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Adelaide y Tony se habían despedido de Morgan y Pepper como si no fuesen a verlos nunca más. Y es que había una pequeña posibilidad de ello, y debían estar preparados, según Tony.

Durante el viaje hacia la Base, el hombre estuvo explicándole con detalle a la chica sobre cómo es que había funcionado su experimento, incluso las paradojas que podrían crearse.

—Te apuesto cinco dólares a que se convertirá en bebé—le dice Tony, provocando que Adelaide se ría.

—Te apuesto cinco dólares a que se hará anciano—responde la chica y ambos estrechan la mano, acercándose a la entrada al gran establecimiento.

Adelaide solía ir de vez en cuando para visitar a Nat, pues fue la única que decidió quedarse, pero Tony no había pisado aquel lugar desde que se armó el escándalo entre él y Steve.

Adelaide los había invitado a la boda e incluso a las fiestas de Morgan bajo el consentimiento de Pepper, pero no solían ir debido a las diferencias con Tony. Es como tener padres divorciados cuando se trata de Steve y Tony.

Al adentrase, ven a Steve sentado afuera de la Base, mirando al piso, sumido en sus pensamientos. Se ve vencido, por lo que Tony llama su atención al hacer sonar el motor del auto y estacionarse frente a él.

—¿Por qué la cara larga?—dice Tony al bajar la ventana—Déjame adivinar: se convirtió en un bebé.

—¿O en anciano?

—Ambos, sí—confirma, frunciendo el ceño—. ¿Qué están haciendo aquí?

Ambos salen del auto, Adelaide camina hacia Steve para saludarlo y Tony se acerca a la cajuela para abrirla.

—Venimos a ayudar—responde Adelaide.

—Esa es la paradoja de EPR—comienza a explicar Tony—. En lugar de empujar a Lang a través del tiempo, podrías haber terminado empujando el tiempo a través de Lang. Es complicado. Peligroso. Alguien debería haberte advertido contra eso.

—Lo hiciste.

—Oh, ¿lo hice?—contesta Tony, con su conocido tono soberbio—Gracias a Dios que estoy aquí. De todos modos, lo arreglé—levanta su mano derecha, con un dispositivo en él—. Un GPS Tiempo-Espacio totalmente funcional. Solo quiero paz—hace el signo de la paz con los dedos—. Resulta que el resentimiento es corrosivo y lo odio.

—Yo también—dice Steve, sonriendo levemente.

—Tenemos la oportunidad de conseguir las gemas, pero debo decirte mis prioridades: ¿recuperar lo que perdimos? Espero que sí. ¿Quedarme con lo que tengo? Tengo que hacerlo, a toda costa. Y—voltea a ver a Adelaide y le sonríe—... tal vez no morir en el intento será bueno.

—Suena como un trato—responde Steve y extiende su mano para cerrar el trato, en el que Tony responde de la misma manera.

Adelaide va hacia la cajuela para sacar algo más, el escudo del Capitán América. Trata de dárselo a Steve, quien duda.

—No...

—¿Por qué? Él lo hizo para ti—indica Tony—. Además, honestamente tengo que sacarlo del garaje antes de que Morgan lo lleve en trineo.

Steve acepta el escudo y mete su brazo en este, viéndolo con nostalgia.

—Gracias Tony.

—¿Lo mantendrás en secreto? No traje uno para todo el equipo.

—Tendremos a todo el equipo, ¿cierto?—inquiere Adelaide, cerrando la cajuela después de sacar su maleta y la de Tony.

—Estamos trabajando en eso ahora—les indica Steve mientras caminan a la entrada.

—¿Cómo nos arreglamos?—le pregunta Adelaide a Tony, quien la ve confundido—Nos debemos cinco dólares mutuamente.

Tony suelta una carcajada.

—De igual manera es mi dinero—le dice, provocándole una sonrisa a Adelaide.

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Pasaron los días y lograron traer de regreso a Thor, quien no luce como antes pero parece dispuesto a trabajar. Al menos hasta el momento.

Todos están ocupados con algo, más que nada con la máquina que se usará para viajar, una versión más grande de la que hay en la camioneta de Scott.

—A la izquierda. A un lado, Lebowski—Tony esquiva a Thor y camina hacia Rocket, quien está trabajando en algo debajo de una plataforma de vidrio—. Ratchet, ¿Cómo te va?

—Es un cohete. Tómalo con calma—responde Rocket, viendo al hombre algo fastidiado—. Eres sólo un genio en la Tierra, amigo.

Adelaide sonríe y se acerca al laboratorio donde trabaja en la creación del guantelete portador de las gemas, creando el diseño similar al de los trajes de Tony pero con un toque especial, parecido al traje en el cual estuvo trabajando.

Aún no han establecido el plan a grandes rasgos, pero saben que lo mejor es tener todo lo físico listo una vez que la máquina sea funcional.

—Ade, ¿necesitas ayuda?—pregunta Natasha al adentrarse.

—No, gracias—contesta, notando lo nerviosa que está la mujer—. Vas por él, ¿cierto?

Ella asiente, tratando de sonreír pero sólo logra formar una mueca.

—Todo va a salir bien. Es tu amigo, Nat.

—No lo he visto desde hace años. Y ahora él se convirtió en...

—En lo que alguna vez fuiste—complementa, provocando que Natasha agache la cabeza—. Y él fue quien te ayudó a mejorar, ¿o me equivoco?—asiente—Entonces no debes sugestionarte. Si alguien puede despertarlo de ese trance, quitarle esa sed de venganza y darle esperanza, eres tú.

—¿Cuándo te convertiste en una mujer sabia?—inquiere Natasha, limpiándose lágrimas y sonriéndole a la joven—Gracias, Ade. De verdad.

—Sólo se fuerte, Nat. Se que lo traerás de regreso.

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Horas después, Natasha había regresado junto a Clint y éste se había ofrecido como voluntario en la primera práctica con la máquina recién terminada.

Todos estaban nerviosos, tanto por la seguridad de Clint como por el éxito de la máquina en la que todos han trabajado por días.

—Muy bien Clint—empieza Banner, preparado para tocar los botones y encender la máquina—. En 3... 2... 1...

Clint desaparece. Todos se acercan a la plataforma, ansiosos por su regreso. En cuestión de cinco minutos, Banner vuelve a controlar los botones y la máquina se materializa, regresando al hombre. Él regresa exaltado, respirando de manera agitada y Natasha se acerca para ayudarle a levantarse.

—Hey, hey, mírame—le dice la mujer, tocando su cara para que la vea—¿Estás bien?

Él tiene un guante de béisbol en sus manos, el cual lanza hacia Tony y este lo atrapa.

—Funcionó—confirma, recuperando el aliento—... Funcionó.

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Banshee [MARVEL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora