Capitulo 33

5.9K 534 23
                                    

Avergonzada más que furiosa, bajo la falda de mi vestido y con mi mano lo aliso, está arrugado, mi respiración sigue agitada, y a medida que pasa los segundo encerrados en ese pequeño cuarto, siento como ese nudo en mi garganta aumenta de una forma dolorosa, creando lágrimas en mis ojos que miran fijamente el piso como si hubiese algo realmente interesante en el.

– tienes razón – sonrío incapaz de mirarlo – avanzamos un paso retrocedemos veinte – admito.

Sí, tal vez Axel es el único que me hace subir al cielo y bajar al infierno en una milésima de segundos, sé que no piensa lo que dice, y también que no lo hace con intención de herirme, pero ese comentario realmente me dolió más de lo que quiero admitir.

– venga, no te enfades por eso, lo siento vale?

Intenta cogerme de la mano pero antes de pueda tocarme, escondo ambas manos detrás de mí cuerpo, lo peor de todo es que ni siquiera estoy enfadada, más bien, de alguna forma me duele que después de haberle confesado algo como aquello, haya decidido creer a los medios de comunicación.

— no estoy enfadada Axel, estoy decepcionada– admito abriendo la puerta.

Me dispongo a salir pero de un golpe, Axel la vuelve a cerrar, coloca amabas manos sobre la puerta, a cada lado de mi cabeza, su cuerpo pegado al mío, estoy atrapada, trago el nudo en mi garganta y apoyo mi frente sobre la puerta, tomó varias bocanadas de aire regulando mi pulso.

– ni siquiera sé porque lo dije, soy un idiota – murmura haciendo girar mi cuerpo lentamente, aún así, no lo miro – te amo.

Ahí está, otra vez la mentira más bonita que le pueden decir a alguien, se me hace imposible creer que el realmente siente amor hacia mi, yo no merezco ese tipo de sentimientos, pero aun así, de alguna forma u otra, me gusta escucharlo de sus labios, a sabiendas que a primera de cambio, me sustituirá por otra más guapa y alta que yo, eso es un hecho.

– "Amar" es una palabra muy fuerte– murmuro.

Elevo la vista y miro esos ojos que tantas veces me hace desconectar del mundo, no es el color en si, es el significado de su mirada, o el como yo lo interpreto, siempre consigue transmitirme una paz perturbadora.

– lo sé, y no la diría si no la sintiera de verdad, si tengo que repetirlo cada segundo para que así me creas, lo haré Sam – entrelaza sus dedos con los míos y lo aprieta – te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te a...

– está bien, yo solo decía – me río – podemos irnos?

Axel asiente y abre la puerta para que salga primero, realmente espero que mi aspecto no este tan mal como creo que lo está, no tengo un espejo donde aumentar mi latente ego o maquillaje porque estúpidamente decidí no traer bolso, solo mi móvil escondido en mi escote y mi tarjeta de crédito guardado en el interior de la funda del aparato que utilizo para llamar de vez en cuando.

– señor Scott tenemos un....– el hombre que de pronto se nos acerca un poco agitado se detiene a media oración para mirarme – tú!– gruñe señalándome.

El destino o el karma es un hijo de puta, se empeña en recordarnos que el pasado está ahí, no importa las veces que intentes huirle, no importa si has cambiado para bien o para mal, se encarga de recordarte que no puedes ser feliz, y la felicidad está sobre valorada, tenemos esa creencia de que es todo lo que necesitamos para tener una vida plena, y tienen razón, pero en ese momento donde sientes que por fin todo irá bien, aparece alguien para estropearlo, ni siquiera me refiero a Dom, a el fui yo quien lo buscó, ni siquiera Adam es ese obstáculo que me impide ser feliz, mucho menos Matt pues el ya no está aquí, se trata de alguien mucho peor y al que odio hasta el cansancio, por si lo preguntan, tampoco es mi abuelo, no es de mi agrado pero el sigue desaparecido, se trata de él, el hombre que me arrebató lo que más quería en este mundo, reconocería esa voz entre millones de voces, gruesa y ronca, como si estuviera constantemente afónico, ahora sí puedo verle el rostro, ojos oscuros como aquella noche, viste con una camisa negra y gafas negras colgadas del cuello de esta misma, manos grandes, sus uñas parecen tener suciedad guardada debajo de ellas, piel bronceada o tal vez algo sucia, no lo se, es confuso, el hombre en si mide mucho más que yo (como es natural) tal vez es de la misma estatura que Axel, pero los músculos son más grandes y tonificados que los del pelinegro, su cabello...no, no tiene cabello, es calvo y su calva brilla con los focos del techo, bajo mi mirada hasta sus pies, enfundado en unas viejas zapatillas Nike de vete tú a saber de qué año, cuando lo conocí iba descalzo.

Verdades Ocultas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora