CAPITULO 33: "A jugar"

1K 117 32
                                    


—Alan... ¿P-por qué no me respondes?

La luz se enciende e inmediatamente me cubro por el fastidio que produce la misma en mis ojos, me toma un momento asimilar lo que tengo en frente, pestañeo varias veces hasta que por fin me acostumbro.

—Calor. —Responde con tranquilidad.

—Hace un momento querías dormir envuelto en sabanas ¿Y ahora tienes calor?

—Qué te puedo decir, no controlo mi temperatura corporal.

Paso una mano por mi rostro.

—Volviendo al tema en que estábamos... —

— ¿Lo del armario? —interrogo y él afirma.

Camina hacia mí e inmediatamente me pego en la pared.

— ¿Quieres que te ayude? —Pregunta apoyándose con una de sus manos en la pared.

— ¿Qué piensas hacer? —Pregunto con nerviosismo.

El rostro de Alan se acerca más al mío y solo mantengo mis ojos bien abiertos — ¿Q-que estás haciendo? —Titubeo.

En ese momento Alan contiene la risa, cubre su rostro y finalmente se ríe apartándose de mí —Ay Leah —Me mira con diversión haciendo que me enfade.

—Eres tan malpensada.

— ¿Qué quieres que piense si haces eso? —Espeto. 

—Deberías cubrirte. —Le digo.

— ¿Por qué? Estoy en mi casa y voy a estar como me de la gana. —Responde con tranquilidad.

— Pero es irrespetuoso porque yo estoy aquí —Alego.

— ¿Ahora lo es? No parecía serlo cuando estabas viendo a mis compañeros en los vestidores.

— ¡Yo solo miraba si ya se habían ido! —Subo mi tono de voz.

—  Vaya que te quedaste mirando en exceso —Responde con diversión.

Lo miro con enojo, sin embargo aprovecho para detallar lo que tengo al frente, Alan no es "tremendamente musculoso" con la cintura y abdomen finamente marcado, pero tampoco es escuálido, su abdomen es marcado pero como lo sería el de alguien "normal" que hiciera deporte y sus brazos también están trabajados, lo calificaría como término medio, ni tan musculoso, ni tan flaco.

— ¿Terminaste de admirar? —Su voz hace que reaccione.

Le doy una mirada de reojo. — ¿Se supone que hay algo en ti que deba ver? —Respondo con diversión y me cruzo de brazos.

Alan me mira con gesto serio y exhala —Como sea, dije que te iba a ayudar a superar lo del armario asi que ven.

Alan comienza a salir de la habitación — ¿A dónde vamos? —No me responde y me limito a seguirlo a la habitación que está próxima al baño.

—No la había visto —Digo en voz baja.

—La oscuridad no ayuda —Responde mientras abre la puerta.

Al abrir me encuentro con un gran televisor pantalla plana, dos sillones puff color verde, un Play station 4, un escritorio con un computador de mesa y decorado con la foto de un bebé que debo suponer que es Alan.

—No te quedes ahí, ven —Me invita cuando ya está sentado en el sillón.

— ¿Juegos? —Pregunto.

—Sí, es la mejor manera de distraerte —Camino hasta el puff mientras Alan enciende el televisor.

Es tan cómodo.

La venganza de los exDonde viven las historias. Descúbrelo ahora