Deambulo apáticamente por el apartamento. Ruggero todavía está trabajando. Me he duchado y vestido con un suéter y una camiseta mía, y me aburro. No quiero leer. Si me quedo quieta, voy a recordar a Benicio y sus dedos en mí. Echo un vistazo a mi antiguo dormitorio, el dormitorio de las sumisas. Renato puede dormir aquí, le gustará la vista. Son como las ocho y quince, y el sol comienza a hundirse en el oeste. Las luces de la ciudad parpadeaban debajo de mí. Es glorioso. Sí, a Renato le gustará aquí. Me pregunto distraídamente donde Ruggero colgará las fotos que mi hermano tomó. Pero preferiría que no lo hiciera. No estoy interesada en verme a mí misma.
De vuelta en el pasillo me encuentro fuera del cuarto rojo, y sin pensar, trato de abrir la manija de la puerta. Ruggero normalmente la mantiene bajo llave, pero para mi sorpresa, la puerta abre. Qué extraño. Sintiéndome como una niña jugando a las escondidas y perdiéndome en el bosque prohibido, entro. Está oscuro. Le doy un golpecito rápido al interruptor y las luces bajo la cornisa se iluminan con una suave resplandor. Es como lo recuerdo. Una sala como un vientre. Recuerdos de la última vez que estuve aquí destellaron mi mente. El cinturón... Me estremezco al recordarlo. Ahora cuelga inocentemente, alineado con los demás, en el estante junto a la puerta. Tentativamente paso mis dedos sobre los cinturones, los floggers, las paletas y los látigos. Jesús. Esto es lo tengo que cuadrar. ¿Puedo alguien con este estilo de vida parar? Parece improbable. Vagando sobre la cama, me siento en las suaves sábanas de raso rojo, mirando a mi alrededor a todos los aparatos.
A mi lado está el banco, sobre éste, un surtido de bastones. ¡Tantos! ¿Seguro, uno no es suficiente? Bueno, cuando menso se diga sobre eso, mejor. Y la gran mesa. Nunca intentamos eso, lo que sea que él hace ahí. Mis ojos caen en el sofá, y me muevo para sentarme en él. Sólo es un sofá, no hay nada extraordinario en él, nada para ajustar nada, no que yo pueda ver. Echando un vistazo detrás de mí, veo el cofre del museo. Mi curiosidad se despertó. ¿Qué guarda ahí? Mientras tiro del cajón de arriba noto que mi sangre late con fuerza por mis venas. ¿Por qué estoy tan nerviosa? Esto se siente tan ilícito, como si estuviera invadiendo, lo que por supuesto, estoy haciendo. Pero si él se quiere casar conmigo, bueno... Mierda, ¿qué es todo esto? Una serie de instrumentos y utensilios extraños, no tengo idea de qué o para qué son, están cuidadosamente dispuestos en el cajón abierto. Escojo uno. Tiene forma de bala con una especie de mango. Hmmm... ¿Qué demonios haces con esto? Mi mente se tambalea, sin embargo creo que tengo una idea. ¡Hay cuatro tallas diferentes! Mi cuero cabelludo pica y levanto la mirada.
Ruggero está de pie en la entrada, mirándome, su rostro es difícil de leer. ¿Cuánto tiempo lleva aquí? Siento como si me hubieran atrapado con las manos en el tarro de galletas a media noche.
—Hola.—le sonrío nerviosamente, y sé que mis ojos están muy abierta, normalmente ante éstas situaciones estoy mortalmente pálida.
—¿Qué estás haciendo?—dice suavemente, pero hay un trasfondo en su tono.
Oh, mierda. ¿Está molesto! Me ruborizo.
—Eh... Estaba aburrida y curiosa.—murmuro, avergonzada de ser descubierta. Él dijo que serían dos horas.
—Esa es una combinación muy peligrosa.—corre su largo dedo índice por su labio inferior, en tranquila contemplación, sin quitar los ojos de mi. Trago y mi boca está seca.
Lentamente entra en la habitación y cierra la puerta sin hacer ruido detrás de él, sus ojos son juego líquido miel. Oh mi... Se inclina casualmente sobre la cajonera, pero creo que su posición es engañosa. Mi subconsciente no sabe si es tiempo de luchar o de volar.
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CUMPLIENDO TUS REGLAS [TERMINADA]
Fanfiction•~[Contiene temporada 1, 2 y 3]~• "Ella llegó a su vida para darle un giro inesperado y salvarlo de sus sombras, él atropelló sus pensamientos de la vida en la cuidad y ahora tendrán que luchar contra todos para cumplir su objetivo". «Ser felices...