•CAPÍTULO 24•

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Se aleja para recuperar el aliento, con los ojos del color de una tormenta tropical.

-Ahora voy a follarte duro -murmura.

Santa mierda...

Tomándome por la cintura, me levanta de sus piernas hacia el borde de sus rodillas y busca el botón de sus pantalones con una mano. Pasa los dedos de su mano izquierda por arriba y abajo en mi muslo,
deteniéndose en mis medias. Me está mirando intensamente. Estamos cara a cara y estoy impotente, atada por mis bragas y con el sostén caído, y esta debe ser una de las situaciones más intimas que hemos tenido, yo en su regazo, mirando a sus hermosos ojos grises. Me hace sentir deseada,
pero también unida a él, no estoy avergonzada ni tímida. Este es Ruggero, mi esposo, mi amante, mi imperioso megalomaníaco, mi Cincuenta, el amor de mi vida. Baja su cierre, y se me seca la boca cuando
libera su erección. Sonríe.

-¿Te gusta? -susurra.

-Hmm -murmuro apreciativamente. Se la envuelve con una mano y comienza a moverla hacia arriba y abajo... Oh mi. Lo miro entre mis pestañas. Mierda, es tan caliente.

-Te estás mordiendo el labio, señora Pasquarelli.

-Eso es porque tengo hambre.

-¿Hambre? -abre la boca sorprendido, y los ojos se le amplían.

-Hmm... -coincido y me lamo los labios.
Me da su sonrisa enigmática y muerde su labio mientras sigue acariciándose. ¿Por qué la visión de mi marido auto complaciéndose me excita tanto?

-Ya veo. Deberías haber cenado-suena burlón y enojado al mismo tiempo-. Pero quizás pueda obligarte-pone sus manos en mi cintura-. De pie -dice suavemente, y sé lo que va a hacer. Me pongo de pie, las piernas ya no me tiemblan.

-Arrodíllate-hago lo que me dice y me arrodillo en los fríos azulejos del baño. Se desliza hacia adelante en la silla.

-Bésame -pronuncia, sosteniendo su erección. Lo miro, y pasa su lengua sobre los dientes superiores. Es excitante, muy excitante, ver su deseo, su desnudez para mí y mi boca. Inclinándome, mis ojos en los suyos, beso la punta de su erección. Lo miro inhalar con fuerza y apretar sus dientes. Ruggero toma mi cabeza y corro mi lengua sobre la punta, saboreando la pequeña gota al final. Hmmm... sabe bien. Su boca se abre más mientras jadea y yo ataco, tirando de él dentro de mi boca y succionando duro.

-Ah... -el aire susurra entre sus dientes, y flexiona sus caderas hacia adelante, empujando en mi boca. Pero no me detengo. Revistiendo mis dientes con mis labios, empujo hacia abajo y luego hacia arriba de él.

Mueve sus dos manos, de modo que toma mi cabeza completamente, enterrando sus dedos en mi cabello y poco a poco facilitándolo dentro y fuera de mi boca, su respiración se acelera, cada vez más dura. Giro mi lengua alrededor de su punta y empujo hacia abajo otra vez en perfecto contrapunto para él.

-Jesús, Karol-suspira y aprieta sus dedos con fuerza. Esta perdido y su respuesta hacia mí es embriagadora. Yo. Mi diosa interna podría iluminar
Escala. Está muy emocionada. Y muy lentamente muevo mis labios hacia atrás, así que son sólo mis dientes.

-¡Ah! -Ruggero deja de moverse, inclinándose me agarra y me tira sobre su regazo-. ¡Suficiente!-gruñe. Alcanzándome, libera mis manos con un tirón de mi ropa interior.

Doblo las muñecas y miro por debajo de mis pestañas a los ardientes ojos que miran hacia mí con amor, deseo y lujuria. Y me doy cuenta que soy yo quien quiere follarlo siete tonos de Domingo. Lo quiero demasiado. Quiero verlo venirse debajo de mí. Agarro su erección y me acomodo sobre él. Coloco la otra mano sobre su hombro, muy suavemente
y poco a poco, me facilito sobre él. Hace un ruido gutural, un sonido salvaje profundo en su garganta, y alcanzándome, tira de mi blusa y la deja caer al suelo. Sus manos se mueven a mis caderas.

CUMPLIENDO TUS REGLAS [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora