•CAPÍTULO 29•

6.6K 253 152
                                    

-Quiero castigarte -susurra-. Golpearte realmente fuerte -añade. Mi corazón salta a mi boca. Mierda.

-Lo sé -le susurro mientras mi cuero cabelludo pica.

-Tal vez lo haga.

-Espero que no-me abraza con más fuerza.

-Karol, Karol, Karol. Pondrías a prueba la paciencia de un santo.

-Podría acusarte de muchas cosas, Sr. Pasquarelli, pero ser un santo no es una de ellas-finalmente soy bendecida con su reticente risa.

-Un punto justo, bien hecho como siempre, Sra. Pasquarelli-me besa la frente y se mueve.

-Vuelve a la cama. También tuviste una tarde difícil-se mueve rápidamente, recogiéndome y depositándome de nuevo en la cama.

-¿Te acuestas conmigo?

-No. Tengo cosas que hacer-se agacha y recoge el vaso-. Vuelve a dormir. Te despertaré en un par de horas.

-¿Todavía estás enfadado conmigo?

-Sí.

-Voy a volver a dormir, entonces.

-Bien-jala el edredón por encima de mí y besa mi frente una vez más-. Duerme.

Y porque estoy tan aturdida por la noche anterior, aliviada de que él está de vuelta, y fatigada emocionalmente por nuestro encuentro temprano en
la mañana, hago exactamente lo que me han dicho. Mientras me quedo dormida, tengo curiosidad aunque estoy agradecida, dado el mal sabor en mi boca, por saber por qué no ha desplegado su habitual mecanismo para hacer frente a las cosas y saltó sobre mí para deshacerse de lo malo.

 Mientras me quedo dormida, tengo curiosidad aunque estoy agradecida, dado el mal sabor en mi boca, por saber por qué no ha desplegado su habitual mecanismo para hacer frente a las cosas y saltó sobre mí para deshacerse de lo malo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-Hay un poco de zumo de naranja para ti aquí -dice Ruggero, y mis ojos parpadean para abrirse de nuevo.

He tenido las dos horas de sueño más tranquilas que puedo recordar, y me despierto descansada, mi cabeza ya no está palpitando. El zumo de naranja es una vista bienvenida, como lo es mi esposo. Está en su sudadera. Y estoy momentáneamente sintonizando de nuevo el Hotel Heathman y la primera vez que me desperté con él. Su camiseta sin mangas gris está húmeda por el sudor. O ha estado trabajando en el gimnasio del sótano o ha estado corriendo, pero no debería lucir tan bien después de un entrenamiento.

-Voy a tomar una ducha -murmura, y desaparece hacia el cuarto de baño. Frunzo el ceño. Todavía está distante. O está distraído por todo lo que ha sucedido, o todavía está enfadado, o... ¿qué? Me siento y alcanzo el zumo de naranja, bebiéndolo con demasiada rapidez. Está delicioso, frío como el hielo, y hace de mi boca un lugar mucho mejor.

Trepo fuera de la cama, ansiosa por disminuir la distancia, real y metafísica, entre mi esposo y yo. Echo un vistazo rápidamente a la alarma. Son las ocho. Me quito la camiseta de Ruggero y lo sigo al cuarto de baño. Está en la ducha, lavándose el cabello, y no dudo. Me deslizó detrás de él, y se pone tenso en el momento en que envuelvo mis brazos a su alrededor, mi frente en su mojada y musculosa espalda. Ignoro su reacción, abrazándolo con fuerza, y presiono mi mejilla completamente contra él, cerrando mis ojos.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 29, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

CUMPLIENDO TUS REGLAS [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora