—Sabes que quiero... —Sube una de sus piernas dobladas a mi cama para poder mirarme bien. —Que dejes de mal pensar incluso cuando muerdo una hamburguesa.
—No lo haría si no me hubieras mirado cuando la mordiste ¿Quién mira a otra persona cuando muerde algo? —Refuto.
— ¿Qué tiene de malo? —No respondo.
—No tienes que sentirte incómoda. —Me dice.
—No lo estoy.
—Tu lenguaje corporal no dice lo mismo. —Alan le da una mirada a mis piernas y dejo de moverlas.
—Como sea ¿Me das la clave de tu wifi?
— ¡Aja! Eso era lo que querías, claro en tu casa no hay internet y pensaste "voy a la casa de Leah para que me regale" abandonaste incluso a tu perro por venir a robar mi wifi —Reclamo.
Alan me mira con seriedad —De hecho abandoné a mi perro por venir a ver como estabas y disculparme,para que lo sepas tengo Internet en mi casa y deje a mi perro durmiendo. Además no tiene nada de malo pedir la clave.
Lo miro con los ojos entrecerrados —Tú teléfono. —Acto seguido me lo da, dígito la clave y se lo devuelvo cuando la conexión está establecida.
—Gracias por brindarme de su exclusivo internet.
—De nada. —Respondo con tranquilidad.
—También deberías agradecerme por estar aquí. — Dice cuando me quedo callada.
— Yo no te pedí que vinieras. —Lo siento pero es la verdad.
—Y aun así me tomé la molestia de hacerlo, eres cruel. —Lleva una mano a su pecho fingiendo ofensa.
—-me parece más cruel secuestrar el brasier favorito de alguien, cuando nada tiene que ver con tus problemas. —Contesto.
—No vas a volver a verlo si sigues con esa actitud.
No respondo, tomo mi teléfono y comienzo a ver Instagram y a reír con las publicaciones que encuentro, Alan por su parte se recuesta sobre mis piernas, parece estar concentrado en su celular.
Minutos después tengo un mensaje de... ¿Alan?
—Mi amigo el evangélico: Estas muy pegada a tu teléfono.
— ¿Por qué me escribes si me tienes justo al lado?
—Porque estás tan concentrada que pensé que me ibas a ignorar si te hablaba.
Vuelvo mi vista al celular.
—Y acabas de hacerlo... —Se levanta —Estoy aburrido, hagamos otra cosa.
— ¿Cómo qué?
—Como el juego de mesa que está en la sala.
—No quiero jugar eso ahora, prefiero estar en mi teléfono.
—Ven.—Insiste.
—No quiero.
Alan se levanta de la cama, toma mis pies y los jala hasta el borde, yo me sostengo de los extremos.
— ¡No! En serio no quiero jugar.
—Si quieres. —Tira de mis piernas haciendo que me suelte y caiga al suelo.
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—Me ganó, adivinó todos los participantes del quien soy —Me quejo con Ava.
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La venganza de los ex
Romance'' -¿Te digo algo?-me incorporo para observarlo mejor -me alegra que en esta relación no hayan terceros. Me mira con curiosidad-¿Terceros? -Ya sabes, esa o esas personas que aparecen de la nada para interferir y confundirnos. -Tal vez nosotros somo...