CAPITULO 55: "¿Lo resolvimos?"

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Da media vuelta y comienza a caminar sin siquiera responderme, me quedo estática con mi cabeza fuera de la ventana junto con el aire frío golpeando mi rostro, cuando llega al borde de la calle voltea hacia mi dirección para esperarme.

Vacilo un par de segundos, le doy una vista rápida a mi habitación

Quiero, pero no debo, pero quiero...

Resoplo, la curiosidad mató al gato como dicen por ahí, entro nuevamente la mitad superior de mi cuerpo y acomodo unas cuantas almohadas para hacer un señuelo entre las sabanas. Tampoco es una buena idea salir con el mini short que tengo de pijama tanto por la hora como por el frío, abro mi armario y entre la oscuridad y el tenue brillo de los faroles en las calles que reflejan en mi ventana busco el abrigo más largo, una vez puesto doy cuidadosas zancadas hasta la ventana y nuevamente me asomo para rectificar que Alan sigue esperándome, lo encuentro un poco más cerca al parecer pensó que no vendría porque se detuvo al verme.

Cuidadosa saco pierna por pierna, por suerte mi ventana no es tan alta y en caso de caer el césped te recibirá sin problema alguno, termino de bajar y observo a Alan caminar con las manos en sus bolsillos hasta desaparecer por el muro lateral de mi casa, no dudo en seguirlo, nerviosa, intrigada y también algo sorprendida por su lejanía.

Lo sigo lo suficiente hasta llegar a toda la calle que adorna mi vecindario, vacía, silenciosa, oscura; solo faltaría lluvia para que fuera el momento perfecto.

A pocos metros el Audi negro esta estacionado, justamente frente al hogar de Doña Adela. Siento inmensos deseos de reclamarle pero no puedo porque se supone que "sigo molesta" y ya ni siquiera le veo tanta importancia como antes, Alan abre la puerta de su auto, ingresa y enciende el vehículo, camino lentamente dándole una última vista a la espaciosa calle por ambos lados.

Este bien podría ser un secuestro, tal vez sea la última vez que esté en mi propio hogar, pero es Alan así que no va a pasarme nada malo.

Abro la puerta de los asientos traseros e ingreso al vehículo, cuando estoy dentro puedo notar su mirada por el retrovisor pero luego procede a conducir, todo el "enojo" que sentía se esfumó y ahora solo queda un gran espacio de incomodidad lleno de dudas que quiero resolver y que quizá él también tenga, tampoco ayuda el hecho de no haber pronunciado ninguna palabra durante el viaje, es por eso que me limito a mirar por la ventana.

Es irónico estar en esta situación de nuevo, las calles estarían totalmente vacías si no fuera por algunos taxis y vehículos públicos que casualmente encuentro, no giramos por el parque que da salida directa a toda a avenida de la ciudad, de hecho giramos una esquina antes por lo que intuyo que es cerca, más adelante pasamos por los enormes y elegantes conjuntos residenciales "Whiteport" esperamos unos cuantos segundos en el semáforo y luego seguimos hasta que el auto se detiene justo al frente de una cancha de Basketball a la que no iba desde que tenía 10 años. Ni siquiera la recordaba.

¿Qué hacemos aquí?

Muero por preguntar pero prefiero morderme la lengua, aunque la cancha esta iluminada sus alrededores acumulan las sombras que le dan un aspecto siniestro y la oportunidad perfecta de cometer un crimen sin que alguien escuche, reacciono cuando escucho la puerta cerrarse de golpe y abro inmediatamente la mía para seguirlo hasta el lugar. No forcejea la entrada, todo está protegido por altas mallas metálicas junto a la puerta sin seguridad.

Camina sin esperarme, llega unos metros delante de mí y se sienta en las graderías de concreto, se mantiene cabizbajo hasta que me acerco lo suficiente, debo decir que sus ojos toman una tonalidad diferente por el cambio de luz y que los contrastes de luz que golpean su rostro le dan un aspecto asombroso digno de una foto. Me siento a su lado mirando al frente los enormes edificios adornados con árboles y la calle vacía mientras respiro hondo.

La venganza de los exDonde viven las historias. Descúbrelo ahora