Banshee [MARVEL]

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—¿Estás lista?—pregunta Tony cuando Adelaide toca la puerta de su oficina.

—Eso creo—responde, notablemente nerviosa.

—Entiendo que no estés tan segura de esto, si quieres podemos aplazar la fecha de visita o...

—No, no... Quiero verla—lo interrumpe, tocando el marco de la puerta—. Sólo me preocupa cómo se lo tome. La última vez que la vi, estaba muy mal.

—Ha mejorado mucho, Adelaide. Y estoy seguro de que verte la motivará.

—Se que también me vendrá bien. Sólo... dame un minuto—le pide y él asiente, mientras se va en busca de algo en su habitación.

Adentro había colgado algunas fotos que consiguió recuperar de su antigua habitación, entre ellas, una con Logan y John. La sostiene en su mano derecha y busca otra foto, en esta están los niños en su nueva casa.

Las guarda en el bolsillo trasero del pantalón y sale de inmediato, ya que no quería hacerle perder tiempo a Tony, mucho menos ahora que estaban tratando de hacer resurgir a SHIELD y la base estaba por ser desalojada en gran parte.

Al regresar al despacho, nota unos papeles del Orfanato en el escritorio de Stark, los cuales éste trata de esconder disimuladamente entre otra pila de documentos.

—¿Nos vamos?—pregunta y ella asiente, aún curiosa por aquella actitud—Bien, Happy ya debe estar esperando.

Al bajar hasta el primer nivel, alcanza a distinguir la despeinada melena de Michelle en la entrada, recibiendo carpetas de alguien a quien no puede ver bien.

—Ya se, no tardaré tanto como la otra vez. Es sólo que con Adelaide aquí...—se interrumpe MJ al verla con el señor Stark, por lo que se limita a sonreírle como saludo y caminar hacia el elevador más cercano.

Al alejarse, permite que Adelaide vea a Jones en la puerta, con un rostro cansado y de alguna manera asombrado por verla. Ella quiso acercarse a saludarlo, pero él se dió vuelta y se alejó del establecimiento sin nada que decir.

—Vamos, Ade. Hay mucho tráfico—dice Tony para distraerla de la situación, por lo que le hace caso y avanzan hasta el automóvil.

No hablaron en todo el camino. Adelaide seguía confundida por aquel comportamiento tan repentino, aunque creía entender el motivo. La última vez que hablaron, hace ya mucho tiempo, pudo sentir que su amistad con el joven ya no sería la misma.