CAPITULO 29: "La chaqueta"

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En ese momento miles de sentimientos se agrupan en mi cabeza, tantos que no sé cuál expresar primero, qué decirle primero o no dejarlo hablar y echarlo de una vez por todas, Ryan se recuesta en el marco de la puerta y me da una leve sonrisa, luce totalmente relajado como si nunca hubiera pasado nada , suficiente para hacerme explotar.

—No puede ser cierto que tengas el descaro de venir a mi casa —Paso una mano por mi cabello —Me terminas por mensaje de texto —Comienzo a enumerar con los dedos —No tienes los pantalones para darme razones claras, me mientes, me engañas, te encuentro en mi escuela, tienes una relación frente a mis narices con Sabrina, me fastidias en clase, haces que me castiguen, te burlas de mí, jodes mi maldita existencia y ahora me buscas a mi casa, no sé qué demonios piensas de la vida, ¿Crees que es buen momento para pedir perdón? Es muy tarde Ryan, han pasado semanas ¿Qué quieres de mí? ¿Por qué estás en mi casa? —Reclamo controlando mi molestia.

Él me mira con fastidio —No vine a pedir perdón. Vine por mi chaqueta, quiero que me la devuelvas —Contesta.

—Ja. —Es lo único que logro decir ¿Esto es real?

Durante nuestro noviazgo Ryan solía combinar sus atuendos con una chaqueta de cuero, su favorita. Decía que siempre que la usara yo no me resistiría, precisamente porque lo conocí cuando la estaba usando, en una de nuestras salidas ya saben, tenía frío, llovió y él me la dio para que llegara a casa con ella, desde entonces la tengo en lo más profundo de mi armario, no recordaba que la tenía hasta que vino este cerdo.

Lo miro incrédula de sus palabras y no dudo un instante en cerrar la puerta pero la detiene con el pie.

— ¿No vas a invitarme a pasar? ¿Y tú generosidad?

—En la basura, junto al amor que te dí. —Forcejeo para poder cerrar, por desgracia Ryan es más fuerte que yo y logra entrar.

— ¡Lárgate de mi casa! —Espeto.

—Con gusto, cuando recupere lo que me corresponde. —Se dirige hacia a mi habitación.

Lo agarro de la camisa y tiro con fuerza para intentar detenerlo haciendo que las costuras se rompan.

— ¡Mira lo que haces! —Se queja y quita mis manos de la misma.

Cuando se dispone a Avanzar me interpongo en medio de la puerta de mi habitación y la cierro. Ryan toma el manubrio y es allí donde ambos compartimos una mirada desafiante.

Se acerca a mí acorralándome contra la puerta —Dame la chaqueta. —Dice contra mi oído.

—Aléjate de mí. —Lo empujo con una de mis rodillas y mis manos haciendo que se golpee con la pared.

Su gesto se torna enfadado. — ¿Quieres esto por las malas? —Masculla.

Camina hasta mí, toma mis piernas y me carga sobre su hombro mientras se dirige a la sala, intento forcejear, dándole finalmente un golpe en su estómago con una de mis rodillas, hago que me tire de inmediato en el sillón de la sala mientras él se retuerce de dolor. Me levando rápidamente y cuando lo veo dirigirse a mi habitación. Me subo a su espalda e intento apretar su cuello con mis manos haciendo peso para que caiga hasta que lo logro, me paro y corro hasta mi habitación, le pongo seguro a la puerta, busco la chaqueta en mi armario y cuando la consigo tomo mi teléfono y escribo para escribir un mensaje, pronto escucho los golpes de Ryan a mi puerta.

— ¡LEAH! —Grita.

—: Alan, rápido parque, Ryan casa, ven.

Escribo lo más rápido que puedo, abro mi ventan,a me trepo y salgo por allí, doy la vuelta y corro velozmente dirección al parque.

— ¡LEAH, DEVUELVEMELA! —Lo escucho gritar a mis espaldas y cuando volteo noto que viene atrás de mí.

Cruzo a la izquierda y corro más rápido que hasta el parque, busco desesperadamente el auto de Alan sin éxito, entonces decido esconderme detrás de los arbustos del lugar.

Agitada y cansada hago guardia para evitar que Ryan me encuentre y que Alan aparezca.

Me siento como en una película de terror donde me escondo de mi asesino.

Ryan me busca entre las personas y las bancas del lugar, es allí cuando por fin veo el auto de Alan, salgo a toda prisa de mi escondite y me dirijo a su auto.

Paro un segundo, cuando veo a Ryan le doy un silbido y le muestro su chaqueta con una sonrisa, su gesto emite enojo y comienza a correr. Corro hasta el auto de Alan, abro la puerta y cierro fuertemente.

— ¡ACELERA! —No permito que diga nada. Alan pisa el acelerador y arranca a toda prisa.

Por el retrovisor observo cómo Ryan se queda allí observando el auto alejarse mientras que se inclina un poco sobre sus rodillas por el cansancio.

— ¿Estás bien? —Pregunta Alan calles más adelante.

Me tomo un momento para responderle debido a lo que corrí —Sí.

— ¿Intentó hacerte algo? —Pregunta con gesto serio y niego.

—Quería su chaqueta.

Frunce el ceño — ¿Su chaqueta? ¿Por qué simplemente no se la diste?

—Porque es algo que él quiere y no se lo voy a permitir. —Paso una mano por mi frente para limpiar el sudor —Al menos no por ahora.

— ¿Y qué vas a hacer? Ryan puede volver a tu casa.

— ¡Mierda dejé la casa abierta! —Exclamo a la vez que abro la puerta del auto.

— Toma quédate con esto. —Le tiro la chaqueta — Te explico que hacer después, comienzo a correr a toda prisa directo a mi casa.

No me importaba más nada que llegar a mi casa antes que mi mamá ¿Qué me podría esperar? 

La venganza de los exDonde viven las historias. Descúbrelo ahora