Capitulo 6

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En todo el camino esperé que me diera la mano, que me besara, o que me diera un simple abrazo, quería todo eso y a la vez no lo quería, eran sentimientos contradictorios, pero no pude evitar sentirme decepcionada cuando no hizo nada, sólo mantenía las manos sobre el volante y la vista fija en la carretera, quizás estábamos teniendo una de esas típica crisis matrimoniales, eso tendría más sentido, pero tenía la sensación de que algo no iba bien, no con respecto a Axel y a mi, porque está claro que tenemos problemas que solucionar, me refiero que algo va mal conmigo o con mi vida en general, lo digo por esos cuatro coches negros que nos siguen llenos de guardaespaldas que al parecer yo había contratado, no entiendo porqué haría algo como eso, nunca necesité de ellos, está vez no sería una excepción por lo que en estos días tendré que encargarme de decirles que ya no necesito de sus cuidados aunque no puedo evitar sentirme...no lo sé, en peligro constante aún estando con Axel a mi lado, es como si tuviera la certeza de que pasase lo que pasase, el no tendría la fuerza o las ganas de protegerme, aunque siendo honestos no es como si realmente lo necesitase.

– tienes idea de quién puede querer verte muerta?– pregunta colocando una serie de números sobre el panel del ascensor.

Miro curiosa sus dedos moverse por esos números, yo debería saber el código, pero no logro recordar cuál es la combinación correcta, es extraño teniendo en cuenta que estamos en mi jodida casa.

Todo el mundo te quiere muerta, eres la mismísima dueña del infierno.

– no entiendo porqué alguien me quiere muerta – murmuro ignorando esa voz.

Algo se me escapa, ya lo dijo mi tío, el accidente fue un intento de asesinado, ahora también me lo dice Axel, ¿por qué alguien querría matarme? Es decir, entiendo que tal vez se deba a la profesión de mamá, pero entonces no me estarían preguntando a mi, ella debería saberlo, pero es algo completamente diferente, lo extraño es que al parecer no van por mi familia, siento como si yo estuviera en el centro de la diana, expuesta al peligro aún teniendo esa fila de guardaespaldas que rodean el edificio.

– no lo sé Sam, se puede decir que tú eres de todo menos un ángel – dice saliendo del ascensor cuando las puertas se abren.

En silencio lo sigo al interior, lo primero que veo es ese gran piano negro en una esquina, justo a lado del gran ventanal, me recuerda mucho al piano del abuelo Maicol, recuerdo que podía pasarme horas tocándolo junto con mi padre pero no recuerdo algún otro momento donde lo haya pasado bien con el.

– SAM!!!

De pronto alguien se lanza contra mi y ambos caemos al piso, el hombre de cabello negro y ojos grises se pone a horcajadas sobre mi, acuna mi rostro entre sus grandes manos y empieza a repartir sonoros besos por toda mi cara haciendo que suelte alguna que otra risita divertida por su actuación tan infantil.

– yo también te he echado de menos – sonrío.

De repente se detiene y de un salto se aleja de mi, como si mis palabras le hubieran herido de alguna u otra forma, de la misma forma que actuó Axel con mi tío Andre, Kris hace lo mismo, sorprendiéndome coloca su antebrazo en el cuello de Axel y lo empuja hasta que su cuerpo choca contra la pared y ejerce presión pero al pelinegro no parece afectarle, es más, rueda los ojos irritados.

– que le hiciste a mi sobrina – sisea a centímetros del rostro de mi marido – ella nunca me diría algo así, ella...

– no lo sé, al principio no me reconoció, actúa raro lo sé, no es mi maldita culpa!– bufa Axel.

Poco a poco mi tío lo suelta, a regañadientes por supuesto, no sé porque actúa de esa forma, aunque he de reconocer que me alegra verlo, él es el único que me recibió como realmente merezco, tal vez un poco brusco pues ahora me duele el culo, pero aún así valoro ese lado tierno que tiene conmigo.

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