•CAPÍTULO 96•

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Maratón 4/?. ¡Comenten!

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—¡Oh! —Valen me mira. Está sorprendida—. Te dejo sola por dieciséis días, ¿y ocurre esto? Es muy repentino. Así que ayer, cuando dije… —ella me mira, perdida—. ¿Dónde encaja esos mensajes en todo esto?

—No lo hace, Valen. Olvídalo, por favor. Lo amo y él me ama. No hagas esto. No arruines la fiesta y nuestra noche —susurro. Ella pestañea e inesperadamente sus ojos están brillando con lágrimas.

—No. Por supuesto que no lo haré. ¿Estás bien? —quiere asegurarse.

—Nunca he estado más feliz —susurro. Ella se estira hacia adelante y toma mi mano a pesar del brazo de Ruggero envuelto alrededor de mí cintura.

—¿Estas realmente bien? —pregunta esperanzada.

—Sí—le sonrío, mi emoción volviendo. Está de nuevo en la posición correcta. Me sonríe, mi felicidad reflejándose en ella. Me alejo del agarre de Ruggero, y ella me abraza de pronto.

—Oh, Karol, estaba tan preocupada cuando leí esto. No sabía qué pensar. ¿Me lo vas
a explicar? —susurra.

—Un día, ahora no.

—Bien. No le diré a nadie. Te amo tanto, Karol, como mi propia hermana. Solo pensé… No sabía qué pensar. Lo siento. Si eres feliz, entonces yo soy feliz—mira directamente a Ruggero y repite su disculpa. Él le asiente, sus ojos glaciales, y su expresión no cambia. Oh mierda, todavía está enojado.

—Realmente lo siento. Tienes razón, no es asunto mío —me susurra. Hay un golpe en la puerta que nos sobresalta a Valentina y a mí alejándonos. Antonella mira alrededor.

—¿Todo bien, cariño? —le pregunta a Ruggero.

—Todo está bien, Sra. Pasquarelli—dice Valen inmediatamente.

—Bien, mamá —dice Ruggero.

—Bueno—Anto entra—. Entonces no les importará si le doy a mi hijo un abrazo de cumpleaños—nos sonríe a ambas. Lo abraza fuertemente y se funde inmediatamente.

—Feliz Navidad, cariño —dice suavemente, cerrando sus ojos en su abrazo—. Estoy tan feliz de que sigas con nosotros.

—Mamá, estoy bien. —Baja su sonrisa hacia ella. Ella retrocede, lo mira de cerca, y
sonríe—. Feliz Navidad.

—Estoy tan feliz por ti —dice ella y acuna su cara. Él le sonríe, su sonrisa de mil megawatt. ¡Ella sabe! ¿Cuándo le contó?

—Bueno, niños, si han terminado con su tête-à-tête, hay una multitud de gente aquí
para ver que realmente estás en una pieza, Ruggero, y para pasar una bonita Navidad.

—Iré pronto.

Anto nos mira ansiosamente a Valen y a mí y parece tranquilizada por nuestras sonrisas. Me guiña mientras sostiene la puerta abierta para nosotros. Ruggero me estira sus manos hacia mí y yo las tomo.

—Ruggero, realmente pido disculpas —dice Valem humildemente. La Valentina humilde
es algo para ser contemplado. Ruggero le asiente, y la seguimos hacia afuera. En el pasillo, miro nerviosamente hacia Ruggero.

—¿Tu mamá sabe sobre nosotros?

—Sí.

—Oh—y pensar que nuestra tarde pudo haber sido descarriada por la tenaz
señorita Zenere. Me estremezco con el pensamiento, las ramificaciones del estilo
de vida de Ruggero reveladas a todos. Santa cielo.

CUMPLIENDO TUS REGLAS [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora