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Adelaide camina hacia la entrada de la escuela con una sensación de vacío en su estómago. La señora Parker la había dejado en casa de Dorothea temprano, pero ésta última no se encontraba.

La chica llamó al Orfanato para enterarse del escándalo que armó Dorothea al llegar al lugar y tuvieron que retirarla a la fuerza. Paso la noche en prisión y, si no causa más problemas, la dejarán salir cuando se cumplan 24 horas.

Adelaide no supo a quién recurrir para desahogarse, ya que había insultado a su única amiga el día anterior, a Peter ya le había dado demasiada carga, y John no contesta sus llamadas desde hace días.

Por eso decidió llamarle a Jones, el único en su lista que no ocupa un lugar importante en su vida y aún así conoce su más grande secreto. Quedaron en verse cuando la chica saliera de Detención, para poder contarle todo el drama que vivió en menos de 24 horas.

—Buenos días—escucha la voz de un chico y la hace reaccionar. Levanta la cara para encontrarse con Peter y su radiante sonrisa—. ¿Cómo sigues? No me di cuenta de cuándo te fuiste con May.

—Yo...—empieza, pero se recuerda que no debe decirle más cosas al chico—Estoy mejor, gracias por preguntar. Y no te preocupes, le dije a tu tía que no te despertara. Parecías estar descansando muy bien—sonríe la chica, recordando la extraña posición en la que Peter dormía.

—Uhm... Bueno, gracias, supongo—dice avergonzado, tocando su nuca, intentando ignorar su dolor muscular—. ¿Y la señora Morris regresó?

—No—contesta cabizbaja, dejándole claro a Peter que no es un tema que quiere retomar—. Es una larga historia, pero no quiero hablar de ello. Al menos no ahora.

—Está bien, no te preocupes. Cuando quieras hacerlo, ya sabes que estaré para ti.

Adelaide le regala una sonrisa y ambos van a sus respectivos casilleros, por lo que se separan para recoger sus libros. Michelle se encuentra haciendo lo mismo y, cuando Adelaide la ve, se da cuenta de que debe disculparse por lo que pasó.

—Hey—la saluda y su amiga parece haberla escuchado, pero decide ignorarla—. MJ, yo... De verdad siento mucho haberte dicho lo que dije, y...

—No importa. En serio—la interrumpe, aún sin verla a los ojos—. Tenías que desahogarte con alguien, ¿no?

Y sin más, Michelle cierra su casillero y camina hacia la clase de Literatura, la cual comparte con Adelaide. La chica trata de alcanzar a su amiga, pero Jude aparece de la nada y se atraviesa en su camino, al parecer con la intención de hablar con ella.

—Adelaide, yo...

—Tú y yo no tenemos nada de que hablar—suelta la chica y continúa caminado, dándole la espalda al chico.

—Adelaide, por favor escúchame—le ruega a Adelaide y esta se voltea de mala gana—. Yo me equivoqué. En serio, fui un imbécil y...

—Lo eres. Sigues siendo un imbécil.

—Ya lo sé, y de verdad quiero remediar lo que pasó. No eres alguien que quiera perder en mi vida, mucho menos porque apenas nos acercamos. Todo lo que te dije la otra noche, eso sigue siendo verdad.

—Hey, Adelaide—escucha la voz de una chica y se voltea de inmediato para encontrarse con Michelle—. Ya casi suena la campana, vamos a clase antes de que llegue el profesor.

La chica ve a su amiga confundida por su actitud, hasta que se da cuenta de que le está ayudando para liberarse de Jude.

—Ah, sí—concuerda con ella y regresa su mirada al chico—. Jude, sé que esperas que caiga con eso, pero ya lo dije una vez y te lo diré cuantas veces sea necesario: vete a la mierda, Matthews.

Ambas se alejan del indeciso Jude, dejándolo con más ganas de "recuperarla" que hace unos minutos.

—Gracias, Michelle. Te debo una—le agradece a su amiga cuando entran al aula de clases.

—Para eso me tienes—dice Michelle, sentándose a la izquierda de Adelaide—. Ya sé que quieres seguir hablando de lo que pasó pero no veo necesidad. Sé que no te sientes muy bien, no lo haz estado desde hace semanas y no te culpo. Pero soy tu única amiga, la única que te conoce casi a la perfección y sabes muy bien que todo lo que digo y hago por ti, es porque me preocupa tu bienestar. La próxima vez que quieras desquitarte, buscaremos un deporte o una actividad donde puedas canalizar tu ira.

—Me parece perfecto—sonríe Adelaide y contagia a Michelle—. De verdad lo siento, y agradezco que estés tan al pendiente de mí. Te prometo que no volverá a pasar nada parecido.

—Eso espero—finaliza Michelle. Su misión es mantenerla cerca y una simple pelea no intervendrá con ello.

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Banshee [MARVEL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora