Capitulo 9

8.2K 670 10
                                    

– no me lo puedo creer, lo hiciste!– exclama Kat negando con la cabeza.

Hace aproximadamente un par de horas, en mi despacho, había intentado convencerme de ir de comprar y deslumbrar a las esposas de los socios de Axel y Adam, la verdad no entendí el porque, gastar dinero en ropa no es algo que haga a menudo, y menos para dar buena impresión a esas personas cuya opinión realmente no me interesa, ni siquiera me molesto en impresionar a los jefes de papa, realmente no vale la pena.

– no entiendo como tú, la dejaste venir así – señala acusadoramente a Axel que viste con su impresionante traje.

Axel seguía enfadado, por lo que al verme no creo que siquiera se hubiera dado cuenta de mi atuendo, hasta ahora, que me mira con los ojos abiertos como plato, llevo ropa de oficina, la misma que utilicé esta mañana, por un momento me sentí benevolente por lo que me retoqué el maquillaje.

– eres imposible – gruñó tirando de mí para que entremos a ese salón de eventos.

Deje que tirara de mi pues no quería montar un numerito en la entrada, donde miles de flashes iban dirigidos hacia nosotros, millones de preguntas nos llovían pero yo no podía para de reír (interiormente) ya que había conseguido mi objetivo, herí su gran ego, lo pisotee delante de él, escupí y salte encima de su ego dañado, se lo merecía, aunque extrañamente no me siento feliz por ello, es decir, sí, es divertido, pero no me hace feliz.

Al entrar pude reconocer a todos los invitados, probablemente no eras más de veinte o treinta sin contar a sus esposas, cada una con un vestido mejor que la anterior, incluso Kat va demasiado elegante, vestido rojo hasta el suelo, ajustado del pecho hasta la cadera y la falda del vestido ancha, su cabello rubio suelto y maquillaje bastante bien elaborado, mi madre me enseñó a vestir adecuadamente para cada situación, pero hay que ser honestos en algo, no tenía suficiente tiempo, de hecho, ni siquiera me dio tiempo de ir a cas...a la casa de Axel a cambiarme, pero vamos...tampoco estoy mal del todo, o eso creo.

– señor y señora Black, un gusto veros de nuevo, os presento a mi esposa, Samantha Evans.

Había oído hablar de esa pareja, debo decir que son más guapos en persona, el hombre es atractivo a pesar de la edad que tiene, no se exactamente cuánto, pero estoy segura que es mayor que mi padre, cabello castaño oscuro, ojos azules, su mujer por supuesto no se queda atrás, Alexia Hunter, no creo que exista mujer en el mundo que no la admire, es decir, no cualquier mujer puede dirigir una empresa de seguridad privada, sin embargo, había algo de ella que realmente me intrigaba, esa mirada dulce y esa sonrisa pueden ocultar un mundo en su interior, rumores corrían que había matado a varias personas, ella nunca lo confirmó, tampoco lo negó.

– encantada cielo, debemos irnos, ya nos veremos Axel.

Dicho eso, ambos se marcharon, cogidos de la mano con una sonrisa cómplice entre ellos, tal vez existan más personas a parte de mi padre que realmente están enamorados, sea cual sea, yo no quiero nada de eso, la libertad es algo que no todo el mundo obtiene, yo lo era, hasta que fui a la Vegas.

– Sam, mira esto.

Kat se acercó con una sonrisa, me coge de la mano y me arrastra alejándome de Axel, lo cual internamente agradecí, empezó a mostrarme una serie de cuadros y pinturas, al parecer esto era una galería de arte, en realidad no me había dado cuenta, las pinturas en sí, eran bonitas, en alguna tenía un toque oscuro, tal vez gótico, mi amiga me decía cosas o me contaba alguna experiencia reciente con Adam, realmente no escuche una sola palabra, lo sé, soy una mala amiga, una mala hermana, una mala hija y desde luego una mala esposa, había aprendido a vivir con ello, no es como si realmente me importase ser mala en todo aquello, pues a la hora de la verdad, estoy segura que ni Kat ni Axel estarían a mi lado en mis peores momentos, hay un día, en el que todo es más oscuro de lo normal, mi humor, mi mirada, realmente odio cuando ese día llega, no hablo precisamente de la visita de Andrés, no, yo hablo de algo mucho más profundo, ese día es como si el infierno flotase sobre la tierra, utilizándome a mí como arma de ataque, ese día procuro no salir de mi habitación, ese día es mañana.

Verdades Ocultas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora