•CAPÍTULO 67•

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Cuando regresamos al apartamento, noto que el lugar de encuentra más limpio. Hay olor a nuevo, y francamente me encanta. Es insuperable pensar que Ana, esa chica que fue mi paciente en la clínica, estuvo a los pies de mi cama mientras dormía con un arma y me disparó. Es decir, sinceramente con todo lo que ha sucedido no comprendo si ella viene por mí, o por Ruggero...

Seremos parecidas físicamente, pero hay algo que yo tengo y ella no—el amor de cincuenta sombras—, lo cual apunta a que ella busca eso que no pudo conseguir de la manera que sea.

—Nena, ¿quieres que le pida a la Sra. Cooper que prepare algo para la cena?

—En realidad, deseo comer algo... pero no es comida.—sus ojos se oscurecen, mientras se acerca cautelosamente hacia mí.—Te necesito, Ruggero.

—Yo también nena. Pero debes comer, ya te has salteado el almuerzo. Debes alimentarte.—me regaña.

—Está bien.—me rindo.

Empezamos a caminar a la cocina, la Sra. Cooper está detrás de la isla cortando unos pimientos.

—Sr. Pasquarelli, Srta. Sevilla. Bienvenidos, ¿desean algo para cenar en especial?

—Sra. Cooper. Eso huele exquisito.—me acerco a la olla y la miro pidiendo permiso para probar, asiente y tomo una cuchara para saborear la riquísima salsa.—Y sabe exactamente como huele, me encantaría aprender a cocinar así.—ella sonríe ruborizada.

—Cuando quiera le puedo enseñar Srta. Sevilla.

—Karol, por favor.

—Está bien, Karol.—reímos.

—Pues yo comeré lo que haya, tengo mucha hambre.—lleva las manos a su corbata y la afloja.

—En unos minutos estará.—informa.

—Ven cariño, te ayudaré.—lo tomo de la mano y empiezo a sacar su corbata.—Ahí está mejor.—acaricio su mejilla. La Sra. Cooper se ha concentrado en la comida y ya no volteo a vernos.

—Mañana llega Jorge, Ruggero.—me mira frunciendo el ceño.—El hermano de Valen, vendrá por las llaves de apartamento.

—Bien. Me encargaré de hacerle llegar las llaves.

—Ruggero. Quiero verlo, es como un hermano para mí.

—Karol, es peligroso que salgas aún.

—Ruggero, estaré bien. Ana tuvo la oportunidad de dispararme y no lo hizo, no se exactamente qué busca... pero al parecer hacerme daño, no.—cierra los ojos tratando de comunicarme su opinión sin palabras.

—No sé qué quiere Ana, pero no voy a correr el riesgo.

—Mañana iré a trabajar, porque tengo pacientes que tienen peores problemas que yo. Además, Benicio no puede solo.—veo como frunce el ceño lentamente.—Él es mi jefe, quieras o no Ruggero.

—A él le obedeces más que a mí.

—Tu eres el jefe, del jefe, de mi jefe. Ruggero debes confiar en que voy a saber cuidarme.—suspira.—Si quieres una mejor propuesta a tu seguridad emocional, puedo decirle a Taylor que me lleve y luego me recoja en la clínica.

—No lo se... ¿Y las horas de almuerzo?

—Llevaré algo preparado desde aquí, o pido un delivery a la oficina. Hasta en la cafetería de la clínica.

—No quiero comas comida fría o de mala suerte.

—Ruggero por favor, estás haciendo una tormenta en un vaso de agua.

—Ana es peligrosa, Karol.

—¡Ana no viene por mí, Ruggero. Al que quiere a es tí!—grito de pronto.

—Ya te lo dije, no puedo correr el riesgo de que sólo sea una buena jugada para que te quite los ojos de encima.—ruedo los ojos.—¿Te das cuenta? Nunca puedes obedecer ni una de mis órdenes, no te pido que seas como una de mis sumisas. Pero de vez en cuando, escucha y haz caso.

—Tú tampoco colaboras, el no dejarme ir a trabajar Ruggero. Me recuerdas a cuando empezamos a salir, me lo prohibiste. Necesito el dinero, tengo cuentas para pagar.

—No necesitas dinero, Karol.

—¡No quiero tú dinero, Ruggero! ¿Lo entiendes? Cuando decidí venir a vivir a Estados Unidos, mi propósito siempre fue ser quien yo deseaba ser, ganar mi dinero. No te tenía en mis planes, para mí, al igual que para ti... esto es nuevo. Solo te pido que confíes en mí, Taylor me llevará y me esperará a que salga si así lo deseas. Pero por favor, no me obligues a desobedecerte.

—Bien.

Cuando volteo la Sra. Cooper ha dejado un plato con mi cena, Ruggero se ha marchado así que rendida, me siento a devorar mi comida. Finalmente y desconforme con la discusión que tuvimos, subo a la habitación con intenciones de convencerlo. Pero es inútil, Ruggero está envuelto de la cadera hacia arriba con las sábanas. El elástico de sus calzoncillos se roban mi atención, carajo. Es el hombre más sexy del mundo.

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CUMPLIENDO TUS REGLAS [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora