Capitulo 15

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Me revuelvo en mi cama cómoda y me estiro como cual gato, no recuerdo haber dormido nunca tan bien, libres de pesadillas y gritos nocturnos, empecé a revivir la noche anterior en mi mente, intentando recordar que había tomado como para poder tener un sueño tan conciliador, nada me resultaba extraño ni tenía lagunas o sucesos que no pudiera recordar, excepto...¿cómo jodidos llegué a la cama? Como si se tratara de una mala película de terror, empiezo a girar el rostro lentamente al lado derecho de la cama.

– buenos días, pajarito.

En menos de un segundo ya me encuentro parada a un par de metro de la cama, con el corazón  latiendo a mil por horas, la respiración agitada por el susto.

– que haces ahí?

Mi pregunta salió con demasiada brusquedad, pero es que él no tenía que dormir aquí, conmigo, tuve suerte que las pesadillas no se manifestasen esta noche, porque...porque...froto mi rostro ahuyentado este raro sentimiento, miedo, miedo de que conozca algo de mi pasado, miedo de que sepa lo que hice.

– es mi cama – dijo como si fuera lo más obvio, y así era.

Me cruzo de brazos sintiendo de pronto arder de ira, estoy malditamente desnuda! Bueno, no completamente ya que aún llevo mi ropa interior, aunque vamos, no es que cubra demasiado, de hecho expone notoriamente el tatuaje en mis costillas, ese que había decidido hacerme cuando cumplí diecisiete años, tiene mucho significado para mí, demasiado, y por el simple hecho de que Axel lo esté mirando con tanta curiosidad me pone nerviosa por lo que con rapidez y muy a mi pesar vuelvo a meterme en la cama, cubriendo mi cuerpo con la fina sabana negra, en un acto demasiado infantil, giro mi cuerpo y de una patada logro expulsarlo de la cama, pero por supuesto fue un error, saben eso que dicen que el cuerpo de una mujer puede ser el mayor pecado de un hombre? Bueno, definitivamente nunca han visto el cuerpo de Axel con solo un bóxer negro, ese cuerpo si estaba hecho para pecar, su complexión no es tan musculosa como la de mi padre, de hecho sus brazos no soy tan gruesos como para poder colgarme de ellos, su cuerpo es pura fibra mezclada con músculos ligeramente hinchado, sus brazos y abdomen si están bien marcados, sus piernas son gruesas pero sus músculos no están tan bien definido, lo cual está bien, cuando se giró para marcharse luciendo completamente ofendido, no pude evitar observar su abultado trasero, redondo y levantado en pompa, puedo decir con seguridad que es más grande que el mío, puedo jurar que sus nalgas se mueven al ritmo que camina, elevándose dependiendo del pie que mueve, no pude evitar preguntarme si las mías hacían los mismo.

– yo sé que soy irresistible – sonrió deteniéndose en el marco de la puerta abierta – pero creo que deberías disimularlo un poco si pretendes hacerme creer que no toleras mi presencia.

Dicho eso se fue cerrando la puerta detrás de él, me pilló con las manos en la masa, o mejor dicho, con los ojos en su culo, ni siquiera puedo enfadarme por eso, no voy a negar que sienta una rara atracción hacia el, solo hay que verlo para saber que cualquiera caería entre sus garras sin dudar, yo sin embargo, me resisto a ese sentimiento, por diversos motivos que no voy a mencionar, simplemente no iba a caer como muchas antes lo habían hecho, aún así, no pude evitar pensar en lo bien que se sentía besar esos labios expertos, aunque al segundo la desheché y me reprendí a mí misma por tener una mente tan contradictoria.

No me digas que te está empezando a gustar?

Pregunta esa vocecita con molestia y burla, decidí ignorar mis propios pensamientos trasformados en esa irritante voz en mi cabeza y me decidí por vestirme.

Me sorprendió un poco no ver mi maleta por ninguna parte, por lo que supuse que mi ropa ya estaba guardada en el armario, lo que me llevo a esa conclusión fue ver ese tocador negro pegado a la pared frente a la cama con mi maquillaje ordenado perfectamente encima de este, eso definitivamente no estaba el día que me mudé, pero decidí no prestarle atención, me deshice de mi ropa interior y lo lance a al cesto de ropa sucia situado en la otra esquina de la habitación, cojo rápidamente la ropa que me pondré y me apresuro a entrar al cuarto de baño, que por suerte está en el interior de la habitación, me reconforta saber que no tendré que salir con una toalla cubriendo mi cuerpo mojado, eso sería demasiado vergonzoso e innecesario.

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