•CAPÍTULO 71•

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Maratón 2/?. Comenten si quieren otro 😉💛🍃.

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El Audi está estacionado en la curva, y Ruggero sale tan promo como me aproximo. Se ha sacado su chaqueta, y está usando sus pantalones grises, mis favoritos, que cuelgan de sus caderas, de ese modo. ¿Cómo puede este dios griego ser para mí? Me encuentro sonriendo como una tonta en respuesta a su sonrisa idiota.

Ha pasado todo el día actuando como un novio enamorado, enamorado de mí. Este adorable, complejoz impecable hombre está enamorado de mí, y yo de él. La alegría explota inesperadamente dentro de mí, y saboreo el momento mientras siento brevemente que podría conquistar el mundo.

—Señorita Sevilla, se ve tan cautivadora como ésta mañana.—Ruggero me arrastra a sus brazos y besa sonoramente.

—Sr. Pasquarelli, usted también.

—Vamos por tu amigo.—me sonríe y abre la puerta.

Mientras Robert se dirige al departamento, Ruggero me cuenta de su día, uno mucho mejor que el de ayer, parece. Lo miro con adoración mientras intenta explicar una nueva barrera que el departamento de ciencia ambiental en la WSU en Vancouver, Canadá ha hecho. Sus palabras significan muy poco para mí, pero estoy cautivada por su pasión e interés en el asunto. Tal vez esto será así, buenos y malos días, y si los días bueno son así, no tendré mucho de qué quejarme. Me entrega una hoja de papel.

—Estos son los momentos que Pedro tiene libres esta semana.—dice.

¡Oh! El entrenador.

Mientras estacionamos en el edificio de mí departamento, saca su iPhone del bolsillo.

—Pasquarelli.—responde.—Óscar, ¿qué pasa?—escucha con intensidad, y puedo decir que es una conversión importante.

—Iré a buscar a Jorge. Serán dos minutos.—modulo a Ruggero y levanto dos dedos.

Asiente, obviamente distraído por la llamada. Robert abre la puerta sonriéndome con calidez. Le sonrío, incluso Robert asiente. Presiono el interfono de la entrada y grito felizmente en él.

—¡Hola Jorge, soy yo! Déjame entrar.

La puerta suena y me dirijo arriba al departamento. Se me ocurre que no he estado allí desde la mañana del domingo. Parece demasiado atrás. Jorge ha dejado amablemente la puerta de adelante abierta. Entro al departamento y, no sé por qué, me detengo instintivamente tan pronto como pongo un pie dentro. Me tomo un momento para darme cuenta de que es porque la pálida, delgada figurada parada en la isla de la cocina, sosteniendo un pequeño revolver, y me está mirando impávidamente.

Santa mierda.

Ella está aquí, mirándome con una desconcertante mirada vacía, sosteniendo un arma. Mi subconsciente se desvanece en un desmayo, y no creo que ni siquiera las sales aromáticas la traerán de vuelta. Parpadeo repetidamente a Ana mientras mi mente sebga a la deriva. ¿Cómo entró? ¿En dónde está Jorge? ¡Mierda! ¿En dónde está Jorge?

Un progresivo y frío miedo toma mi corazón, y mi cuero cabelludo pica cuando cada uno de los folículos en mi cabeza se aprietan con terror. ¿Qué si ella lo ha lastimado? Empiezo a respirar rápidamente mientras la adrenalina y el miedo adormecedor de huesos atraviesan mi cuerpo.

Mantén la cama, mantén la calma. Repito el mantra una y otra vez en mi cabeza.

Ella inclina la cabeza la cabeza a un lado, mirándome como si fuera una exhibición de un espectáculo de fenómenos. Carajo, yo no soy el bicho raro aquí. Se siente que han pasado años mientras proceso todo esto, aunque en realidad sólo ha sido una fracción de un segundo. La expresión de Ana permanece vacía, y su apariencia es tan desaliñada y enfermiza como nunca.

CUMPLIENDO TUS REGLAS [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora