Capitulo 5

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"Miro como Danna juega feliz con su barbie mientras mamá le grita a esos hombres vestidos de negro, el tío Karim juega con mi hermana que balbucea cosas que no entiendo, mamá me mira de reojo, sé que quiere que me tape los ojos como Karin hace con mi hermana, pero no lo hago, se lo que pasará.

Bum!!

Del objeto dorado que mama sujeta con una sola mano, sale una cosa pequeña y se entierra en el pecho de ese hombre que tantas veces me ha hecho compañía, su camiseta blanca se tiñe de rojo y cae de rodillas, esos ojos negros me miran con pena antes de cerrarlos y no volver a abrirlos.

Sam!!!

Mamá se apresura a llegar a mi cuando se da cuenta que no he cerrado los ojos, me abraza escondiendo mi cara en su pecho.

no tienes que ver eso – susurra acariciando mi espalda de arriba abajo, es lo que hace con Danna cuando llora, yo no lo necesito, no estoy llorando.

Alejo a mama de mi y me miro las manos nerviosa, pero ella me coge la cara y me obliga a mirarla, está triste y yo no quiero que esté así.

podemos volver a casa?– pregunto mirando a Danna.

Mama abre los ojos y me suelta y se cubre la boca con su mano, no entiendo porqué hace eso, ya lo ha hecho otras veces, matar personas es algo natural ¿cierto?"

– juro que los mataré a todos.

Abro los ojos de golpe al reconocer esa amenazadora voz, pero una intensa luz blanca me obliga a cerrarlo nuevamente, frunzo el ceño y lo vuelvo a abrir, esta vez poco a poco acostumbrándome a esa brillante luz, cuando por fin puedo acostumbrar mi vista, me permito mirar a todas partes analizando cada objeto con intención de adivinar dónde diablos estoy, las paredes, el techo, el piso e incluso la sábana que cubre mi cuerpo son de ese color tan puro, blanco, sin manchas de algún otro color, a mi lado hay una especie de mesita de noche con una lámpara, clavo mi mirada en el hombre de pie frente a mi, viste con una bata blanca y con un estetoscopio colgando de su cuello, barba de una par de días perfectamente recortada, cabello castaño, ojos de color marrón con motitas verdes al rededor de su iris.

– puede que su cerebro haya sufrido daños – dice con preocupación.

Curiosa sigo su mirada hasta encontrarme con un hombre demasiado alto, brazos gruesos, cabello largo recogido en un moño mal hecho, de color castaño claro, barba del mismo color espesa y bien recortada, ojos de un color azul muy extraño pero bonito, algunas arrugas casi invisible en las esquinas de sus ojos.

– eso quiere decir que...

– ha recibido un buen golpe en la cabeza, Darío, es muy probable que haya perdido la memoria – le dice el doctor.

Frunzo el ceño un tanto molesta, no se han dado cuenta de que estoy despierta, ambos hombres se miran fijamente, por lo que al final me decido por llamar a alguno de los dos para que me digan que rayos está pasado.

– papá?– lo llamo dubitativa.

Darío dirige su mirada a mi y en menos de un segundo ya lo tengo a mi lado, coge mi mano con delicadeza y se lo lleva a los labios para depositar un tierno beso sobre ella, pero mi tío Andre no tarda un segundo en colocarse al otro lado, ignorando la presencia de mi padre empieza a controlar mis signos vitales, con una pequeña linterna alumbra mis ojos y con sus dedos me obliga a mantenerlos abiertos, en silencio me dejo hacer, no sé que es lo que sucede pero ambos lucen preocupados.

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