Ruggero se detiene fuera de la sala de juegos.
—¿Estás segura de esto? —pregunta, sin embargo, su mirada se calienta ansiosa.
—Sí —murmuro, sonriendo tímidamente hacia él. Sus ojos se ablandan.
—¿Hay alguna cosa que no quieres hacer?
Estoy confusa por su inesperada pregunta, y mi mente va a toda marcha. Un pensamiento se me ocurre.—No quiero que tomes fotos de mí—él permanece quieto, y su expresión se endurece cuando ladea la cabeza hacia un lado y me mira especulativamente. Oh, mierda. Creo que me va a preguntar porqué, pero afortunadamente no lo hace.
—Está bien —murmura. Frunce el ceño mientras abre la puerta, luego se para a un
lado para darme paso a la habitación. Siento sus ojos en mí cuando me sigue dentro y cierra la puerta. Colocando la caja de regalo en la cómoda, saca el iPod, lo enciende, y entonces se mueve hasta el centro de música en la pared de modo que las puertas de cristal ahumado se abren deslizándose silenciosamente. Aprieta algunos botones, y después de un momento, el sonido de un tren subterráneo hace eco por la habitación. Él le baja el volumen de modo que el ritmo lento, hipnótico electrónico que sigue entra en ambiente. Una mujer comienza a cantar, no sé quién es ella, pero su voz es suave y ronca, y el ritmo es desmesurado, deliberado… erótico.Oh. Es música para hacer el amor.
Ruggero se vuelve hacia mí mientras yo permanezco en el centro de la habitación,
mi corazón late con fuerza, mi sangre canta en mis venas, palpitando —o es lo que siento— coordinado al ritmo de la música seductora. Él se pasea casualmente hacia mí y me tira de la barbilla, de modo que ya no me muerda el labio.—¿Qué es lo que quieres hacer, Karol? —murmura, plantando un casto beso suave en la comisura de mis labios, sus dedos sin soltar mi barbilla.
— Lo que tú quieras —le susurro. Traza su pulgar a lo largo de mi labio inferior, su ceño fruncido, una vez más.
—¿Estamos aquí porque crees que quiero estar aquí? —sus palabras son suaves, pero él me mira intensamente.
—No —le susurro—. Quiero estar aquí, también—su mirada se oscurece, cada vez más audaz mientras valora mi respuesta. Después de lo que parece una eternidad, habla:
—Oh, hay tantas posibilidades, señorita Sevilla—su voz es baja, excitante—. Pero vamos a empezar con conseguir que te desnudes—él saca el cinturón de mi bata de modo que cae abierta, revelando mi camisón de seda, y luego da un paso atrás y se sienta tranquilamente en el brazo del sofá—. Quítate la ropa. Poco a poco—me da una mirada sensual y desafiante. Trago compulsivamente, presionando mis muslos juntos. Ya estoy húmeda entre mis piernas. Mi subconsciente está totalmente desnuda y de pie en línea, lista y esperando, y rogándome ponerse al día.
Empujo la bata fuera de mis hombros, nunca dejando mis ojos los suyos, y encogiéndome de hombros, la dejo caer al suelo ondulando. Sus fascinantes ojos grises arden, y recorre su dedo índice sobre sus labios mientras me mira. Deslizando los tirantes de mi camisón fuera de mis hombros, lo miro fijamente por impulso, y luego los libero. Mi camisón pasa rozando y ondeando suavemente por mi cuerpo, apiñándose a mis pies. Estoy desnuda y casi jadeando y tan lista. Ruggero se detiene por un momento, y me maravillo ante la franca apreciación carnal en su expresión. De pie, se dirige hacia la cómoda y toma su corbata gris plateado… mi corbata favorita. La toma a través de sus dedos mientras se da vuelta y pasea casualmente hacia mí, con una sonrisa en los labios. Cuando se pone delante de mí, espero que me pida las manos, pero no lo hace.
—Creo que estás mal vestida, señorita Sevilla —murmura. Coloca la corbata alrededor de mi cuello, y poco a poco, pero hábilmente, la ata en lo que supongo
que es un buen nudo Windsor. A medida que ajusta el nudo, sus dedos rozan la base de mi garganta y electricidad brota a través de mí, haciéndome jadear. Él deja la parte ancha de la corbata larga, lo suficientemente largo para que la punta roce mi vello púbico.
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CUMPLIENDO TUS REGLAS [TERMINADA]
Fanfiction•~[Contiene temporada 1, 2 y 3]~• "Ella llegó a su vida para darle un giro inesperado y salvarlo de sus sombras, él atropelló sus pensamientos de la vida en la cuidad y ahora tendrán que luchar contra todos para cumplir su objetivo". «Ser felices...