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Adelaide llega a casa de Dorothea pasadas las 6 la tarde, a pocos minutos de que oscurezca.

—Gracias por traerme. Y por escucharme—le dice a Jones, tratando de sonar lo más sincera posible.

—Estoy para lo que necesites—le sonríe—. Nos vemos mañana.

Adelaide asiente y Jones se va. La chica tarda unos segundos en armarse de valor para entrar, ya que sabe que tiene que confrontar a Dorothea sí o sí.

Ella entra justo cuando la señora abre una botella y toma un gran trago. Al notar a la chica, Dorothea se retira la botella de la boca como si la hubieran regañado.

—No te preocupes, acaba con todas las botellas que tengas. No me quedaré por mucho tiempo—le informa y la pasa de largo para subir hasta su habitación.

Ya dentro, busca la mochila con la que llegó por primera vez a esta casa. Saca la ropa que hay en el clóset, sus objetos personales y el dinero que hay en la funda de su almohada.

—¿Qué estás haciendo?—inquiere la señora Morris, viendo la escena con el ceño fruncido.

—¿Tú qué crees?—refunfuña, sacando su cepillo de dientes del baño.

—No... no te puedes ir.

—Sí puedo y lo haré—toma la mochila y baja al primer piso, con Dorothea casi pisándole los pies.

—No puedes dejarme, soy tu tutora...

—Ya no. Después del escándalo que armaste ayer, lo más probable es que hoy mismo vengan a buscarme. Pero ya estaré lejos de aquí.

En realidad estaba exagerando un poco, ya que su plan es ir con Michelle y tratar de contactar a John para vivir con él por un tiempo.

—Adelaide, por favor, no me dejes sola.

—No digas eso—se detiene llena de furia—. No te atrevas a decirlo. En todo el tiempo que he vivido aquí, siempre fui yo la responsable de que a los niños no les faltara nada, de que la casa se mantuviera en pie, de que tú no murieras tan pronto y de que Logan no se sintiera tan solo, mientras tú tomabas 5 botellas diarias y te olvidabas de nuestra existencia—escupe, mientras su cara se torna de rojo—. Así que, Dorothea, si yo te dejo sola es porque yo lo he estado por años, y eso es tú culpa.

Dorothea la ve en silencio, con una cara de dolor indescriptible. Tiene que dejarla ir, aún si significa que su última razón para vivir se esfume.

La chica recupera la compostura y se acomoda la mochila en la espalda, para luego tomar la mochila de la escuela y sacar las llaves de la casa. Las deja en la mesa y abre la puerta principal, no sin antes ser interrumpida por la señora Morris.

—No te dejes engañar. Ellos piensan que eres un peligro, y por eso nos tienen observándote. No puedes confiar en tus amigos.

Adelaide la ve confundida, pero decide no preguntarle nada al respecto y sale de la casa. Ya tuvo suficiente por un día.

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Banshee [MARVEL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora