Banshee [MARVEL]

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—¿¡Cómo quieres que me tranquilice!?—exclama John por teléfono, contestando a lo que la chica le había pedido después de explicar el problema que tuvo en la escuela.

Había olvidado contarle lo sucedido el día anterior porque pasó la tarde mandando y recibiendo mensajes de Peter y Jude, así que le marcó a su amigo en cuanto se despertó.

—¿Esa estúpida chica te provocó y lo único que harán es prohibirle asistir al baile? Morita es un idiota.

—Si hubiera optado por expulsarla, me habría expulsado a mí. Sabes que mi expediente no es el más limpio de la escuela.

—Aún sin expulsarla hay muchos castigos que merece...

—John, yo también la golpeé. Deja de hacerme creer que fue la única que estuvo mal. No debió decir eso, claro está. Pero yo no debí golpearla—se detiene para controlar su voz quebrada antes de decir lo siguiente—. Le prometí a Logan que tendría más control sobre mis impulsos y le estoy fallando.

—Ade... no soy la persona indicada para decirte que la violencia no es buena. Además, ya muchos te lo han dicho. Sólo... trata de rodearte de buenas amistades, no dejes que nadie te incite a hacer algo de lo que te arrepentirás.

—No te preocupes por eso. Michelle y Peter trataron de pararme, pero no pude contenerme.

—¿Peter Parker? ¿El chico de la pasantía de Stark?

—Sí—la chica se acerca al espejo y pone en altavoz la llamada para peinarse.

—¿Ahora es tu amigo?

—Algo así... ¿por qué? ¿Estás celoso?

Ambos bromean acerca de su supuesta relación, algo que varias chicas de la escuela habían inventado luego de haber visto a John saliendo de la casa de Dorothea junto a Adelaide. Esto arruinó la reputación de la chica, ya que empezaron a surgir otros rumores con el propósito de que "terminaran".

Era fácil desmentirlos, con tan solo decir que vivían en la misma casa temporal se esfumarían los rumores, pero nadie en la escuela sabe que John es huérfano. Decidió nunca decirlo, y por eso Adelaide no trató de desmentir los rumores, porque ella es una buena amiga y toleraría cualquier cosa por su casi hermano.

—Claro que no, es sólo que... ese chico no me da buena espina.

—¿Te das cuenta de que lo dices como si fueras un santo?—se burla Adelaide y vuelve a poner el teléfono en su oído.