Capitulo 18

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Lo leo y releo, él no es malditamente inestable, me enfada que traten a mi tío como si estuviera loco, él no lo está, tal vez un poco desquiciado, pero es normal, lleva dieciocho años encerrado por un asesinato que estoy segura que no cometió, yo sé que él se lo confesó al juez, pero a mí me dijo que lo hizo para proteger a alguien importante para el.

– estas jugando conmigo?– gruño con los puños apretados – por qué rayos quieres sacarlo de ahí? Además es imposible– bufo.

Recuerdo que nada más obtener mi titulo me puse a trabajar en su caso, a costa de mi mama porque al parecer ni a ella ni a papá le agrada mi tío, recuerdo que se enfadó mucho cuando en las noticias salió que había conseguido reducir la condena, mamá echaba humos por las orejas, estaba enfadada y a la vez orgullosa pues ese era un caso que ningún abogado se atrevía a tomar, estaba destinada al fracaso por las pruebas en contra y su misma confesión, recuerdo que se enfadó mucho más cuando supo que iba a visitarlo cada semana, quiso castigarme, pero para entonces ya era mayor de edad y no mandaba sobre mi, le prometí sacarlo de la carcel y hasta ahora seguía investigando sobre lo sucedido hace dieciocho años, sé que mi padre sabe algo pero no me quiere decir nada y mama...a ella ni me molesto en preguntarle, sería...

– el porqué de esa decisión no te incumbe – su voz interrumpe mis recuerdos – no me importa si es tu tío o no, te estoy ofreciendo trabajo, te pagaré por tu trabajo, olvídate de lo imposible, sé que lo lograrás, aceptas?

Me tiende su mano para que se la estreche y cerremos el trato, ni siquiera sé porque tiene tanta fe en mi, fracasé una vez, por supuesto lo intentaría mil millones de veces para sacarlo de ese agujero negro, nunca me daré por vencida, pero me preocupa las razones ocultas por la cual lo quiera fuera de ese lugar, no es como si mi tío tuviera un título universitario, a penas logró terminar el bachillerato, no habla idiomas, lo único que sabe hacer es transportar mercancía sin ser visto, y dudo que eso a él le sirva de algo, sé que Axel oculta muchas cosas, pero sinceramente, no creo que esté metido en ese mundo, es ridículo...pero...la idea de tener a mi tío libre...que diablos!

– solo porque me conviene – aclaro aceptando su mano.

No sé porque siento como si estuviera haciendo un trato el mismísimo lucifer, un escalofrío recorre mi cuerpo intuyendo que algo malo se avecina, tal vez solo sea las posibles reacciones de mis padres, quizás me deshereden, pero desde que supe que había ido a la carcel...supe que no debía dejarlo ahí, mamá no lo sabe, pero lo conozco incluso antes de aquel incidente en la mansión, él solía visitarme en mi habitación por las noches, cuando Danna dormía, sus consejos siempre me sirvieron de mucho, aunque claro...con Matt todo fue distinto, y aunque el no lo aprobará, no se opuso y me entendió, incluso el fue quien me consoló cuando Matt se fue.

(...)

La primera vez que vine aquí, fue cuando tenía ocho años, me escapé del colegio y vine, pues una niña odiosa se estaba burlando de Danna por tener un tío en la carcel, en ese momento salí y tomé un taxi, me costó algunos dólares para que el taxista accediera a llevarme, por supuesto a parte de la tarifa correspondiente, todo había sido en vano pues los policías que custodiaban el lugar se negaban a dejarme pasar, patalear no era una opción, así que tras algunas amenazas, logré que Miguel me acompáñase, él sabía que si yo me lo proponía, podia burlar la seguridad y entrar sin ser vista, un don, supongo, por lo que no tuvo más remedio que acceder.

Aún recuerdo la mirada de mi tío en aquella sala dividido por una pared de cristal tan grueso que ni una bala podía traspasarlo, sus ojos se abrieron como platos y se llenaron de lágrimas, sus manos sujetaban con fuerza el teléfono que transportaba las voces, supongo deseando oírme, estaba más delgado de lo que recordaba.

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