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Ya han pasado varios días desde que María se fue y ahora Adelaide lo resiente, ya que su rutina tuvo que cambiar por completo.

Entrenaba sola y la gran parte del día tenía que estar en la oficina de María, ahora suya, tratando de ayudarle a Stark con algunos asuntos de la Industria antes de poder pasar al trabajo físico.

Aunque era algo que la mantenía ocupada, no dejaba de pensar en que no había recibido noticias de ella, y que desde hace días tenía un mal presentimiento, aunque no sabe respecto a qué.

Peter y ella se habían distanciado un poco, ya que las cosas en la ciudad se habían vuelto un poco complicadas y tenía que estar vigilando casi todo el día, incluso saltándose clases cuando su sentido arácnido le alertaba algo.

Y no sólo eso, ahora que el padre de MJ estaba por dejar el hospital, ella y su madre han estado preparando todo para su regreso a casa e incluso al trabajo. Por eso Michelle no la ha visitado desde hace semanas, aunque le llama de vez en cuando para saber cómo está.

—Señorita Evans, el señor Stark solicita su presencia en su oficina—escucha a V.I.E.R.N.E.S., a quien ha escuchado más veces en los últimos días que al propio Stark.

Adelaide se pone en pie y camina hacia dicha oficina para encontrarse con un Tony extrañamente nervioso.

—¿Está todo bien?—pregunta la chica al adentrarse, parándose a pocos metros de él.

—Sí, claro que sí... yo sólo... ¿Cómo haz estado?

—Estoy bien, Tony. ¿Por qué preguntas?

—Hace rato que no hablamos, es todo. Siento que el trabajo nos ha distanciado un poco.

—Vivimos en el mismo lugar...

—Sabes a lo que me refiero, mocosa—ella alcanza a ver qué esconde algo en su mano izquierda.

—Sí, tengo que admitir que me he sentido algo sola estos días. Pero ya terminaste de arreglar esos asuntos tan importantes de los que hablabas, ¿no?

—Justo de eso quiero hablar—admite Tony, haciendo más notable su nerviosismo—. Puede que no sea el mejor momento para ti, después de lo que pasó con María, pero quiero hacerlo oficial.

—¿Qué cosa?

Él le entrega una carpeta con el sello del Orfanato para que Adelaide lo abra. La chica siente el corazón palpitar tan fuerte que podría salir de su pecho. Teme lo que haya dentro de este, pero también ansía saber su contenido.

Al fin se anima y sus ojos se nublan al instante. Los papeles revelan algo con lo que Adelaide soñaba, algo que le hace sentir amada, que pertenece en un lugar.

Registro del Orfanato Little Flower.

Nombre de nacimiento: Adelaide Evans.
Nombre del padre: Paul Evans.
Estado actual: Fallecido.
Nombre de la madre: Sophia Evans.
Estado actual: Fallecida.

Este documento ratifica que la custodia de la señorita Adelaide Evans queda en manos del señor Anthony Howard Stark.
Aprobado por el director del Orfanato Little Flower, el doctor Arvell Jones.

Ella aparta su mirada cristalizada y observa incrédula a Tony, quien esperaba con miedo su reacción. Se lanza a los brazos de Tony y lo envuelve entre ellos, derramando lágrimas y sonriendo ampliamente, igual que el hombre.

—Entonces... ¿estás de acuerdo?—inquiere Tony, como si su reacción no fuese suficiente para contestar su pregunta.

—¿Tú qué crees?—le dice la chica al apartarse y secarse las lágrimas con su mano.

—Bueno, no quería especular nada. Además, creo que sólo necesitábamos el documento para que fuese oficial, porque ya vives bajo mi tutela...

—Créeme, Tony, esto es diferente. Yo... yo siempre deseé esto, pero me di por vencida hace tiempo. Y tú me regresaste la esperanza.

—Y tú me abriste los ojos ante lo que es tener un hijo. Mucha responsabilidad, claro, pero vale la pena cada vez que te veo sonreír.

Lágrimas recorren sus mejillas y ambos vuelven a unirse en un abrazo, uno distinto a los que ya habían dado. Este es el abrazo de un padre y una hija, uno que abre el camino de ambos a nuevas oportunidades y experiencias.

Pero mientras una familia se unía, otra se destruía trágicamente. Adelaide sólo tuvo que escuchar un nombre para que la situación quedara en el olvido.

"Arvell Jones."

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Banshee [MARVEL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora