TRAICION
Abro los ojos y me siento sobre la cama con la respiración acelerada, mi pecho subía y bajaba con rapidez, mis manos temblaban sin control y mis ojos se llenaban de lagrimas por la pesadilla que acababa de tener, miro a mi lado a sabiendas que Axel no estará aquí, supongo que es la razón del porque la pesadilla hizo su aparición, de pronto me sentía sucia, no por lo que había pasado anoche, más bien por la pesadilla que me acababa de visitar. Como si fuera una maldita adolescente me cubro el rostro avergonzada al ver esas dos manchas oscuras sobre la sabana negra, doy gracias mentalmente de que sea de ese color, algo cohibida como si Axel estuviera aquí, me levanto y camino hacia el armario procurando hacer el menor ruido posible, suelto un suspiro al ver toda mi ropa colgada en ese armario, menos mal que no se deshizo de ella, sin embargo, opto por robarle un pantalón de chandal negro y una camiseta que me hace más ancho de lo normal a Axel, huele a el, a menta, un aroma adictivo.
Jadeo al ver mi imagen en el espejo, cabello negro completamente enmarañado, estoy segura que parecería un nido de pájaros de no ser que tengo el pelo liso, mis labios rojos y ligeramente hinchado, estoy horrible, maquillaje corrido pero de alguna forma me siento diferente, como si mi cuerpo hubiese cambiado pero no sabría identificar qué, tal vez las cadenas que exiliaban a esa persona dispuesta a amar y ser amada se han roto, tal vez ese lado que creía estaba muerto ha sido liberado, no hablo del sexo, hablo de lo que Axel me hace sentir, libre, como un pájaro, se que de alguna forma estoy ligada a el, pero me siento libre, por fin la vida me sonríe, vuelvo a mirar mi reflejo en el espejo con una sonrisa, debo cambiar mi aspecto desaliñado, me decido por quitar el resto de mi maquillaje y ver que hace Axel, con sigilo dispuesta a sorprenderle, bajo las escaleras lentamente con cuidado de no hacer ruido, sonrío como una tonta enamorada al verlo sentado en el sofá de espaldas a mi, me siento sobre los escalones a observarlo un poco, viste de forma similiar que yo, por supuesto que sí, es su ropa, su cabello está más despeinado de lo habitual, doy gracias de que lleve la camiseta puesta pues no creo estar preparada de ver los arañazos en su espalda...aún no.
– lo hiciste?
Inclino mi cuerpo hacia adelante para poder ver la cara del hombre con quien habla, aunque por esa voz, se de quién se trata pero quiero asegurarme, frunzo el ceño al verlo sentado frente a Axel, un brillo oscuro surca sus ojos grises verdosos, una sonrisa malévola se crea en sus carnosos labios, de pronto suelta una carcajada completamente divertido, no sé que le hace tanta gracias cuando Axel no ha dicho una sola palabra.
– diablos Axel, creí que no serías capaz, estamos hablando de la intocable Samantha Evans, miles de hombre han fracasado en eso que tú has conseguido con unas cuantas palabras románticas – se ríe negando con la cabeza ¿de qué rayos están hablando ese par? – ahora ella sabrá lo que yo sentí cuando me rompió el corazón eres un buen...– por un segundo la mirada de Adam cruza con la mía y sonríe más ampliamente – eres un gran hermano, humillarla como me humilló, te admiro Axel.
Adam me mira una vez más disfrutando mi mirada extrañada, sigo sin entender de qué están hablando, sé que es algo sobre mi, pero quiero sabe de qué exactamente.
– está bien – suspira guiñándome un ojo, no entiendo cómo es posible que Axel no se haya dado cuenta, se que Adam planea algo – un trato es un trato, le quitaste su virginidad, ahora solo te falta romperle el corazón, destruir a Sam, ese fue el trato, aunque no creo que haga falta que digas nada – se burla moviendo la cabeza en mi dirección.
Lentamente Axel gira su cuerpo hasta que nuestras miradas se encuentran, luce sorprendido de verme aquí, como si hubiera olvidado completamente que dormí en nuestra...su habitación, rezo mentalmente para que diga que es un malentendido, que nada de lo que Adam dijo es verdad, aun con una chispa de esperanza, me levanto y termino de bajar las escaleras.
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Verdades Ocultas
RomanceLa Vegas, el inicio de una serie de malas tomas de decisiones, Sam no era diferente a esas miles de personas que tras un larga noche de borrachera, despertó en cama de otro (lo cual no es una novedad), con un anillo en su dedo anular, no cualquier a...