•CAPÍTULO 82•

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Marco de inmediato el número de Ruggero, al segundo timbre siento su voz cálida saludando.

—Gracias por las hermosas flores. Han llegado en una cesta de mimbre enorme que me hace pensar en picnics y mantas—sonrío, maravillada mirando hacia las flores.

—¿Quieres ir a un picnic? Podríamos divertirnos al aire libre, Karol...

—Me fascinaría, señor Pasquarelli...

—¿Cómo está yendo tu día, nena?

—El día ha pasado volando. Apenas he tenido un momento para pensar en otra cosa que trabajar. ¡Creo que puedo hacer esto! Te diré más cuando esté en casa. Ir al aire libre suena además... interesante.

—Entonces no tendré que preocuparme.

El teléfono de la oficina empieza a sonar.

—Eso se escucha a trabajo, y yo también tengo demasiado—hace una pausa—. Hasta luego, nena.

Es Nancy desde la recepción, desesperada por saber quién envió las flores y lo que le sucedió a Benicio. Metida en la oficina todo el día, he echado de menos los chismes. Le digo rápidamente que las flores son de mi novio y que sé muy poco acerca de la partida de Benicio. Mi iPhone vibra y recibo otro mensaje de Ruggero.

“Nos vemos para la cena, te amo”

Me ruborizo frente al celular mientras leo y vuelvo a leer su mensaje.

A las cinco y media, recojo mis cosas del escritorio. No puedo creer lo rápido que el
día se ha ido. Me lanzo fuera de la oficina, agitando un rápido adiós a Nancy.

También tengo el regalo de Ruggero por Navidad y lo tengo que pensar. Sé lo que voy a darle. Me gustaría que lo recibiera esta noche antes de que nos encontremos con Renato, pero, ¿cómo? Al lado de la plaza de estacionamiento hay una pequeña tienda vendiendo baratijas turísticas. La inspiración me golpea y me dirijo al interior.

Ruggero está en su iPhone, de pie y mirando por la pared de cristal cuando entro a la gran sala media hora más tarde. Volviéndose hacia mí, me sonríe radiantemente y concluye su llamada.

—Andrea, eso es genial. Dile a Robert y nos iremos desde allí… Adiós.

Camina hacia mí mientras me detengo con timidez en la entrada. Se ha cambiado ahora a una camiseta blanca y pantalones vaqueros, todo chico malo y humeante. Vaya.

—Buenas noches, señorita Sevilla —murmura, y se inclina para besarme—. Felicitaciones por tu ascenso. —Él envuelve sus brazos alrededor de mí. Huele delicioso.

—Te has duchado.

—Acabo de tener una sesión de ejercicio con mi entrenador.

—Ah.

—Logré derribarlo sobre su trasero dos veces—Ruggero destella, todo juvenil y satisfecho de sí mismo. Su sonrisa es contagiosa.

—¿Eso no sucede a menudo?

—No. Es muy satisfactorio cuando sucede. ¿Hambrienta?—niego con la cabeza—. ¿Qué? —me frunce el ceño.

—Estoy nerviosa. Acerca de la Navidad, pasarla con tus padres... normalmente viajaría a México. Pero mamá tampoco estará ahí, así que no quiero estorbar en su cena familiar.

—Nunca lo harías, nena. Es más, creo que le caes mejor a mi familia que yo—reímos, pero él me observa expectante—. ¿Cómo estuvo tu día? —él me libera, y le doy un breve resumen. Escucha atentamente.

—Eh… hay una cosa más que debo decirte—agrego—. Iba a almorzar con Luci, supuestamente—levanta las cejas, sorprendido.

—Nunca mencionaste eso...

CUMPLIENDO TUS REGLAS [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora