•CAPÍTULO 17•

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—¿Tú crees? —pregunta Ruggero, sorprendido.

—Es la línea de su mandíbula —señalo en la
pantalla—. Y el lunar y la forma de sus hombros. Él tiene también la estructura correcta. Debe estar usando una peluca, o se cortó y tiñó el pelo.

—Harry, ¿estás recibiendo esto? —Ruggero pone el teléfono en su escritorio y cambia a modo manos libre—. Parece que ha estudiado a su ex jefe en detalle, Sra. Pasquarelli —murmura sonando no muy contento. Le frunzo el ceño, pero soy salvada por Harry.

—Sí, señor. He oído a la Sra. Pasquarelli. Estoy ejecutando el software de reconocimiento facial en todas las imágenes de circuito cerrado de televisión digital en estos momentos. Veamos donde más estuvo este imbécil. Lo siento señora, este hombre ha estado dentro de la organización—miro ansiosamente a Ruggero, quien ignora el improperio de Harry. Está estudiando de cerca la imagen del circuito cerrado de televisión.

—¿Por qué él haría esto? —le pregunto a Ruggero. Se encoge de hombros.

—Venganza, quizás. No lo sé. Uno no puede entender por qué algunas personas se comportan de la forma en que lo hacen. Sólo estoy enfadado de que tú alguna vez trabajaras tan estrechamente con él—los labios de Ruggero se presionan en una dura y delgada línea, y rodea mi cintura con su brazo.

—Tenemos el contenido de su disco duro también señor —añade Harry.

—Sí, lo recuerdo. ¿Tienes una dirección del Sr. Banderbield? —dice Ruggero bruscamente.

—Sí señor, la tengo.

—Avisa a Ken.

—Por supuesto. También voy a analizar los circuitos cerrados de televisión de la ciudad y ver si puedo rastrear sus movimientos.

—Compruebe qué vehículo tiene.

—Señor.

—¿Harry puede hacer todo eso? —susurro.
Ruggero asiente con la cabeza y me da una sonrisa de suficiencia.

—¿Qué había en el disco duro? —susurro.
La cara de Ruggero se endurece y agita la cabeza.

—No mucho —dice, con los labios apretados, olvidando su sonrisa.

—Dime.

—No.

—¿Era sobre ti o sobre mí?

—Sobre mí —suspira.

—¿Qué tipo de cosas? ¿Sobre tu estilo de vida?—Ruggero sacude su cabeza y pone su dedo índice contra mis labios para hacerme callar. Le frunzo el ceño. Pero entrecierra los ojos, y eso es una Aclara advertencia de que debo mantener la boca cerrada.

—Es un Camaro 2006. Le enviaré también a Ken los detalles de la licencia —dice Harry con entusiasmo desde el teléfono.

—Bien. Déjame saber donde más ha estado ese cabrón en mi edificio. Y verifica esta imagen contra la otra de su archivo personal en la clínica de psiquiatría—Ruggero me mira fijamente con escepticismo—. Quiero estar seguro de que sabemos quien es.

—Ya está hecho señor, y la Sra. Pasquarelli está en lo correcto. Éste es Benicio Banderbield—sonrío de oreja a oreja. ¿Ves? Puedo ser útil. Ruggero frota su mano por mi espalda.

—Bien hecho, Sra. Pasquarelli —él sonríe y su anterior rencor se olvida. Para Harry dice—: Déjame saber cuando haya seguido todos sus movimientos en el cuartel general. También verifica cualquier otra propiedad de GEH a la que pudo haber tenido acceso y hazselo saber a los equipos de Aseguridad para que puedan hacer otro barrido de todos esos edificios.

CUMPLIENDO TUS REGLAS [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora