Capitulo 24

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Juro que quiero hacerlo, de verdad me gustaría poder empujar esa pesada reja, entrar y enfrentarme a la realidad, realmente quería cerrar un ciclo de mi vida que no me permitía avanzar, en serio quería hacerlo, pero mis piernas se negaban a moverse, simplemente me quedo parada frente a la puerta, sintiendo como esos ángeles de cemento me miran fijamente, como si me estuvieran escrutando con su mirada, sin vida, me siento observada, me digo a mí misma que solo son imaginaciones mías, que debería entrar, pero cuando hago el amague de dar un paso, mis pies se mantienen clavados en el piso como si estuvieran pegados con el pegamento más fuerte jamás creado, no sé porque me resulta tan difícil entrar.

– lo siento – susurro al viento.

Echo la cabeza hacia atrás y dejo que el aire se lleve la culpa, pero no lo hace, el sentimiento sigue ahí, ¿por qué? Tal vez no lo siento de verdad, eso lo explicaría, pero si así fuera, no me sentiría tan culpable, es ridículo, yo soy ridícula, nunca quise que eso pasara, me lo habían advertido, yo se lo advertí a él, pero como siempre, me ignoro, esa noche el no tenía que estar ahí, él no tenía que haberme seguido, él no tenía que hacerse el héroe.

"Sonrío asintiendo con la cabeza a lo que sea que Matt me está contando, realmente no le presto la atención necesaria, no me canso de mirarlo, y al parecer las chicas del instituto tampoco, en realidad no me importa, él no parece darse cuenta del efecto que tiene en ellas, solo tiene ojos para mí, pero eso no me gusta y a la vez si, es decir, estar conmigo implica un peligro mayor a sentir celos o alguna golpiza por algún ex novio psicopata.

– venga, vamos, te invitaré un helado – sonríe cogiendome de la mano.

Sin esperar una respuesta, me arrastra fuera del instituto, abriéndose paso entre los alumnos que tanto como nosotros, desean salir corriendo de ese infierno, Matt tuvo que venir a recogerme en el despacho de la directora, ya que otra vez me había metido en una pelea, ni siquiera recuerdo cómo es que empezó, pero sí recuerdo que yo no fui la que dio el primer golpe, por lo que por primera vez, la directora me dejó marchar con un castigo leve, repetir cien veces en mi libreta "no debo golpear a mi compañera", pero tanto ella como yo, sabíamos que no lo haría.

– hoy una de tus compañera me pidió salir, te lo puedes creer?– ríe negando con la cabeza.

No sé cómo es que no se cansa de sonreír tanto, ni siquiera yo puedo aguantar tanto, pero el, parece acostumbrado a ello.

Me encojo de hombros como si no fuera la gran cosa, todas las mujeres se fijan en el, pero pocas se atreven a pedirle salir, él no sabe pelear, odia los conflictos, su pasatiempos favoritos es la lectura, siempre con un libro en la mano, extrañamente ahora no lleva ninguno, ni siquiera sé cómo es que se ha fijado en mi, somos totalmente diferentes, es cierto que me gusta leer, pero de pacífica no tengo ni la uña del pie.

De repente un escalofrío recorre mi cuerpo entero, instintivamente giro mi cuerpo hacia atrás, y empiezo a caminar de espaldas dejando de escuchar a Matt, a unos más que merecidos metros se encuentran tres hombres, vestidos completamente de negro, un pasamontañas cubriendo sus rostros y un gorro disimulando un poco su apariencia tan sospechosa, el del medio me me sonríe a la vez que hace a un lado su chaqueta negra, enseñando un poco, para que solo yo pueda verlo, una pistola del mismo color que su ropa, me está dando la oportunidad de deshacerme de Matt, lo cual agradezco, pero no sé cómo hacerlo, estamos bastantes alejados del colegio, no tengo un medio de transporte por lo que hago lo primero que se le ocurre, lo bueno es que no hay un alma en la calle, al menos nos por la que nosotros hacemos nuestro habitual recorrido.

– juguemos a algo – sonrío ignorando a esos tres hombres, consciente de que tal vez me den cinco minutos de margen, al fin y al cabo ellos me quieren solo a mí.

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