•CAPÍTULO 68•

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Capítulos finales 😱.

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La alarma sonó con las noticias del tráfico de las seis de la mañana y yo soy bruscamente despertada de mí inquietante sueño de mujeres muy rubias y morenas. No puedo entender sobre qué es e inmediatez me distraigo porque Ruggero Pasquarelli me envuelve como seda, su cabeza con cabello rebelde en mi pecho, una de sus manos en mis pechos, su pierna sobre mí, aplastándome.  Todavía  está dormido  y yo tenfo mucho calor. Pero ignoro mi incomodidad, tentativamente me estiro para pasar con cuidado mis dedos por su cabello y él se mueve. Levantando sus brillantes ojos mieles, sonríe dormido. Santo cielo... es adorable.

—Buen día, princesa.—dice.

—Buen día.—le sonrío de regreso.  Él me besa, desenredándose y se apoya sobre su codo, mirándome.

—¿Dormiste bien?—pregunta.

—Sí, a pesar de que anoche me dejaste comiendo sola... sí.

—Estabas molesta, y tú debías comer no yo.—me besa de nuevo.

—¿Y tú? ¿Dormiste bien?

—Siempre duermo bien contigo, Karol.

—¿No más pesadillas?

—No.—frunce el ceño e intenté una pregunta.

—¿Sobre qué son tus pesadillas?—su frente se arruga y su sonrisa desaparece. Mierda, mi estúpida curiosidad.

—Son recuerdos de mi niñez, o eso dice  el Dr. Flynn. Algunos vívidos, otros menos.—su voz desciende y su mirada distante cruza su cara. Distraídamente, comienza a recorrer con su dedo mi clavícula, distrayéndome.

—¿Te despiertas llorando y gritando?—intento en vano una broma. Me mira, desconcertado.

—No, Karol. Nunca he llorado. Hasta dónde puedo recoedar.—frunce el ceño, como si se estuviera metiendo  en la profundidad de sus recuerdos.

Oh  no, ese es un lugar demasiado oscuro para  ir a esta hora, seguramente.

—¿Tienes algún recuerdo feliz de tu niñez?—pregunto rápido principalmente para distraerlo. Luce pensativo por un momento, todavía recorriendo con su dedo mi piel.

—Recuerdo la cocción de la puta droga. El olor. Un pastel de cumpleaños, creo. Para mí. Y después está la llegada de Mía con mamá y papá. Mi mama esyaba preocupada por mi reacción, pero adoré al bebé Mía inmediadamente. Mi primera palabra fue Mía. Recuerdo mi primera lección de piano. La señorita Yuli, mi maestra era increíble. Ella tenía caballos, también.—sonríe con melancolía.

—Dijiste que tu mamá te salvó, ¿cómo?—su meditación se rompe y me miró como si yo no entendiera la  matemática elemental  de dos más dos.

—Ella me adoptó.—dijo simplemente.—Pensé que era un ángel cuando la conocí. Estaba vestida de blanco y fue tan dulce y tranquila cuando me examinó. Nunca lo olvidaré. Sí ella o Bruno hubieran dicho que no...—se encogió y miró sobre su hombro el despertador.—Todo esto es un poco profundo para tan  temprano en la mañana.—murmura.

—He hecho una promesa para llegar a conocerte mejor.

—¿Ahora, Srta. Sevilla? Pensé que querías saber si prefería café o té.—sonríe.—De cualquier manera, puedo pensar de una mejor manera con que puedes llegar a conocerme.—empuja sus caderas sugestivamente hacia mi.

—Creo que te conozco demasiado bien de esa manera.—mi voz es arrogante y reprochadora, y lo hace sonreír más.

—No creo que alguna vez llegue a conocerte lo suficiente de esa manera.—murmura.—Definitivamente hay ventajas de despertar a tu lado.—su voz es suave y seductora.

CUMPLIENDO TUS REGLAS [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora