•CAPÍTULO 61•

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Maratón 3/?. Comenten si quieren otro 😉💛🍃.

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Ella sigue aquí.

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Aproximadamente tres segundos después Robert y uno de los otros tipos de seguridad irrumpen en el cuarto de Ruggero.

Ruggero les da un resumen de lo que ha pasado.

—¿Hace cuánto?—demanda Taylor, mirándome todo profesional. Aún está usando su chaqueta. ¿Duerme alguna vez este hombre?

—Harán unos diez minutos.—murmuro, por alguna razón sintiéndome culpable.

—Ella conoce el departamento como la palma de su mano.—dice Ruggero.—Me llevo a Karol a otro lugar lejos de aquí. Ella se está ocultando en algún lugar. Encuéntrala. ¿Cuándo vuelve Ferro?

—Mañana a la noche señor.

—No regresará hasta que este lugar este asegurado. ¿Entendido?—espeta Ruggero.

—Sí señor. ¿Irán a la mansión?

—No. No le voy a llevar este problema a mis padres. Hazme una reversa en algún lugar.

—Sí. Yo me encargo, no se preocupe.

—¿No estas exagerando un poco?—pregunto. Ruggero me da una mirada fulminante.

—Ella podría tener un arma.—gruñe.

—Ruggero, estaba parada al final de la cama. Me podría haber disparado en ese momento, si es ese realmente su propósito aquí.

Ruggero se detiene un momento para frenar su temperamento, creo. En una suave pero amenazadora voz dice:

—No estoy listo para correr el riesgo. Robert, Karol necesita zapatos.

Ruggero desaparece en el interior del armario mientras el tipo de seguridad me mira. No puedo recordar su nombre. ¿Noah tal vez? También mira el pasillo y la ventana del balcón. Ruggero emerge un par de minutos después con su bolso de cuero, usando unos jeans y una chaqueta a raya. Desliza una chaqueta sobre mis hombros.

—Ven.—agarra mi mano con fuerza y prácticamente tengo que correr para seguirle el paso hacia el gran salón.

—No puedo creer que se escondiera en algún lugar por aquí —murmuro mirando hacia la puerta del balcón.

—Es un lugar grande. No lo has visto todo aún.

—¿Por qué simplemente no la llamas... decirle que quieres hablar con ella?

—Karol, ella es inestable, y puede estar armada.—dice irritado.

—Así que, ¿sólo corremos?

—Por ahora... sí.

—Suponiendo podría intentar dispararle a Robert.

—Robert sabe y entiende sobre armas.—dice con disgusto.— Será más rápido con un arma de lo que ella es.

—Mi padre estuvo en el ejército. Me enseñó cómo disparar.—Ruggero levanta las cejas, y por un momento se ve completamente desconcertado.

—¿Tú? ¿Con un arma?— dice incrédulamente.

—Sí. Puedo disparar Sr. Pasquarelli, así que más te vale tener cuidado. No es sólo de tus locas exs de las que debes preocuparte.

—Lo tendré en mente Srta. Sevilla.—responde secamente, divertido, y se siente bien saber que incluso en esta situación de tensión pueda hacerlo sonreír.

Robert nos encuentra en el vestíbulo y me pasa un pequeño maletín y mis zapatillas negras. Me sorprende que me haya empacado mi ropa. Le sonrió tímidamente con gratitud, él me sonríe de vuelta rápida y tranquilizadoramente. Antes de poder evitarlo, lo abrazo, fuerte. Es tomado por sorpresa y cuando lo suelta está sonrojado.

—Ten cuidado.—murmuro.

—Se lo aseguro, Srta. Sevilla.—murmura.

Ruggero me frunce el ceño y luego mira a Robert inquisitivamente, quién sonríe ligeramente y se ajusta la corbata.

—Avísame a dónde tengo que ir.—dice Ruggero.

Robert mete la mano en su chaqueta y saca una billetera, y le da a Ruggero una tarjeta de crédito.

—Tal vez quiera usar esta cuando llegue allí.—Ruggero asiente.

—Bien pensando.—Noah se une a nosotros.

—Vélez y Sandler no encontraron nada.—le dice a Robert.

—Acompaña al Sr. Pasquarelli y a la Srta. Sevilla al garaje.—ordena Robert.

El garaje está desierto. Bueno, son casi las tres de la mañana. Ruggero me acomoda el asiento del pasajero del R8 y me pone mi maleta y su bolsa en el maletero en la parte delantera del coche. El Audi junto a nosotros es un desastre, todos los neumáticos rajados, pintura blanca salpicada por todas partes. Es escalofriante y me hace agradecer que Ruggero me lleve a otra parte.

—Un reemplazo llegará el lunes.—dice Ruggero con tristeza cuando está sentado a mi lado

—¿Cómo podría haber sabido que era mi auto?—él me mira con ansiedad y suspira.

—Ella tenía un Audi A3. Compré uno para todas mis sumisas, es uno de los autos mas seguros de su clase.

Oh...

—Por lo tanto, no tanto era un regalo de graduación, entonces.

—Karol, a pesar de lo que esperaba, nunca has sido mi sumisa, por lo que técnicamente se trata de un regalo de graduación.—él sale del espacio de estacionamiento y acelera a la salida.

A pesar de lo que esperaba. Oh, no... mi subconsciente sacude la cabeza con tristeza. Esto a es a lo que volvemos todo el tiempo.

—¿Todavía estás esperando?—susurro. El teléfono del auto suena.

—Pasquarelli.—dice Ruggero bruscamente.

—Puerto Alaska Way.

—Gracias, Robert. Y, Robert, ten cuidado.—hace una pausa.

—Sí, señor.—dice en voz baja, y Ruggero cuelga.

Las calles de Seattle están desiertas, y Ruggero ruge por la quinta avenida. Una vez en la carretera interestatal, pisa el acelerador, hacia atrás en mi asiento. Me miró. Está absorto en sus pensamientos, irradiando un mortal silencio melancólico. No ha respondido a mi pregunta. Él mira a menudo el espejo retrovisor, y me doy cuenta de que está comprobando que no nos están siguiendo.

Tal vez por eso estamos en la I-5. Me pareció que el puerto de Seattle estaba aún más lejos. Miro por la ventana, tratando de racionalizar mi mente exhausta, hiperactiva.

Si hubiera querido hacerme daño... tenía una gran oportunidad en el dormitorio.
 
¿Por qué no lo hizo?

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ÚLTIMOS CAPÍTULOS.

REPITO, VAMOS A MORIR TODOS EN APROXIMADAMENTE 10 CAPÍTULOS 😭🍃

+300K GRACIAS INFINITAS 💛

LOS AMO LOCURES💕

CUMPLIENDO TUS REGLAS [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora