•CAPÍTULO 87•

6.1K 336 61
                                    

—Me tengo que ir nena. —Ruggero me besa justo debajo de mi oreja.

Abro los ojos y es de mañana. Giro para encararlo, pero él está levantado, vestido,
fresco y delicioso, inclinándose sobre mí.

—¿Qué hora es? —Oh no… no quiero llegar tarde.

—No entres en pánico. Tengo un desayuno de trabajo—él frota su nariz contra la mía.

—Hueles bien —murmuro, estirándome debajo de él, mis extremidades agradablemente tensas y rechinantes de todas nuestras hazañas de ayer. Envuelvo
mis brazos alrededor de su cuello—. No vayas—él ladea su cabeza a un lado y enarca una ceja.

—Señorita Sevilla… ¿estás tratando de mantener a un hombre de un honesto día de
trabajo?—asiento adormilada hacia él y sonríe su nueva sonrisa tímida.

—Tan tentadora como eres, tengo que ir—me besa y se pone de pie. Está usando un traje azul marino oscuro realmente marcado, camisa blanca y corbata azul
marino y parece cada centímetro el Gerente General… el ardiente Gerente General.

—Nos vemos nena. Te amo—murmura y está fuera.

—¡Yo más!—grito, y así. Desnuda entre las sábanas sonrío dichosa.

Echando un vistazo al reloj noto que ya son las siete… debo haber dormido a durante toda la alarma. Bueno, tiempo de levantarse. En la ducha, la inspiración me golpea. He pensado en otro regalo de Navidad para Ruggero. Es tan difícil comprar algo para el hombre que tiene todo. Ya le he dado mi regalo principal, el elemento que compré en la tienda turística, pero este es un regalo que realmente va a ser para mí. Me abrazo a mí
misma en anticipación mientras cierro la ducha. Sólo tengo que prepararlo.

En el vestidor, me pongo un vestido ajustado rojo oscuro con escote cuadrado, un corte bastante bajo. Sí, esto para el trabajo.
Ahora, para el regalo de Ruggero. Empiezo hurgando entre sus cajones, buscando sus
corbatas. En el cajón de abajo encuentro esos desteñidos vaqueros rasgados, los que usa en la sala de juego… en los que se ve tan ardiente. Los acaricio suavemente, usando toda mi mano. Oh mi… el material es tan suave.

Debajo de ellos, encuentro una caja de cartón grande, negra y plana. Despierta mi
interés inmediatamente. ¿Qué hay ahí? La miro fijamente, sintiendo que estoy invadiendo nuevamente. Sacándola, la agito. Es pesada, como si guardara documentos o manuscritos. No puedo resistir, abro la tapa… y rápidamente la cierro otra vez. Mierda… fotografías del cuarto rojo. El impacto me hace sentarme en mis talones mientras trato de limpiar la imagen de mi cerebro. ¿Por qué abrí la caja? ¿Por qué él las ha mantenido?

Me encojo. Mi subconsciente me frunce el ceño… esto es antes de ti. Olvídalas.
Ella tiene razón. Poniéndome de pie noto que sus corbatas están colgando al final de su riel de ropa. Encuentro mi favorita y salgo rápidamente.

Trato de decirme a mí misma que esas fotos son AA… Antes de Ana. Mi subconsciente asiente con aprobación, pero es con un corazón más pesado que me dirijo hacia la habitación principal para desayunar.

La Sra. Cooper me sonríe cálidamente y entonces frunce el ceño.

—¿Todo está bien, Karol? —pregunta amablemente.

—Sí —murmuro, distraída—. ¿Tienes una llave para la… um, sala de juegos?—ella hace una pausa momentáneamente, sorprendida.

—Sí, por supuesto—ella desengancha un pequeño manojo de llaves de su cinturón—. ¿Qué te gustaría para desayunar, querida?—pregunta mientras me tiende las llaves.

—Solo cereal. No demoraré mucho.

Me siento más ambivalente sobre este regalo ahora pero solo desde el descubrimiento de esas fotografías. Nada ha cambiado, mi subconsciente me ladra otra vez, mirándome sobre sus gafas aladas de media luna. Esa foto era ardiente, mi subconsciente contribuye, y mentalmente le frunzo el ceño. Sí lo era… demasiado ardiente para mí.

CUMPLIENDO TUS REGLAS [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora