Correo Equivocado ✉❌ (Park Ji-min)

•25•

No te preocupes

Narra Jimin

En la mañana siguiente, más cercano al medio día, nos levantamos para desayunar. Del garaje, después de llorar por la revisión del celular asqueroso, hallé una televisión vieja que para mi asombro, andaba; la conecté a una antena y al menos tenemos algo para entretenernos. 

Odelia– Aquí está tu chocolate caliente, ya que no quieres café.

Jimin– ¿Y tú qué tomarás?

Odelia– Cereales con leche, me gusta, en casa no podía comerlos, mi padrastro me los tiraba a la basura.– Dijo sin ponerse triste, más bien como algo gracioso.

Jimin– Tan mierda en todo sentido.– Reí. 

Odelia– No importa, ¿Me pasas esa libreta?

Jimin– Sí, claro.

Le alcancé lo pedido, y mientras tiernamente metía cucharas de cereal con leche cargadas a su boca, y al mismo tiempo escribía en la libreta, yo dejé de observarla para beber mi humeante bebida.

Cambié de canales, nada interesante qué ver, tengo que contratar una empresa de cable, opté por dejar en el noticiero, el sonido del aparato no era muy bueno, así que el volumen era tan mediocre como su vista.

Al terminar mi chocolate, recogí mi taza y el recipiente donde tomó su desayuno para lavarlos, ella seguía concentrada en la libreta, al parecer escribiendo una historia, o es lo que imaginé.

Mi mente retumbó al escuchar la noticia, una mujer desesperada busca a su novio, era esa tal Andrea, hablando a un periodista, la foto de Thomas entre sus manos, ¿Apenas ayer lo maté y ya hizo aparición en TV? Es una maldita idiota.

Caminé embobado a la televisión, sin apartar la vista de la misma, y percibí que Odelia miraría, por lo que reaccioné empujando al suelo el objeto.

Odelia– ¡Ah!- Pegó un grito de susto por el estruendo.

Jimin– Compraremos una tele.– Ido.

Odelia– ¿Porqué la rompiste?– Temerosa.

Jimin– Por nada, esta tarde compraremos una más grande y nueva.

Odelia– ¿Es por que era de tu abuelo?

Jimin– Sí.– Mentí– Fue mala idea traerla. 

Odelia– No te preocupes, te ayudo a llevarla a donde estaba.

Jimin– No, lo haré yo.– Alcé el aparato y los pedazos– Vendré a limpiar los vidrios, no bajes de la silla que estás descalza.

Odelia– Está bien, amor.

Bajé al sótano para archivar la pobre televisión que no tenía culpa alguna por la noticia que transmitió. No me repuse de todo lo que sé, que ella pasó, y fue anoche que terminé con ese tipo, ¿Cómo es que la mujer llegó hasta ahí? Se necesitan unas veinticuatro horas para reportar a una persona desaparecida, y Thomas lleva medio día, o un par de horas.

Volví a la cocina y no estaba allí, ni su libreta, silenciosamente subí al cuarto, y por la puerta divisé una tierna y poco graciosa imagen.

Odelia frente al espejo tocando su barriga, se miraba y sonreía alegre.