•CAPÍTULO 13•

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Pienso que Ruggero va a bajarme, pero no lo hace. Me carga a través del vestíbulo, el pasillo, dentro del comedor y me deposita en la isla de la cocina donde me siento con mis piernas colgando. Él recupera dos copas de champán del armario de la cocina y una botella de champán del congelador… nuestro favorito, Bollinger.

Hábilmente abre la botella, sin derramar una gota, vierte el pálido champán rosado en cada copa y me da una. Levantando la otra, con cuidado separa mis piernas y se mueve hacia adelante para estar de pie entre ellas.

—Por nosotros, Sra. Pasquarelli.

—Por nosotros, Sr. Pasquarelli —susurro consciente de mi tímida sonrisa. Tintineamos las copas y tomamos un trago.

—Sé que estás cansada —susurra, frotando su nariz contra la mía—, pero de verdad me gustaría ir a la cama... y no dormir—besa la esquina de mi boca—. Es nuestra primera noche de regreso aquí y tú realmente eres mía—su voz se apaga cuando planta un suave beso en mi garganta. Es de noche en Seattle, y estoy hecha polvo, pero el deseo florece en mi vientre y mi diosa interior ronronea.

Ruggero duerme plácidamente a mi lado mientras miro las vetas rosas y doradas de un nuevo amanecer por las enormes ventanas

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Ruggero duerme plácidamente a mi lado mientras miro las vetas rosas y doradas de un nuevo amanecer por las enormes ventanas. Su brazo está sobre mis pechos sin presionar, e intento emparejar su respiración en un intento de volver a dormir, pero es imposible. Estoy muy despierta, mi reloj interno en la hora de Greenwich, mi mente corre.

Ha pasado tanto en las últimas tres semanas, a quién engaño, en los últimos tres meses, que siento que mis pies no han tocado la tierra. Y ahora aquí soy la Sra. Karol Sevilla de Pasquarelli, casada con el magnate más
delicioso, sexy, filantrópico, absurdamente adinerado que cualquier mujer podría encontrarse. ¿Cómo pasó todo esto tan rápido?

Giro sobre mi lado para mirarlo, valorando su belleza. Sé que él me mira dormir pero yo raramente tengo la oportunidad de devolver el cumplido. Parece tan joven y despreocupado en sus sueños, sus pestañas largas sobre sus mejillas, una pequeña sombra de rastrojo cubriendo su mandíbula y sus esculturales labios ligeramente separados, relajados mientras respira profundo. Quiero besarlo, empujar mi lengua entre sus labios, deslizar mis dedos por su suave rastrojo áspero. Realmente tengo.que pelear con el impulso de tocarlo, no molestarlo. Hmm... Podría sólo provocar el lóbulo de su oreja con mis dientes y chupar. Mi subconsciente me mira por arriba de sus gafas de media luna, distraída del volumen dos de Las Obras Completas de Charles Dickens y me castiga mentalmente.
Deja al pobre hombre sólo, Karol.

Regreso al trabajo el lunes. Tenemos hoy para volver a aclimatarnos, luego regresamos a nuestras rutinas. Será extraño no ver a Ruggero por un día entero después de pasar casi cada minuto juntos durante las últimas tres semanas. Me recuesto mirando al techo. Uno pensaría que pasar tanto tiempo juntos nos sofocaría, pero no era el caso. Amé cada uno y todos los minutos, incluso nuestra pelea. Cada minuto... excepto la noticia del incendio en la casa Pasquarelli.

CUMPLIENDO TUS REGLAS [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora