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Adelaide, ya menos mareada, reacciona de inmediato y se aparta del chico con sorpresa.

—Hey, ¿te sientes bien?—pregunta Jude, preocupado.

—Yo...

—Jude, ¿qué pasó?—le interrumpe Betty, quien mágicamente aparece en el momento más inoportuno.

Betty y Jude son novios desde hace año y medio. Jude es un chico muy dulce, el cual solía gustarle a Adelaide, hasta que Betty Brant lo "reclamó" y el chico cayó en su "encanto". Y ésa es la razón #3 por la cual a Adelaide no le agrada Betty.

—Adelaide estuvo a punto de caerse, pero no sé...

—Se le bajó el azúcar—responde Michelle rápidamente—. Aún no ha comido, estaba por llevarla a la cafetería.

—Yo, uhm...—empieza Jude, buscando algo en su mochila y saca un chocolate—Recién lo compré, aún no está abierto. Come, tal vez de sirva...

—No te preocupes Jude, no es nece...

—Tómalo, Adelaide—insiste Betty con un tono de preocupación más fingido que la sonrisa de Adelaide—. A mí nunca me ha dado chocolates, debe ser algo especial.

Ahí está. La verdadera Betty Brant.

Jude la ve frunciendo el ceño, a punto de decirle algo, pero un profesor se acerca y les recuerda que la campana ya había sonado.

Desafortunadamente, Adelaide no se librará de ellos dos tan rápido. Le toca clase de Psicología con ambos.

—Nos vemos, Ade—susurra Michelle y la abraza, tomando por sorpresa a Adelaide.

Michelle se va a clase de Química y Betty entra al aula de enfrente un poco indignada. Adelaide no quiere entrar a la clase, aún se siente abrumada y sabe que seguirá así lo que resta del día.

—¿Adelaide?—el chico la despierta de sus pensamientos. Había olvidado que él seguía ahí—Toma el chocolate, en serio no es problema. Vamos.

Ella duda un poco, pero termina aceptándolo, provocando que Jude le regale una pequeña sonrisa. Ambos entran al aula, recibiendo algunas miradas por haber entrado juntos, salvo por la mirada de Betty, quien parece ignorarlos intencionalmente.

Adelaide se sienta en la primera banca que ve sola, casi al fondo del aula y a un lado de Peter. Ella dirige su mirada hacia el pizarrón, donde el profesor Wood recién empieza a escribir, pero no puede enfocar bien. Su vista se empieza a nublar de nuevo y su audición disminuye lentamente, hasta que siente la mirada de alguien.

Ella voltea hacia la derecha para toparse con la misma cara de preocupación que Peter tenía en el pasillo. El chico espera una respuesta por parte de Adelaide, pero ella no escuchó su pregunta.

—¿Qué?—susurra para que el profesor no la escuche.

—¿Te sientes bien? Estás muy pálida...

—Estoy bien, no te preocupes.

—Deberías comer el chocolate—le sugiere, a lo que ella solo asiente, pero no hace caso.

Durante los primeros quince minutos, el profesor Wood pide a los alumnos que escriban un breve ensayo de cómo creen que la Psicología ayuda a los individuos. Para alguien con tanta experiencia en ese tema, a Adelaide se le habría facilitado escribir una cuartilla entera en menos de diez minutos. Pero, en este momento, sólo intenta controlar su creciente ataque de pánico.

—Profesor, tengo una duda—levanta la mano Betty, captando la atención de Wood.

—Adelante, Brant.

—¿Qué es lo que pasa por la mente de una persona suicida?

Ahora había captado la atención de toda la clase, especialmente la de Adelaide.

—¿A qué te refieres?—el profesor está tan asombrado como los demás.

—Ya sabe, qué es lo que les motiva a hacer esas cosas...

—Lo siento, pero no veo relación con el tema que estamos viendo.

—Pues yo veo mucha, porque un buen psicólogo puede ayudarle a una persona suicida, ¿no?

—No creo que sea un buen momento para hablar de eso, Brant.

—Vamos, profesor. Sólo quiero aprender más sobre ese tema. Creo que es muy importante para que personas con tendencias suicidas sepan qué hacer, antes de cometer alguna estupidez.

A la morena le hierve la sangre y, a pesar de estar usando las pocas fuerzas que le quedan, siente que en cualquier momento puede matar a golpes a Betty.

—Yo... Creo que... la comunicación es muy importante en esos casos. Una persona suicida necesita atención por parte de alguien cercano. Siempre habrá alguien con quien hablar. Bueno, vuelvan a su trabajo...

—¿Usted qué cree que le pase a los suicidas?

—Brant, ya basta...

—Yo creo que se van directamente al infierno...

—Betty, cállate ya—musita Jude furioso.

Adelaide empieza a bloquearse, la voz de Betty se fusiona con las otras voces en su cabeza que repiten el nombre de Logan incontables veces, provocando que la chica intente callar las voces tocando su cabeza y oídos. Toda la clase intenta detener a Betty, pero ella sigue haciendo comentarios que se sienten como puñaladas en el estómago de Adelaide.

—Entonces, Logan necesitaba hablar con alguien—escuchar su nombre en la boca de Betty desata un caos en la mente de Ade—. Adelaide, ¿tu lo escuchabas?

—¡Ya cállate, Betty!—exclama Peter.

—Betty Brant, a la oficina del director—suelta el profesor Wood, quien ya no sabe qué hacer para callarla.

—¿O es tu culpa el hecho de que Logan esté en el infierno?

Y eso detona la bomba. Adelaide ya no lo pudo contener. Eso que estuvo guardando toda la mañana, sale de su garganta en forma de un grito desgarrador que retumba en las paredes y aturde a todos en la habitación. Adelaide no podía parar. No quería parar. Pero tuvo que hacerlo cuando escucha cómo las ventanas se hacen añicos.

Abre los ojos, viendo como todos terminaron en el piso, cubriendo sus oídos. Todos se levantan con pánico cuando se dan cuenta de que el grito había parado y ven a Adelaide aterrados.

Betty es la única a la que le sangraron los oídos y empieza a llorar cuando ve la sangre en sus manos. Jude intenta reconfortarla, viendo a Adelaide con miedo. Voltea a su derecha para encontrarse a Peter quitándose pedazos de vidrio del suéter y éste la ve sorprendido.

En pocos segundos, Adelaide toma su mochila y sale del aula con lágrimas en los ojos, notando que en cada puerta hay alguien con la misma cara de terror por el grito.

«Soy un monstruo. Y ahora todos lo saben.»

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Banshee [MARVEL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora