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Creo que ya está despertando—escucha una voz distante, y trata de abrir sus ojos lentamente—. Sí, ya despertó. ¿Y ahora que le diré? Ah, claro, como tú estás en la Base... Está bien. Te aviso cuando lleguemos.

Adelaide logra abrir sus ojos por completo y ve a la misma mujer que trabaja para SHIELD, por lo que trata de jadear antes de darse cuenta de que sus manos están atadas y se encuentra en un carro en movimiento.

—Hey, tranquila, tranquila. Ya casi llegamos, hay mucho tráfico—le dice, como si eso fuera a tranquilizarla—. Soy la agente María Hill, trabajo para SHIELD, como ya sabes...

—¿Qué me van a hacer?—inquiere la joven, viéndola con temor.

—Nada, te lo prometo. Sólo queremos explicarte lo que está pasando, y nuestras intenciones contigo. No queremos hacerte daño.

—Claro, por eso me inyectaron algo y me tienen esposada como si fuera un criminal. Tiene mucho sentido—suelta con sarcasmo, y evita la mirada de María.

—Eso fue un impulso de Stark. Lo siente mucho, pero era la única manera en que podíamos llevarte sin utilizar fuerza bruta. Todo esto es por tu bien, en serio.

—Entiendo que se hayan llevado a la mujer de esa manera, pero no a mí. No quiero tener nada que ver con su organización, mucho menos porque han arruinado mi vida.

—Ya se que piensas que SHIELD no es bueno, pero te equivocas. Siempre te hemos protegido, Adelaide...

—Me metieron a un Orfanato donde no hay un solo niño que no sufra de abusos, impidieron que alguna familia pudiera adoptarme, me obligaron a vivir en entornos destructivos. ¿En serio piensan que creeré que sus intenciones son buenas?

—Ya llegamos—le avisa, ignorándola por completo.

Se encuentran en la entrada de la industria de Stark, dejándole en claro a Adelaide que su visita anterior no fue con la intención de conocer su nuevo trabajo. La estaban monitoreando.

María sale del auto y saca a la chica con cuidado, quitándole las esposas pero manteniéndola cerca en todo momento. Ambas entran y se dirigen al elevador, mientras Adelaide intenta evitar las miradas de algunos trabajadores.

—¿Qué les pasa? Ya había venido a este lugar—dice Adelaide, retando con la mirada a algunos hasta que desvían su vista de ella.

—Nadie sabía que eres una Banshee. La Banshee—responde María, sacando su teléfono y mandando un mensaje.

—¿"La Banshee"?—repite, tratando de recuperar la atención de la mujer.

—Hay mucho que no sabes sobre tu historia. Por eso nos tienes a nosotros, tus guías.

—Ya tengo a alguien que me ayudará. No los necesito.

—Sobre eso...—es interrumpida por el timbre del elevador, el cual indica que llegaron a la planta destinada.

Cuando se abren las puertas, Adelaide siente un golpe en el estómago. Además del señor Stark, se encuentran el doctor Richards, Peter, Jones y Michelle. Los últimos tres ven a la chica con temor a la reacción que tenga, pero ella sólo parece estar sorprendida. Por el momento.

—Adelaide, bienvenida—empieza Stark—. Siento mucho haber tomado ciertas medidas para traerte aquí, pero esto es muy importante.

La chica sigue muda, ya que empieza a atar cabos para hallarle sentido a lo que está frente a sus ojos. Ellas tenían razón. No podía confiar en sus "amigos".

—Son rostros muy familiares, lo sé. Pero todo tiene una explicación—continúa María, tratando de captar la atención de la chica, ya que esta agacha la vista y se rehusa a levantarla—. Tú eres nuestra prioridad, una misión que nos dejó Fury antes de desaparecer. Somos tus protectores, de alguna manera.

—Ahora lo entiendo—suelta la chica, por fin levantando su rostro con firmeza—. Nunca me habías hablado. Lo hiciste porque te lo pidieron—se dirige a Peter, quien la ve avergonzado.

—Adelaide, no lo entiendes, yo...

—Y tú—cambia su mirada ahora hacia Jones, quien se prepara para lo que tiene que decir—, nunca quisiste ayudarme. Te hicieron hablar conmigo, para manipularme—el joven se queda callado, ya que si intentaba defenderse, no lo escucharía—. Pero tú, Michelle. En serio no me lo esperaba. Eras mi amiga, me conocías mejor que nadie, estuviste conmigo en los momentos más difíciles. ¿Y todo porque alguien te asignó una misión?

—Adelaide, en serio no...—empieza Michelle, pero el doctor Richards la detiene.

—No es momento de dar explicaciones. Todo a su momento, hija.

—¿Hija?—replica Adelaide, confundida—¿Él es tu papá? ¿Por eso nunca lo conocí? ¿Porque es un agente de SHIELD?

—Adelaide, hay cosas más importantes en las que debes enfocarte—interrumpe Jones, provocando que Adelaide siga encontrando relación entre lo que está pasando.

—Son hermanos—añade la chica, sintiéndose algo tonta por no haber encontrado la relación antes—. Usted no es Henry Richards.

—Doctor Arvell Jones—contesta Stark por el hombre—. Conoció a tus padres. Y hablando de eso, hay más cosas que debes saber. Sobre tus padres y sobre ti misma.

—No quiero saberlo. Ya nada de esto me importa. Tengo que salir de aquí—murmura con desesperación.

—No puedes hacerlo—dice María.

—¿Me obligarán a quedarme para escuchar algo que no quiero saber?

—Nosotros no te lo contaremos—responde Tony, provocando que Adelaide frunza el ceño—. Tu padre lo hará.

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Banshee [MARVEL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora