, el único que probablemente me quiere por quién soy, no por quien debería ser.

– tienes razón, me expongo ante el peligro, pero eso cambiará a partir de ahora.

Dicho eso, monto en mi Ducati y acelero dejando atrás a mi hermano, creía que el y yo teníamos una especie de conexión, el siempre me entendía, ahora sin embargo, empezaba a dudar que exista tal cosa.

Entro a mi la seguridad de mi empresa, con un movimiento de cabeza, saludo al guardia de turno, todos los guardaespaldas que trabajan para mi, tienen derecho a vivir con sus familiares, pero en uno de mis edificios, mi empresa está conectada con el edificio de alado, donde cada de uno de mis hombres tienen un apartamento a su entera disposición, algunos comparten pisos, es necesario que vivan ahí, cuanto más cerca estén, mejor.

Importándome bien poco la hora, pulso el botón rojo de "emergencias ", en menos de media hora todos mis hombres están de pie frente a mi, en el area de entrenamiento.

– empecemos.

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