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—Llegamos—avisa Happy al detenerse frente a un edificio en el centro de Manhattan.

—¿Le avisaste que vendrías?—pregunta Stark a la chica, quien niega con la cabeza—Si algo pasa, puedes llamarme. Mandaré a alguien para que venga por ti.

—¿Ese alguien seré yo?—cuestiona Happy, con tono de fastidio en su voz. Tony le lanza una mirada fulminante—Con todo gusto vendré por ti desde el otro lado de la ciudad, niña.

—No será necesario, pero gracias—ella abre la puerta del auto, a punto de salir—. Gracias por salvarme hoy, Tony.

—Es mi trabajo, chica holo.

Adelaide sale del automóvil y se acerca a la entrada del edificio, que no se ve en muy buen estado, pero sabe que es lo mejor que John puede conseguir con el dinero que tiene.

Se arma de valor antes de presionar el botón que la comunica con su departamento, y espera algunos segundos antes de que alguien conteste.

Son las 3 de la mañana, ¿qué demonios quiere?

—John...

¿Adelaide?—dice su amigo al reconocer su voz—Espera, iré por ti.

La puerta se abre y deja ver a John, con el cabello un poco largo y con unas ojeras enormes.

—Adelaide, ¿qué pasó? ¿Estás bien?—empieza John, abrumando a la chica.

Antes de poder empezar a hablar, Adelaide se lanza a sus brazos y se echa a llorar. Por fin está con alguien confiable.

—Abandoné su casa—logra decir entre tanto sollozo—. La dejé sola.

—Hey, tranquila—murmura en su oído, correspondiendo a su abrazo—. Vamos adentro, ya es muy tarde.

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—Ten, tómatelo con calma—le entrega un vaso con té de manzanilla—. No tengo tazas aún, lo siento.

—No te preocupes—contesta, tomando el vaso y dando un pequeño sorbo.

—Entonces... ¿qué pasó? ¿Qué te hizo salir de su casa con tanta decisión?

De verdad quería contarle todo, pero sabe que no puede hacerlo con facilidad. Mucho menos porque teme que la reacción de su casi hermano sea tan mala que decida apartarla de su vida, por estar en contra de las personas con "poderes".

—Tuvimos una pelea—empieza, tratando de buscar una respuesta que se asemeje a la realidad—. Me había prometido que ya no bebería, pero lo sigue haciendo. Y ya estoy harta de eso.

—Pero siempre ha bebido, Ade.

—Exactamente por eso. Sé que si me quedo más tiempo ahí, algún día me encontraré con su cadáver.

—Eso sí. Tú no deberías encontrarte con algo así. No otra vez.

Adelaide agacha su cabeza, sintiendo un nudo formarse en su garganta. Se siente culpable por no poder contarle todo, pero primero tiene que preparar sus palabras y lo sabe. John es una persona muy difícil.

—Sabes que puedes quedarte aquí todo el tiempo que necesites, Ade—toma su mano al notar que estaba un poco ida—. Deberíamos dormir ya. Mañana debo trabajar temprano.

Ella asiente, deshaciéndose del nudo en su garganta que aparecería en unas cuantas horas, cuando por fin le cuente la verdad a su amigo.

Él le deja su cama, ubicada en un pequeño cuarto con paredes desgastadas y viejas, y con ropa esparcida en todo el lugar.

—Sé que no es el mejor departamento, pero estoy juntando para algo mejor—comenta, analizando el lugar junto a la chica—. Algo para los dos—voltea hacia ella, a quien le brillan los ojos por todo lo que ha llorado.

Le duele verla así. Le duele que ha sufrido mucho, que nada parece salir bien en su vida. Y le duele más, que no estuvo con ella durante sus peores momentos. Pero ahora no piensa soltarla, sabe que están hechos el uno para el otro.

—Gracias, John—lo abraza, tomándolo desprevenido, de nuevo—. Te extrañé demasiado.

—Yo también, Ade—corresponde al abrazo, tratando de controlar su ritmo cardíaco. Eso delataría sus sentimientos.

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Banshee [MARVEL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora