•CAPÍTULO 3•

4.7K 253 65
                                    

Una vez que estamos en el aire, Natalia nos sirve más champán y prepara nuestra cena de bodas. Y que cena, salmón ahumado, seguido de perdiz asada con ensalada de judías verdes y patatas dauphinoise, todo cocinado y servido por una Natalia cada vez más eficiente.

—¿Postre, Sr. Pasquarelli? —pregunta.

Sacude la cabeza y pasa su dedo por su labio inferior mientras me mira inquisitivamente, su expresión oscura e ilegible.

—No, gracias —murmuro, incapaz de romper el contacto visual con él. Sus labios se acurrucan en una pequeña sonrisa secreta y Natalia se retira.

—Bien —murmura—. Había planeado tenerte a ti como postre.

Oh... ¿aquí?

—Ven —dice, levantándose de la mesa y ofreciéndome su mano. Me lleva a la parte posterior de la cabina.

—Hay un baño aquí —señala una puerta pequeña, luego me lleva por un corto pasillo y por una puerta al final. Por Dios... un dormitorio. La cabina es de color crema y de madera de arce y la pequeña cama doble está cubierta con cojines dorados y marrones. Se ve muy cómoda. Ruggero se voltea y me hala en sus brazos, mirándome.

—Pensé en pasar nuestra noche de bodas a treinta y cinco mil pies. Es algo que nunca antes he hecho.

¡Mierda sagrada!... otra primera vez. Jadeo ante él, mi corazón palpita… el club de las alturas. He escuchado al respecto.

—Pero primero tengo que sacarte de ese fabuloso vestido —sus ojos brillan con amor y algo más oscuro, algo que me encanta... algo que llama a mi diosa interior. Él me quita el aliento.

—Date la vuelta—su voz es baja, con cocheridad y sexy como el infierno.

¿Cómo puede infundir tantas promesas en esas tres palabras? Cumplo gustosamente y sus manos se mueven hacia mi cabello. Suavemente saca las horquillas una a la vez, sus dedos expertos haciendo el trabajo. Mi cabello cae en ondas amplias sobre mis hombros, un mechón a la vez, cubriendo la espalda y hasta mis pechos. Trato de estar quieta y no retorcerme, pero estoy adolorida por su tacto. Después de nuestro largo y agotador pero emocionante día, lo quiero, a todo él.

—Tienes un cabello tan hermoso, Karol—su boca se encuentra cerca de mi oído y siento su aliento, aunque sus labios no me tocan. Cuando todo el cabello está libre de alfileres, pasa sus dedos a través de él, con suavidad
masajeando mi cuero cabelludo... oh mi... Cierro mis ojos y saboreo la sensación. Sus dedos viajan hacia abajo y me hala, inclinando mi cabeza hacia atrás para exponer mi garganta.

—Eres mía —respira y sus dientes rozan el lóbulo de mi oreja. Gimo.

—Silencio —me advierte. Aparta el pelo de mis hombros y arrastra un dedo sobre la parte superior de mi espalda, de hombro a hombro, siguiendo el borde de encaje de mi vestido. Me estremezco con anticipación.
Siembra un tierno beso en mi espalda por encima del primer botón del vestido.

—Tan hermosa —dice mientras deshace con destreza el primer botón—. Hoy me has hecho el hombre más feliz en la vida —Con infinita lentitud, desabrocha cada uno de ellos, todo el camino por mi espalda—. Te amo tanto —deja besos desde mi nuca hasta el borde de mi hombro. Entre cada beso, murmura:— Te. Amo. Tanto. Quiero. Estar. Dentro. De. Ti. Eres. Mía

Cada palabra es intoxicante. Cierro los ojos e inclino la cabeza, dándole un acceso más fácil a mi cuello y me caigo más dentro del hechizo de que Ruggero Pasquarelli, mi marido.

—Mía —susurra una vez más. Desliza mi vestido fuera de mis brazos cayendo en un pozo a mis pies viéndose como una nube de seda de color marfil y encaje.

CUMPLIENDO TUS REGLAS [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora