•CAPÍTULO 53•

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Maratón 2/?. Comenten si quieren otro 😉💛🍃.

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Oh sí. Era muy impetuoso cuando era joven.

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¿Ruggero peleando? Refinado, sofisticado, ¿le-gusta-la-música-de-la-coral-Tudor-Ruggero? No puedo verlo. El anfitrión me distrae con su próxima introducción, Lily se acerca al frente de las personas. Tiene un vestido de satén plateado, con largo cabello negro.

—Caballeros, déjenme presentarles a la maravillosa Lily. ¿Qué vamos a hacer con Lily? Ella es una matadora experimentada, toca el violonchelo en conciertos regulares y es campeona en salto con garrocha. ¿Qué tal eso señores?¿Quién oferta más, por favor, por un baile con la deliciosa Lily?

Lily mira al anfitrión y alguien más grita muy fuerte.

—¡Tres mil dólares!—es un hombre enmascarado con cabello rubio y barba.

Hay una contraoferta, pero Lily es vendida por cuatro mil dólares. Me sonríe con autosuficiencia, gritando “¡Mira lo que pagaron por mí!”
Ruggero me está viendo como un halcón. Un peleador Di Pascuale-Pasquarelli, ¿quién podría saberlo?

—¿Hace cuánto tiempo?—le pregunto a Lucía. Ella mira hacia mí, confundida.

—¿Hace cuánto tiempo peleó Ruggero?

—Adolescencia. Volvió locos a mis padres, venía a la casa con los labios rotos y ojos negros. Fue expulsado de dos escuelas. Infligió algunos daños graves a sus oponentes.—la miré boquiabierta.

—¿No te ha dicho?—suspira.—Él tiene una reputación bastante mala entre mis amigos. Fue una persona no grata por unos pocos años. Pero se detuvo cuando tuvo unos quince o dieciséis años.—se encogió de hombros.

Santa mierda.

Otra pieza del rompecabezas cae en su lugar.

—Entonces, ¿quién da más por la hermosa Delfi?

—¡Cuatro mil dólares!—llama una voz profunda desde el lado izquierdo. Delfi chilla de deleite.

Dejo de prestar atención a la subasta. Así que Ruggero estuvo en ese tipo de problemas en la escuela, peleando. Me pregunto por qué. Miro fijamente hacia él. Lily está atenta a nosotros.

—Y ahora, permítanme presentarles a la hermosa Karol.

Oh mierda, esa soy yo.

Miro nerviosamente a Luci y ella me hace señas hacia el centro del escenario. Afortunadamente, no me caigo, pero me paro avergonzada como el inferno exhibiéndome a todos. Cuando miro a Ruggero él me da una sonrisita de suficiencia. Bastardo.

—La hermosa Karol toca seis instrumentos musicales, habla mandarín con fluidez y tiene mucho interés en el yoga... bueno caballeros...

—Diez mil dólares.

Antes de que incluso pueda terminar la oración Ruggero lo interrumpe, mirando al anfitrión a través de su máscara.

Oigo el jadeo de incredulidad de Lily detrás de mí. ¡En tu cara!

—Quince mil dólares.

¿Qué?

Todos nos giramos hacia un hombre alto, impecablemente vestido parado a la izquierda del escenario. Parpadeo hacia Ruggero. Mierda. ¿Qué hará con esto? Pero él está rascándose la barbilla y dándole al extraño una sonrisa irónica. Es obvio que Ruggero lo conoce. El extraño asiente educadamente a Ruggero. Se trata de un gran espectáculo, pero es a mis expensas. Quiero protestar.

—Veinticinco.—replica Ruggero tranquilamente.

El parloteo de la multitud ha muerto. Todos mirando hacia mí, Ruggero y al Sr. Misterioso por el escenario.

—Treinta.—dice el anterior nombrado.

¿Podría ser esto más embarazoso?

Ruggero mira fijamente hacia él, impasible, pero está divertido. Todos los ojos están sobre Ruggero. ¿Qué va a hacer? Mi corazón está en mi boca. Me siento enferma.

—Cien mil dólares.—dice Ruggero, el timbre de su voz alto y claro a través de la carpa.

—¿Qué carajo?—sisea Lily sonoramente detrás de mí y un jadeo general de consternación y diversión ondea a través de la multitud. El extraño levanta sus manos en derrota, riendo y Ruggero le sonríe con suficiencia. Desde la esquina de mi ojo, puedo ver a Lucía rebotando arriba y abajo con regocijo. Mi subconsciente está mirando a Ruggero, absolutamente anonadada.

—¡Cien mil dólares para la encantadora Karol! A la una... a las dos...—el anfitrión mira hacia el extraño que sacude la cabeza con fingido pesar y se inclina caballerosamente.

—¡Vendida!—grita triunfalmente.

En una ensordecedora ronda de aplausos y vítores, Ruggero se adelanta para tomar mi mano y ayudarme a bajar del escenario. Él mira hacia mí con una sonrisa divertida mientras hago mi camino hacia abajo, besa el dorso de mi mano y luego la coloca en la curva de su brazo y me lleva a la salida de la carpa. 

—¿Quién era?—pregunto. Él mira abajo, hacia mí.

—Alguien que puedes conocer más tarde. Justo ahora, quiero mostrarte algo. Tenemos unos treinta minutos hasta que finalice la subasta del primer baile. Entonces volveremos a la pista para que pueda disfrutar del baile por el que he pagado.

—Un baile muy costoso...—murmuro con desaprobación.

—Estoy seguro de que vale cada centavo.—me sonríe traviesamente. Oh, él tiene una gloriosa sonrisa y las ansias están de vuelta, floreciendo mi cuerpo.

Estamos afuera, sobre el césped. Pensé que estaríamos rumbo al cobertizo, pero decepcionadamente  parece que nos dirigimos hacia la pista de baile donde una gran banda se está preparando. Hay al menos veinte músicos, y unos pocos invitados están pululando alrededor, fumando furtivamente, pero dado que gran parte de la acción está detrás de la carpa  no llamamos demasiado la atención.

Ruggero me llega hacia la parte trasera de la casa y abre una ventana francesa que llega a una grande cómoda sala de estar que no he visto antes. Camina q través de la sala desierta hacia la amplia escalera con su elegante barandilla de madera pulida. Tomando mi mano de la curva de su brazo, me llega hasta el segundo piso y a otro tramo de escaleras hasta el tercero. Abriendo una puerta blanca, me hace pasar a una de las habitaciones.

—Esta era mi habitación.—dice tranquilamente, parándose en la puerta y bloqueándola tras él.

Es grande, sencilla, y escasamente amueblada. Las paredes son de color blanco como los muebles, una espaciosa cama doble, un escritorio y una silla, estantes atiborrados con libros y paneles con varios trofeos de kickboxing por el aspecto. En las paredes cuelgan carteles de películas: The Matrix, Fight Club, The Truman Show y dos afiches enmarcados de kickboxing. Uno se llama Guiseppe DeNatale, nunca he escuchado de él.

Pero lo que llama mi atención es la cartelera blanca por encima del escritorio, salpicada con un gran número de fotografías, barderines de los Mariners y talones de billetes. Es un pedazo del joven Ruggero. Mis ojos vuelven al magnífico, bello hombre ahora parado en el centro de la habitación. Él ve hacia mí oscuramente, melancólico y sexy.

—Nunca he traído a una chica aquí.—murmura.

CUMPLIENDO TUS REGLAS [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora