•CAPÍTULO 6•

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—¿Quieres jugar? —dice, en voz baja, y todo en mi cuerpo se dirige al sur desplegando el deseo en lo mas profundo de mi vientre.

—Sí —respiro. Él sonríe

—Bien —planta un rápido beso en mi frente—. Vamos a necesitar una palabra de seguridad.

¿Qué?

—Decir para no será suficiente, ya que probablemente vas a decir eso, pero no querrás decirlo realmente—dirige su nariz hacia abajo por la mía, el único contacto entre nosotros.

Mi corazón empieza a golpear. Mierda... ¿Como puede hacer eso con sólo palabras?

—Esto no va a doler. Va a ser intenso. Muy intenso, porque no te voy a dejar moverte, ¿entendido?

Oh. Eso suena tan caliente. Mi respiración va demasiado alta. Mierda, estoy jadeando ya. Mi diosa interior tiene sus lentejuelas puestas y está empezando a bailar la rumba. Gracias a Dios estoy casada con este hombre, de lo contrario esto sería embarazoso. Mis ojos van hacia abajo a su excitación.

—Está bien —mi voz es apenas audible.

—Elige una palabra, Karol.

Oh...

—Una palabra de seguridad —dice en voz baja.

—Helado —digo, jadeando.

—¿Helado? —dice, divertido

—Sí—sonríe cuando se inclina hacia atrás para mirarme.

—Interesante elección. Levanta tus brazos.

Lo hago, y Ruggero agarra mi vestido de verano, sacándolo por encima de mi cabeza y lanzándolo al suelo. Él extiende su mano, y le doy de nuevo las esposas. Coloca ambas en la mesita de noche junto con la venda para
los ojos y tira de la colcha de la cama, dejándola caer al suelo.

—Date la vuelta—me giro, y él suelta la mi parte superior del bikini, dejándola caer al suelo.

—Mañana, yo te ataré esto o simplemente le pondré pegamento —murmura y tira de la coleta en mi pelo, liberándolo. Lo agarra con una mano y tira suavemente de modo que doy un paso atrás contra él. Contra su pecho. Contra su erección. Jadeo mientras pone mi cabeza hacia un lado y me besa en el cuello.

—Has sido muy desobediente —murmura en mi oído, enviando deliciosos escalofríos a través de mi.

—Sí —le susurro.

—Humm. ¿Que vamos a hacer el respecto?

—Aprender a vivir con ello —suspiro. Sus suaves lánguidos besos me están volviendo salvaje. Sonríe contra mi cuello.

—Ah, Sra. Pasquarelli. Usted siempre siendo optimista.

Él se endereza. Toma mi cabello, con cuidado, dividiéndolo en tres montones, trenzándolos poco a poco, y luego atándolo al final. El tira de mi trenza y se inclina suavemente en mi oído.

—Voy a darle una lección —murmura.

Moviéndose de repente, me agarra por la cintura, sentándose en la cama y poniéndome sobre su rodilla de modo que siento su erección contra mi vientre. Me golpea el trasero una vez, duro. Yo grito, y entonces estoy de espaldas en la cama, y él me está mirando, con sus ojos mieles. Voy a
arder.

—¿Sabes lo hermosa que eres? —él arrastra las yemas de sus dedos por encima de mi muslo de modo que siento un cosquilleo... en todas partes.

Sin apartar sus ojos de mi, se levanta de la cama y agarra dos pares de esposas. Agarra mi pierna izquierda y ajusta un brazalete alrededor de mi tobillo.

CUMPLIENDO TUS REGLAS [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora