Extra 4

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                                    PARTE 1
4 AÑOS DESPUÉS

No supe en que momento el tiempo empezó a correr con tanta velocidad, lo años pasaban y mi hijo crecía cada vez más, empezó a hablar, a caminar, correr, ya no lo tendré nunca más en mis brazos como cuando era solo un bebe de meses, mi principe crece y yo envejezco.

– mamá, mira lo que sé hacer– dice mi pequeño cogiéndome de la mano.

En silencio me dejo arrastrar por mi ángel. Hace un par de años, después de enterarme que tendría otro bebé, Axel y yo decidimos mudarnos a una casa más grande, más concretamente a la mansión Scott, a Max le gusta por lo que decidí comprar un perro para que le haga compañía a el y su hermanita mientras yo estoy en el trabajo, por supuesto mi tío Kris vive con nosotros, más que todo porque sigue trabajando para Axel y el mayor motivo de su estancia en mi casa, es que él es el guardaespaldas personal de mis pequeños, cuidarlos es su deber.

– ya casi llegamos – sonríe ansioso

Camina tan rápido como sus pequeñas piernas le permiten, solo viste con un pantalón de hacer deporte, no lleva camiseta ni zapatillas, su cabello oscuro corto por los lados y un poco más largo por arriba, sus ojos azules intensos como el de mi padre, me miran de vez en cuando con palpable orgullo y felicidad. Me guía por entre los pasillos laberínticos de la casa hasta que nos detenemos frente a una puerta de metal pesado, mi pequeño toca la puerta y espera pacientemente a que la abran, mi tío es el desdichado que abre dicha puerta y mi buen humor automáticamente cambia cuando con toda la inocencia del mundo, entra a la habitación, o mejor dicho, al campo de entrenamiento de tiro al blanco.

– mira lo que he aprendido – sonríe y coge un arma, más bien un revolver liviano negro.

Mi tío palidece, abre la boca para decir algo pero nada sale. Como si estuviera haciendo esto por mucho tiempo, Max se coloca los cascos antisonido, eleva los brazos creando un ángulo de noventa grados con la espalda erguida y sus brazos extendidos cogiendo con fuerza la pistola, me lanza una última mirada expectante antes de abrir fuego contra el papel colgado a unos más que merecidos quince metros, ninguna de las balas logra darle en el centro de la diana, pero si que está bastante cerca.

– Sam yo....

– los abuelos también me enseñaron a pelear, la abuela Freya también – dice mientras le da patadas y puños a su adversario invisible – y a disparar para protegerte – interrumpe mi pequeño regresando a mi lado.

No es secreto que mi relación con mis padres todavía no es la adecuada, es verdad que mis hijos pasan tiempo con ellos, no voy a privarles del derecho de ser buenos abuelos ya que el papel de padre para conmigo les quedó muy grande, pero que le enseñen algo que ni yo misma le enseño a mi hijo, es algo que no voy a permitir, si, quiero que mi hijo sea fuerte, que se sepa defender, pero aún es muy pequeño para eso, el debe de tener una infancia normal.

– le has dicho a papa sobre eso?– pregunto ocultando mi mal humor pues no tiene nada que ver.

Desde luego Axel no creo que siquiera esté al tanto de lo que pasa en cuanto al desarrollo de las habilidades de nuestro hijo, porque de ser lo contrario, creo que me lo diría, en una relación la honestidad es el pilar más importante, al menos para la nuestra.

– papa dice que está bien que aprenda a pelear y disparar – murmura un poco cabizbajo – no lo he hecho bien?– pregunta bajando la cabecita.

Estaba claro que Axel apoyaría eso - se burla mi subconsciente.

Mi corazón se oprime pues he causado que se sienta triste. Sin saber que más hacer, me siento sobre mis talones y cojo su carita con ambas manos, Dios!!! Es tan perfecto y lo amo tanto, que me duele verlo así, con los ojos brillosos por las lágrimas que intenta retener.

Verdades Ocultas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora