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Correo equivocado

Narra Odelia






Hoy es un nuevo comienzo para tanta espera, llevaba un mes trabajando en un negocio realmente grande, un súper mercado para ser exactos, soy la que limpia los pasillos y mantiene el orden todo el bendito tiempo, me agota limpiar todo, pero por lo general se mantiene limpio siempre, solo en la mañana es agotador.

Me dieron un uniforme de pantalón y blusa con el logo del sitio, así que era definitivamente parte de esto; trapeaba el suelo en una esquina, por la zona de las heladeras que guardan vinos y bebidas alcohólicas, tengo la costumbre de mirar el suelo, y levantar la cabeza cuando es necesario.





Chico– Permiso.– De mala manera.

Odelia– Oh, lo siento.





Me hice un paso atrás, él abrió la heladera y sacó uno de los vinos más caros, esa misma marca estaba en los estantes donde no había frío, dicen que es mejor tomarlo natural, o eso dijo mi padrastro una vez.






Chico– ¿Qué tanto miras?– Olvidé que lo quedé mirando.

Odelia– Yo... Lo siento, es que espero a que termine con lo suyo para continuar.

Chico– Chasqueó la lengua– Lo que me faltaba.– Murmuró.







El muchacho se iba y recordé quién era, bueno, cuando se dio la vuelta, era el mismo que me topé, el mal educado de lindo trasero, esta vez sí vi su rostro, y no crean que lo reconocí por su retaguardia, su voz de superioridad también resonó en mis adentros.

Llevaba un pantalón gris oscuro, una camiseta blanca y un saco de lana desabrochado, en un gris más claro; era como un abogado o un modelo, no sabría con exactitud a qué se dedicaba con solo verlo, pero a pesar de ser desabrido conmigo, me parecía un hombre atractivo, desde los catorce años que no miraba a nadie con anhelo, o atracción.

Nunca tuve novio, la experiencia sexual claro que sí, pero pareja es un asunto inconcluso, uno que no me interesa tener, no después de tanta malaria que sufrí.

Al terminar mi jornada no pude quitar de mi cabeza a ese muchacho, ¿Por qué me llama poderosamente la atención? Siendo que lo vi dos veces, y en ninguna de esas ocasiones me trató con el debido respeto.

La anciana me calentó agua y la recibí con gusto, en mi cuarto vertí el líquido en la sopa instantánea, con eso me vengo alimentando los últimos treinta y tres días, es económico y rico, de vez en cuando me compró una pizza para cambiar el menú; dos horas después ya estaba en la cama lista para cerrar los ojos y descansar.






...





Desperté por el golpeteo en la puerta, es mi día libre. No hoy por favor, me levanté con pesadez, sin ganas hasta que abrí la puerta.




Carolina– Buenos días, hay un hombre en el portón, dijo ser del correo.

Odelia– Buenos días.- Adormilada, recordé y di un respingo– Oh, sí, ya bajo.

Carolina– Le avisaré.

Odelia– Gracias.– Me puse una bata de dormir, las pantuflas y bajé.







El cuarto donde vivo queda en un segundo piso, con balcón al patio de la casa, abajo hay otro en alquiler, y al fondo, la casa de la señora y su hija Carolina, hay plantas por doquier, es un agradable lugar, no me quejo.

Correo Equivocado ✉❌ (Park Ji-min)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora