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Adelaide no había podido dormir. Es un día demasiado importante como para poder dejar tantos pensamientos de lado y descansar. Podrá descansar cuando los hayan recuperado a todos.

Había bajado temprano para terminar los últimos pendientes tanto de la máquina como de los trajes cuánticos, diseñados por ella y Tony, mismos que todos usarían para poder viajar.

Mientras terminaba de arreglar su traje, nota que Thor también había despertado y se dirige a la cocina, por lo que la joven lo sigue. Este abre la nevera y saca una botella de cerveza, preocupando a Adelaide. Son apenas las siete de la mañana y el hombre ya había empezado a beber.

—Buenos días—le saluda Adelaide, haciendo notar su presencia con la intención de asustarlo, cosa que consigue.

—Ah, hola Adelaide—se toca el pecho y da un sorbo a la botella sin mostrase penoso—. ¿Tampoco pudiste dormir?

Ella niega con la cabeza, acercándose al refrigerador para sacar ingredientes para preparar el desayuno de todos.

—Thor—se anima a hablar, buscando las palabras adecuadas—. ¿Puedo contarte algo?

—Claro que si, hija de Stark.

Él se recarga en la barra, cerca de donde Adelaide está cortando fruta para los panqueques que está por preparar.

—Cuando tenía once años, una mujer fue al orfanato donde yo vivía y decidió llevarme a su casa de acogida. Tenía un aspecto demacrado y apestaba a alcohol, pero para mí era la única salida de ese lugar—él la ve atento, apartando la botella de cerveza—. Durante los siguientes cinco años, esa mujer empeoró. Rara vez se le veía sobria, a los otros niños que había acogido nos tenía muy mal atendidos, y el único ingreso que recibía era la ayuda del orfanato, casi nada para ser honesta.

Adelaide comienza a mezclar los ingredientes para la masa, haciendo su mejor esfuerzo por no derramar lágrimas en el recipiente al recordar todo.

—Y no fue hasta que uno de esos chicos se... murió—decide ahorrarse ese detalle tan doloroso—, que ella decidió hacer un cambio. Pero también en ese tiempo me enteré de la razón de su adicción. Su esposo había muerto años antes, y la había dejado completamente rota.

Ella da un suspiro doloroso y Thor continúa callado, atento a sus palabras.

—Prometió cambiar, y tomó mucho, mucho tiempo, pero lo logró. Logró dejar eso que le había causado tantos problemas, y por fin pudo confrontar un hecho que le aterraba: su esposo la había dejado, y ahora tenía que seguir adelante—ella logra formar una sonrisa—. Te digo esto, porque tú haz pasado por algo similar, Thor—él agacha la cabeza—. Se que haz perdido mucho, de verdad entiendo como se siente. Pero lo que tratas de hacer es adormecer esos sentimientos. Enterrarlos debajo del exceso, esconderlos ante la vista de otros, de los más cercanos a ti. Pero me atreveré a decirte, que esa no es la solución.

Banshee [MARVEL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora