•CAPÍTULO 51•

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El presentador pregunta por nuestros sobre con un ademán muy practicado y elocuente, le pide a Antonella que saque el papel del ganador. Es el de Renato, y la cesta de seda forrada se le entrega a él. Aplauso con cortesía, me parece demasiado inesperado que Lucía ahora a parte de ser mi cuñada por parte de Ruggero, lo es por Tato. Me resulta imposible concentrarme en nada más de las actuaciones.

—Si me disculpas.—le murmuro a Ruggero. Me mira fijamente.

—¿Necesitas el baño?—asiento.

—Te lo mostraré.—dice misteriosamente.

Cuando estoy de pie, todos los otros hombres de la mesa se paran conmigo. Oh, qué clase.

—¡No, Ruggero! No vas a llevar a Karol... yo lo haré.

Lucía está de pie antes de que Ruggero pueda protestar. Su mandíbula se tensa, sé que él no está contento. Francamente, tampoco lo estoy. Tenía... necesidades. Me encojo de hombros en tono de disculpas hacia él, y se sienta rápidamente, resignado.

A nuestro regreso, me siento un poco mejor, aunque el alivio de la eliminación de las bolas no ha sido tan instantáneo como esperaba. Ahora están escondidas de forma segura en mi monedero.
¿Por qué creí durar toda la noche? Todavía estoy anhelando... tal vez pueda persuadir a Ruggero que me lleve a casa en bote después.

Me quito el pensamiento y lo miro mientras tomo mi asiento. Se me queda mirando, el fantasma de una sonrisa cruza sus labios.

Vaya... ya no está enojado por la oportunidad perdida, aunque tal vez yo lo estoy.

Me siento frustrada, incluso irritable. Ruggero me aprieta la mano, y ambos escuchamos atentamente a Bruno, quien está de regreso en el escenario hablando de Coping Together. Ruggero me pasa otra carta una lista de los premios de la subasta. Yo la
escaneo rápidamente.

Santa mierda.

Parpadeé hacia Ruggero.

—¿Tienes una propiedad en Aspen?—un silbido.

La subasta está en marcha, y tengo que mantener la voz baja. Él asiente con la cabeza, sorprendido por mi arrebato y se irrita, me parece. Pone su dedo sobre los labios para hacerme callar.

—¿Dónde más tienes propiedades?—susurro.

Él asiente de nuevo e inclina su cabeza hacia un lado en advertencia. La sala entera estalla en vítores y aplausos, uno de los premios se ha ido por doce mil dólares.

—Te diré luego.—dijo Ruggero silenciosamente.—Quería ir contigo.—añade más bien de mala gana.

Bueno, no lo hiciste. Hago pucheros y me doy cuenta que sigo quejumbrosa, y sin duda, es el efecto de frustración de las bolas. Mi estado de ánimo se oscurece después de ver a la señora Johnson en la lista de donantes generosos.
Echo un vistazo alrededor de la carpa para ver si puedo detectarla, pero no puedo ver su característico pelo. Sin duda, Ruggero me hubiera advertido si fuese invitada esta noche. Me siento y me resigno, aplaudiendo cuando es necesario, ya que cada lote se vende por cantidades asombrosas de dinero.

La subasta se pasa al lugar de Ruggero en Aspen y llega a treinta mil dólares.

—A la una, a las dos...—dice el anfitrión.

Y no sé lo que me posee, pero de repente escucho mi propia voz resonando claramente por encima de la multitud.

—¡Cuarenta y cinco mil dólares!

Todas las máscaras en la mesa se vuelven hacia mí con asombro sorprendidas, la mayor reacción de todo ellos procedente a mi lado. Oigo su ingesta aguda de respiración y siento su ira sobrepasándome como un maremoto.

—¡Cuarenta y cinco mil dólares, a la adorable chica de rojo, a la una, a las dos...

—Ups.—tapo con mi cara la tableta, la cual tiene el número Cincuenta impreso en el dobladillo.

—¡Vendido!

Santa mierda.

¿Realmente acabo de hacer eso? Debe ser el alcohol. He bebido champagne, además de cuatro copas de cuatro vinos distintos. Doy un vistazo hacia Ruggero, quien está ocupado aplaudiendo.

Mierda, va a estar tan enojado y hemos estado llevándolo tan bien. Mi subconsciente finalmente ha decidido hacer una sorpresiva aparición y lleva en su rostro “El grito” de Edvard Munch.

Ruggero se inclina hacia mí, luciendo una gran sonrisa falsa por todo su rostro. Besa mi mejilla y luego se mueve más cerca para susurra en mi oído en una voz muy fría y controlada.

—Ese era tu dinero.—reclama.

—Sí, y ahora será para alguien que realmente lo necesite.

—No sé si rendirme a tus pies, o azotarte.

Oh. Yo sé lo que quiero ahora. Miro hacia él, parpadeando a través de mí máscara. Sólo desearía poder leer lo que hay en sus ojos.

—Creo... que tomaré la opción dos, por favor.—susurro frenéticamente mientras los aplausos mueren. Sus labios se abren mientras inhala bruscamente.

Oh, esa boca cincelada... la quiero sobre mí, ahora.

Sufro por él. Me da una radiante sonrisa sincera que me deja sin aliento.

—¿Estás adolorida, no? Tendremos que ver qué podemos hacer sobre eso.—murmura, mientras corre sus dedos a lo largo de mi mandíbula.

Su toque resuena profundo, profundo dentro donde ese dolor se ha generado y crecido. Quiero saltar sobre él aquí mismos justo ahora, pero nos sentamos de vuelta para ver la subasta del lote siguiente.

+++

Holaaa, ¿cómo les está yendo en las clases?
A mí muy mal shjsjsjsjsjs
Espero que les gusten los capítulos y déjenme en los comentarios si quieren un maratón, aunque sea cortito🙈.

Gracias por leer 💛🍃🤠.

CUMPLIENDO TUS REGLAS [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora