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—V.I.E.R.N.E.S., que evacúen a todos al sur de la calle 43, llama a los socorristas—le dice Tony a la interfaz, mientras Adelaide se pone al fin el intercomunicador.

El doctor Strange logra controlar el viento provocado por la nave, lo cual hace que se despeje y no pueda seguir arrasando con todo en la calle Bleeker. Al terminar, le guiña un ojo a Tony, quien se divierte a regañadientes por una fracción de segundo.

Entonces aparece una luz azul que transporta a dos criaturas, una de tamaño humano pero con cara y cuerpo muy extraños, como una extraña combinación entre Calamardo y Lord Voldemort. La otra parece un gigante de la mitología, portando una armadura, y una enorme arma de mano, algo parecido a un martillo.

—Escúchenme y regocíjense—pronuncia el más pequeño de los dos—. Están a punto de morir a manos de los Hijos de Thanos. Agradezcan que sus vidas sin sentido ahora están contribuyendo a...

—Lo siento, la Tierra está cerrada hoy—le interrumpe Tony, adoptando su tono de egocentrismo que hacía mucho tiempo no usaba—. Será mejor que empaques y salgas de aquí.

—Guardián de la Gema—se dirige a Strange y apunta a Tony con uno de sus cuatro dedos—¿Este animal parlanchín habla por ti?

—Ciertamente no. Yo hablo por mí mismo—el doctor empieza a hacer movimientos con sus puños, creando una especie de escudo—. Pero estás invadiendo esta ciudad y este planeta.

Wong repite los movimientos, viendo desafiante a las criaturas, mientras Adelaide activa sus brazaletes y las dirige a ellos de igual manera, aunque a simple vista no se vea amenazante.

—¡Significa piérdete, Calamardo!—grita Tony, poniéndose a un lado de Adelaide y Bruce.

La criatura pequeña parece darle órdenes a la gigante, quien deja caer su enorme arma alienígena y lo arrastra, caminando en dirección a ellos.

—Banner, ¿quieres una pieza?—le pregunta Tony, aún con la mirada fija en la bestia que se acercaba.

—No, en realidad no, pero ¿cuándo puedo obtener lo que quiero?—responde Bruce, arremangándose y empezando a hacer esfuerzos.

Bruce intenta liberar a Hulk, pero en lugar de que la bestia salga fácilmente, lo más que se pone verde es el cuello del hombre.

—Ha pasado un tiempo. Es bueno tenerte, amigo—trata de animarlo Tony, aunque se nota su impaciencia.

—Yo sólo... necesito concentrarme aquí por un segundo. Vamos, vamos, hombre—se dice a sí mismo.

Banshee [MARVEL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora