•CAPÍTULO 14•

3.6K 245 12
                                    

—Fóllame entonces—beso la esquina de su boca. Lo deseo. Ahora. La persecución en el coche fue muy emocionante. Demasiado emocionante, aterradora… y el miedo se ha convertido en libido. Se aleja para mirarme, sus ojos oscuros y entrecerrados.

—¿Aquí? —su voz es ronca. Mi boca se seca. ¿Cómo puede excitarme con tal sólo una palabra?

—Sí, te deseo. Ahora—inclina su cabeza hacia un lado y me mira fijamente por unos segundos.

—Señorita Pasquarelli, qué descarada —susurra, y después de lo que se siente como una eternidad.

Sus manos aprietan con fuerza mi cabello en mi nuca, sosteniéndome firme en ese lugar, y su boca está de nuevo en la mía, con más fuerza esta vez. Su otra mano se desliza hacia mi cuerpo,hacia la parte de atrás y un poco más abajo hacia la mitad de mi muslo. Mis dedos se enroscan en su muy largo cabello.

—Estoy muy agradecido de que estés usando una falda —murmura mientras desliza su mano bajo de mi falda con estampados blanco y azul para acariciar mi muslo. Me retuerzo una vez más en su regazo y el aire silba entre sus dientes.

—No te muevas —gruñe. Toca mi sexo con su mano, y me quedo paralizada de inmediato. Su pulgar se desliza sobre mi clítoris, y mi aliento es capturado en mi garganta, mientras el placer se sacude como electricidad, muy, muy, muy en mi interior.

—Quieta —susurra. Me besa una vez más y su pulgar hace círculos suavemente en mí sobre el suave encaje de mi ropa interior de diseñador. Lentamente facilita dos dedos a través de mis bragas y los desliza en mi interior. Gruño y flexiono mis caderas hacia su mano.

—Por favor —susurro.

—Oh, Sra. Pasquarelli. Está lista —dice sacando y metiendo sus dedos, tortuosamente lento—. ¿Le excitan las persecuciones cochemovilísticas?

—Tú me excitas…

Muestra una sonrisa lobuna y retira sus dedos de repente, dejándome deseando más. Pone su brazo bajo mis rodillas, tomándome por sorpresa, y me alza y me gira para ponerme de frente al parabrisas.

—Pon tus piernas a cada lado —ordena, poniendo sus piernas juntas en la mitad del lugar para los pies. Hago lo que se me dice, poniendo mis pies en el suelo a cada lado de las suyas. Desliza sus manos hacia mis caderas, luego hacia atrás, alzando mi falda.

—Manos en mis rodillas, nena. Inclínate, alza ese glorioso culo al aire. Cuidado con tu cabeza.

¡Mierda! En serio vamos a hacerlo, en un aparcamiento público. Rápidamente chequeo el área en frente de nosotros y no veo a nadie, pero siento un escalofrió recorrerme. ¡Estoy en un aparcamiento público! ¡Esto es tan excitante! Ruggero se mueve debajo de mi, y escucho el revelador sonido de su cremallera. Poniendo una mano en mi cadera y la otra manotirando mis bragas de encaje a un lado, me penetra con un movimiento rápido.

—¡Ah! —grito, siendo machacada por él, y su aliento sisea entre sus dientes. Su brazo se desliza hasta mi cuello y toma la parte de debajo de mi barbilla. Su mano se extiende a lo largo de mi cuello, tirándome hacia atrás e inclina mi cabeza hacia un lado de esta manera puede besarme. Su otra mano agarra mi cadera y juntos empezamos a movernos.

Me levanto en mis pies, y él entra y sale de mí a toda velocidad. La sensación es… gruño con fuerza. Es demasiado profundo de esta manera. Mi mano izquierda se enrolla alrededor del freno de mano, mi mano derecha agarrada de mi puerta. Sus dientes se acercan al lóbulo de mi oreja y tiran de él, es casi doloroso. Entra una vez y otra en mí. Me levanto y caigo, y como cuando hemos establecido un ritmo, mueve su mano debajo de mi falda hacia el vértice de mis muslos, y sus dedos incitan suavemente a través de mis bragas de encaje.

CUMPLIENDO TUS REGLAS [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora