•CAPÍTULO 84•

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—Siempre he querido establecerme en la costa. Navego arriba y debajo en el The Sound envidiando estas casas. Este lugar no ha estado estado mucho tiempo en el mercado. Quiero comprarlo, demolerlo, y construir una casa nueva… para nosotros —susurra, y sus ojos brillan, translúcidos con esperanzas y sueños.

¡Santo cielo!

De alguna manera permanezco quieta. Estoy delirando. ¡Vivir, aquí! ¡En este hermoso refugio! Para el resto de mi vida...

—Es simplemente una idea —agrega, con cautela.

Miro atrás para evaluar el interior de la casa. ¿Cuánto vale? Debe ser, qué, ¿cinco, diez millones de dólares? No tengo ni idea.

¡Mierda!

—¿Por qué quieres demolerla? —le pregunto, mirándole. Su cara parece decepcionada.

¡Oh, no!

—Me gustaría hacer un hogar más sostenible, utilizando las últimas técnicas ecológicas. Michael podría construirla—miro atrás en la sala de nuevo. La Srta. Lily O'Higgins está en un extremo, mariposeando por la entrada. Es de la inmobiliaria, claro. Observo que la habitación es enorme y de doble altura, un poco como la gran sala en el Escala. Hay un balcón superior, que debe ser el rellano del segundo piso. Hay una enorme chimenea y toda una línea de puertas francesas que abren hacia la terraza. Tiene un encanto del viejo mundo.

—¿Podemos echar una ojeada alrededor de la casa?—él parpadea hacia mí.

—Claro —se encoge de hombros, perplejo.

La cara de Srta. O'Higgins se ilumina como si fuera Navidad cuando nos dirigimos dentro. Está encantada de llevarnos de gira y nos da la charla.

La casa es enorme: tres mil setecientos metros cuadrados en dos mil quinientas hectáreas de terreno. Así como esta sala principal, hay un comedor… no, una isla que separa, la cocina adjunta con el cuarto de estar… ¡Familiar! Un cuarto de música, una biblioteca, un estudio y, para mi gran sorpresa, una piscina cubierta y una suite para ejercitarse con sauna y vapor adjunta. Abajo en el sótano hay un cine —¡Jesús!— y una sala de juegos. Hmm... ¿Qué tipo de juegos podríamos jugar aquí?

La Srta. O'Higgins señala todo tipo de características, pero básicamente la casa es bonita y evidentemente una vez fue una casa familiar feliz. Es ahora un poco vieja, pero nada que Ruggero no pudiera arreglar.
Cuando seguimos a la Srta. O'Higgins hasta la magnífica escalera principal al segundo piso, apenas puedo contener mi emoción... esta casa tiene todo lo que jamás podría desear en una casa.

—¿No podría hacer la casa existente más ecológica y auto-suficiente?—Ruggero parpadea hacia mí, confundido.

—Tendría que preguntarle a Michael. Él es el experto en todo esto.

La Srta. O'Higgins nos lleva a la suite principal donde unas enormes ventanas deslizantes dan paso a un balcón, y la vista todavía es espectacular. Podría sentarme en la cama y mira fuera todo el día, observando los barcos de vela y el cambio climático. Hay cinco habitaciones adicionales en este piso. Jesús: niños. Aparto a un lado este pensamiento de prisa. Tengo demasiado que procesar ya. La Srta. Lily está sugiriendo diligentemente a Ruggero cómo se pueden acomodar centro de equitación y un área cercada. ¡Caballos! Flashes de imágenes espantosas de mis pocas lecciones de equitación pasan través de mi mente, pero Ruggero no parece estar escuchando.

—¿El área cercada estaría dónde está el prado ahora? —pregunto.

—Sí —dice la Srta. Lily alegremente. Para mí el prado parece un lugar para dejar crecer el césped y hacer picnics, no para que algún demonio de cuatro de patas vagabundee.

CUMPLIENDO TUS REGLAS [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora