Capitulo 37

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MARATON 2/5

Al llegar, tras bajar del coche, las veinte cámaras (o más) que sacaban fotos para alguna revista, se dirigieron a nosotros, los flashes nos llovían y yo tenía que soportar el brazo de ambos hombres sobre mis hombros cuando el contacto con otras personas me repugna, a no ser que yo de el primer paso, mis demonios amenazan con dominarme y asesinarlo aquí mismo, pero al ver a mi madre, al final de la alfombra blanca, hace que entre en razón, le sonríe a mi padre.

– empieza el show – dice Chris con una sonrisa.

La sangre me hierve de rabia cuando la mirada de mi madre se ilumina cuando ve a mi abuelo, aún no repara en el presencia de Zac o simplemente lo ignora, pero mi padre si repara en su presencia y lo fulmina con la mirada, más aún, no dice nada ni hace nada que pueda hacer de esta fiesta la peor de la historia.

– papá, me alegro que hayas conseguido traerla – le dice mi madre con una sonrisa.

Me contengo de soltar un bufido y deshacerme de la mano de Zac, sé que intenta darme algún tipo de tonto apoyo moral, pero es inútil, nunca funciona, es más, sentir su mano al rededor de la mía solo hace que me sienta como una muñeca de trapo que usan para después deshacerse de ella, manipulada y extorsionada, es como me siento.

– que haces tú aquí!!

Suelto un suspiro al escuchar al chillona voz de mi hermana, viste con un vestido similar al de ayer, solo que esta parecer abrazas más "sus curvas", casi no lleva maquillaje a excepción de pinta labios rosa claro y rímel, uñas pintadas solo con brillo, en su piel no hay marcas de la paliza que supuestamente le di, o quizás el maquillaje logra cubrirlo en su totalidad, cosa que realmente dudo.

– respóndeme!!– me grita.

Miro esos ojos verdes idénticos a los de mamá, puedo sentir la mirada curiosa de Chris y de los demás, sé que quiere ver que tan "efectiva" fue lo que sea que Zac intentaba hacer, para ser honestos, lo único que quiero hacer ahora, es golpearla hasta que me canse, para que que esta vez sí tenga motivos para ir a quejarse a papá y dar por terminada la tonta fiesta de cumpleaños, pero me contengo.

– que pasa, ahora quieres ir de niña buena...eso no funciona con...

– ya basta Danna – interfiere mi abuelo con voz dura – realmente no quieres provocarla, porque si ella quiere golpearte, lo hará sin remordimiento alguno.

Sé que me está dando vía libre para que reaccione si se le ocurre retarme, por suerte no lo hace, no vuelve a decir nada, me sorprende lo segura que está de que yo sea capaz de hacerle algo así, está claro que a veces pierdo un poco la cabeza y actúo de forma agresiva, pero no creo nunca poder hacer con mis hermanos, lo que les hice a esos cincuenta hombres, siendo honestos, ni siquiera sé cómo lo hice.

La noche pasa relativamente tranquila, demasiado para mi gusto, a mama no pareció importarle la presencia de Zac, lo saludó como se saluda a un conocido por la calle, mi abuelo no le quitaba la vista de encima, vestido con ese traje de color azul marino luce casi hasta inocente, la trata con cariño y a veces con rudeza, se comporta como un buen padre, pero yo sé que dentro de esa desquiciada mente suya, planea miles de formas de arrebatarle su último aliento, papá por supuesto no se alejaba de mama, por su rostro serio, sé que probablemente intuye que algo va mal, los invitados por otra parte, se divierten ajenos a lo que pasará, Danna disfruta con sus falsas amigas, incluida Kat, que de vez en cuando la pillo mirándome, tiene un parche sobre el puente de la nariz, quizás me pasé con el puñetazo, no me sorprendí al ver a Adam vagar de un lado a otro completamente aburrido, seguro Kat lo había arrastrado a esta fiesta aburrida, lo que si me sorprendió fue ver a Matt entre los invitados, con traje y corbata, una sonrisa en sus labios como si nada hubiera pasado, como si nunca se hubiera ido, por suerte para mí, aún no se había percatado de mi presencia, no me gusta socializar por lo que me puse en una esquina, observándolo todo, más que todo las posibles puertas de huida, los guardaespaldas que custodian el lugar y sobre todo cuantos invitados vinieron, eran demasiados.

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