CAPITULO 44: "Centro comercial"

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La pregunta me deja en blanco, hasta ahora no había pensado tanto en eso, le restaba importancia porque mi cabeza  estaba maquinando planes y la otra parte solo estaba preocupada por cumplir con mis obligaciones.

—La verdad es...—

—¡Leah! —Escucho a mamá.

—¡Aquí estoy! —Grito.

Uno segundos después abre mi puerta. Le doy un saludo con mi mano.

—Hija... —Se detiene —Hola Olivia, me alegra verte.

—Lo mismo, señora Cecile —Sonríe.

—Ayúdame con la cena. —Se dirige a mí.

Hago un ademán de pereza —Ya voy.

—¿Hablamos luego? —Oliv se levanta.

—Aja.

Camino detrás de ella, espero a que salga y una vez cerrada la puerta camino hasta el refrigerador, tengo hambre y hay una hermosa hamburguesa esperándome.

Al abrir mi corazón se detiene y siento una sensación de dolor proveniente de mi estómago.

—¡Mamá! —Grito.

—¿Qué? —Responde desde su habitación.

—¡Mamá ¿Dónde está la hamburguesa que dejé en el refri?! —No responde.

—¡No puede ser! ¿Por qué te la comiste? Era Mía. ¡Mía! Sabes cuento tiempo esperé para comerla ¿Por qué eres así? —Reclamo exasperada.

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Después de mi semana encerrada, decidimos salir con Alan al centro comercial, prometió recompensar mi hamburguesa perdida.

Ir al centro comercial es tan difícil, te antojas de todo y la mayoría de las veces el dinero no alcanza o lo traes simplemente para comprar algo ligero, estuve babeando por varias tiendas, la ropa, zapato, libros, accesorios...

Justo ahora estoy en una tienda masculina mirando zapatos mientras espero a que Alan salga del probador, también accedí a acompañarlo a buscar una camisa para un evento que tiene con su madre.

—¿Qué dices? —Sale usando una camisa con mangas largas verde manzana de cuello francés.

—Te ves elegante.

Hace una mueca de disgusto —Estas cosas me sofocan —Acomoda su cuello, me probaré una camiseta.

—No puedes ir con una camiseta a un evento social.

—Claro que puedo. —Responde detrás de la cortina.

Comienzo a observar las camisas de los percheros, hasta que escucho susurros y risas, luego de buscar encuentro el origen, la cajera o encargada de la caja parlotea con una de las empleadas de la tienda, entiendo totalmente el lenguaje femenino, sigo su mirada hasta llegar a Alan quien está observándose ya con la camisa blanca puesta frene a un espejo. Parece que es vagamente consciente de las miradas sobre él.

No es como si cada vez que saliéramos o entráramos a un establecimiento Alan fuera la sensación del lugar, pero a veces se lleva la mirada de algunas como hoy, lo cual me resulta molesto.

Camino hasta él para comprobar que lo están mirando.

—Me siento más cómodo con esta —Dice aún concentrado en su imagen.

La venganza de los exDonde viven las historias. Descúbrelo ahora